COVID-19
¿Puedo hacer ejercicio como antes si he sido paciente de covid-19?
Hacer o no deporte tras haber superado la covid-19 es una pregunta que probablemente se haya planteado aquel que haya sufrido la infección.
En primer lugar, dependerá de las secuelas que haya dejado la enfermedad. Lo correcto es revisar y comprobar cómo nos encontramos, cuál es el nivel de partida.
Mientras que hay personas que enfermaron, se han curado y no tiene secuela alguna, otras sí las sufren. Algunas de ellas derivan directamente de la infección. Otras, sin embargo, vienen dadas por el largo tiempo de encamamiento. Los estudios estiman que el 80% de los pacientes desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo. Hasta el momento, los cinco síntomas más comunes son la fatiga (58%), el dolor de cabeza (44%), el trastorno de atención (27%), la caída del cabello (25%) y disnea (24%).
Desde el punto de vista médico y del especialista en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, tenemos que pensar que este virus, el SARS-CoV-2, entra por vía respiratoria y produce una inflamación generalizada. Con ello, provoca dificultad en la oxigenación. Junto a la preocupación por el estado de salud, el aspecto psicológico representa las segunda de las claves de estos síntomas a largo plazo. Ahora bien, no debemos olvidar que tenemos el medicamento ideal para contribuir a su mejoría: la actividad física.
¿Qué beneficios aporta la actividad física en este contexto?
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La actividad física contribuye a disminuir la inflamación mediante las mioquinas secretadas por el músculo. Ojo, no con ejercicio intenso, sino moderado.
Además, mejorará la capacidad respiratoria (ventilación, difusión, transporte y perfusión de los gases), cardiovascular y neuromuscular. También contribuirá a acelerar el metabolismo y reforzará la capacidad de atención, concentración y nuestra psicología, afianzando la confianza en nosotros mismos.
Retomando la pregunta que nos trae hasta aquí: ¿podremos volver a hacer ejercicio como antes tras superar la Covid-19? Por supuesto que sí. Incluso me atrevo a decir que mejor. Al fin y al cabo, si tiene curiosidad, mejorará racionalmente su conocimiento sobre la forma de hacerlo. Con ello, también sus niveles de capacidad, si así lo necesita y lo quiere.
Si hemos estado largo tiempo encamados, es muy probable que los médicos nos prescriban trabajo con los rehabilitadores y fisioterapeutas. Al menos hasta recobrar unos niveles básicos de fuerza, coordinación y respiración. A partir de este momento, le dejarán autonomía y le recetarán “actividad física”.
¿Qué secuencia física debemos seguir?
Tras superar la infección, lo habitual es que el profesional sanitario proporcione un informe aconsejando qué tipo de actividad hacer. Pero sobre todo, qué es lo que NO se recomienda, ya que podría agravar las condiciones de salud. Todo ello, acompañado de la medicación adecuada.
Es conveniente que con ese informe nos dirijamos a un técnico en Ciencias de la actividad física y el deporte para que nos haga un plan personalizado. Mi primer consejo como médico y técnico en Ciencias de la actividad física y el deporte: no haga actividad física en solitario. Por lo menos hasta que no hayan desaparecido todas las secuelas. Aun así, lleve consigo un teléfono, por si tuviera que comunicar rápidamente cualquier incidencia.
No es necesario que haga la actividad física alrededor del hospital, como hacen muchos pacientes tras un infarto de miocardio, por el miedo a lo que pueda ocurrir. Eso sí, debe ser precavido. Una vez conocido el informe médico, con lo que ya tenemos chequeados los factores de riesgo, el experto hará una evaluación inicial sobre la posible actividad física. Por ejemplo, cuál es la más indicada en su caso concreto.
Para ello, es importante conocer algunos datos. ¿Qué actividad física y a qué nivel la practicaba esa persona antes de la enfermedad? ¿Cuáles son sus preferencias deportivas? ¿De qué materiales o instalaciones dispone? ¿Qué tiempo puede dedicarle? A continuación, decidirá las pruebas de resistencia, fuerza, flexibilidad y coordinación a administrar. De esta forma, le será posible conocer su estado actual de condición física y habilidad.
Una vez tomada conciencia de su estado actual, el técnico deportivo realizará una planificación de trabajo progresivo para ir mejorando las diferentes capacidades hasta el nivel que ambos determinen. Para la persona que (re)entrena, es fundamental tomar conciencia de su propio cuerpo, de sus sensaciones, que deben ser buenas.
Importante: nunca debemos realizar este tipo de trabajo físico con fiebre. Esta, como sabemos, consiste en un aumento de temperatura a consecuencia de la lucha del organismo contra un daño. El ejercicio físico también aumenta la temperatura con riesgo de producir un daño importante y es un indicador de que algo no funciona.
Si no se encuentra bien, no se debe forzar la situación. Lo ideal es descansar y chequear qué pasa. No se debe realizar actividad física con dolor o malestar. Busquemos el placer del ejercicio, las endorfinas que se secretan al practicarlo nos ayudarán a ello. Si se puede, se trabajará diariamente. En tres meses volverán a evaluarnos físicamente, mientras seguimos paralelamente con el seguimiento médico.
Por lo tanto, con prudencia y trabajo suave y progresivo, a largo plazo, seguramente volveremos a tener ese nivel físico deseado. Además, irán desapareciendo esos molestos síntomas que nos produjo la covid-19.
Recuerde, un estilo de vida sedentario aumenta la mortalidad de los pacientes hospitalizados con covid-19. Es muy posible que, si era una persona activa, esto le haya protegido. Estemos como estemos físicamente, evite perder capacidad y busque la mejora continua. Por lo tanto, ¡disfrute! Y protéjase con este buen medicamento: la actividad física.
Por: Vicente Martínez de Haro
Profesor Universitario, especializado en “Actividad Física, Educación y Salud”, Universidad Autónoma de Madrid
Artículo publicado originalmente en The Conversation