VACUNA DEL CORONAVIRUS
¿Se debe vacunar a los jóvenes primero? Esto dice la ciencia
Expertos han llamado la atención por la estrategia que varios gobiernos han adoptado; se cree que en algunos casos sería mejor inmunizar primero a los jóvenes y niños.
Mientras que 60 países de todo el mundo ya han inmunizado a 40 millones de personas con vacunas contra el coronavirus, se espera que en febrero se despliegue en Colombia la estrategia trazada por el Gobierno nacional, que priorizará a trabajadores de la salud, mayores de 60 años y personas con comorbilidades.
Pese al avance a nivel mundial en los planes de vacunación, desde hace meses hay un debate en torno a la idea de vacunar primero a jóvenes y niños. Hay varios estudios al respecto y las opiniones están divididas.
En primer lugar, el profesor Justin Hollander, de la Universidad Tufts, y la profesora Mor Harchol-Balter, de la Universidad Carnegie Mellon, diseccionaron esta semana los pros y contras de esa posibilidad.
En una reciente columna publicada por el Boston Globe, afirman que al vacunar primero a la población joven se “maximizaría la eficiencia y minimizaría la propagación de covid-19”.
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Los expertos analizan la situación en Estados Unidos, donde se han administrado 12,28 millones de vacunas a 10,60 millones de personas, lo que cubre el 3,2 % de la población, siendo el país que más ha avanzado en esta carrera.
Sin embargo, Hollander y Harchol-Balter señalan que varios estados no han sido capaces de implementar de manera adecuada la programación de vacunas planeada por el Gobierno y “muchos han administrado menos del 20 % de las vacunas en su poder”.
En ese sentido, indican que para este tipo de planeación se debe recurrir a la teoría de la cola, o el estudio de cómo programar la espera en las filas. “El primer paso es entender el objetivo. Cuando se trata de minimizar la espera promedio, los teóricos de la cola han demostrado que se debe programar a las personas en el orden más corto posible, es decir, favorecer a aquellos que pueden ser atendidos más rápidamente”.
“Esta es la razón por la que hay carriles exprés en los supermercados, y también es por eso que los centros de datos tratan de ejecutar trabajos cortos por delante de los largos”, dicen.
En ese sentido, aplicado a la vacunación masiva, dicen los especialistas que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de su país y la mayoría de los estados “han adoptado una política de programación antigua, que dice que las vacunas deben ser aplicadas en orden decreciente de edad”.
Como en Colombia y otros países, ese “esquema de priorización multietapa” comienza por la inmunización de profesionales de la salud y médicos residentes de centros de atención, luego pasa al grupo de edad de 75 o más años, y un siguiente grupo de mayores de 65.
“Viéndolo desde un punto de vista de la ética médica y la filosofía moral, (autoridades de salud) están desarrollando políticas bajo el supuesto de que las personas mayores son más susceptibles a la muerte y, por lo tanto, deben ser priorizadas”.
Pero los profesores universitarios, dos de los científicos más respetados en la materia, advierten que hay dos objeticos para la distribución de vacunas:
Maximizar la eficiencia y el rendimiento, poniendo la vacuna en tantas personas como sea posible lo más rápido posible, y minimizar la transmisión evitando que la covid-19 se propague aún más antes de que la vacuna pueda hacer su trabajo.
Bajo la perspectiva de esos dos objetivos, dicen, “las vacunas deben administrarse primero a la población elegible más joven, teniendo en cuenta que la vacuna de Moderna ha sido aprobada para personas de tan solo 18 años, mientras que la FDA autorizó la vacuna Pfizer para mayores de 16 años”.
“Desde el punto de vista de la eficiencia, es más fácil y rápido inocular a las personas más jóvenes. Ya están ubicados en una vasta red de 140.000 escuelas y colegios en todo el país, muchos de los cuales tienen a miles de estudiantes en un solo campus. Esto por sí solo aumenta en gran medida la eficiencia, ya que las personas no tienen que conducir a un centro de distribución de vacunación y esperar su turno en la calle”, explican.
Otro de los argumentos de los dos expertos es que se puede vacunar más rápido a los jóvenes y estos “no necesitan asientos y baños mientras esperan en la fila”, como sí sucede en el caso de la población de adultos mayores.
Por otro lado, el equipo del portal especializado The Conversation desarrolló un modelo matemático basado en la experiencia previa de inmunización por los brotes de SARS entre 2003 y 2004, y la pandemia de H1N1 de 2009.
“Descubrimos que si la vacunación comienza a aplicarse lo suficientemente temprano en el 2021, la estrategia de vacunar a personas mayores de 60 años evitará la mayoría de las muertes. Pero lo más sorprendente es que descubrimos que si la vacuna no está disponible hasta mediados del 2021 o más tarde se podrían prevenir más muertes vacunando primero a los grupos de edad más jóvenes”, señala el estudio publicado el mes pasado.