Estéreo Picnic 2023
¿Cuál ha sido el mejor headliner de la historia del FEP y por qué es The Chemical Brothers?
Inolvidable para las masas congregadas resultó el sábado gigante del FEP 2023, marcado de día por música del Pacífico, bullerengue y bolero y en la noche por la cumbia psicodélica, el hip hop de las Américas y un ataque electrónico insuperable. La edición actual, que ha vivido el regreso del barro, también deja lecciones sobre los retos que deja crecer tanto el evento.
Esto es un headliner.
The Chemical Brothers ya había pasado por el país y dejado quizá el mejor concierto de música electrónica hasta ese entonces en estas tierras. Colombia sabía lo que estos británicos y su equipo de producción eran capaces de hacer y los venía esperando con ansias desde esa primera vez, especialmente desde 2020, cuando su visita se vio truncada por aquel virus. Ese concierto no fue y este tenía que ser, una bestia de experiencia actualizada con tonos algo más oscuros, cargado con sonidos que entremezclaron el pasado, el presente y el futuro de la experiencia artística y aventura sónica de dos (pero de tantos más encargados de luces, de visuales impresionantes, del sonido que se toma el espacio/tiempo) llamada The Chemical Brothers.
Enfrentados a una expectativa total en un festival que venía de cerrar el escenario principal la noche anterior con un espectáculo anticlimático de Drake, los conformados en Mánchester hicieron lo que se esperaba con su big beat siempre vigente: superarse con creces en el máximo escenario posible, dejando a su público asombrado, enfiestado, esperando más y avasallado a la vez. Después de años, el concierto de Gorillaz en 2018, en su anterior hogar, el Parque 222, ha sido destronado. ¡Viva el rey!
Y si declaro esto es porque se trató de una ocupación espacial absoluta, del cielo encapotado y frío hasta la tierra que vibro con tanto baile, todo fue luces, visuales y la música inmensa y mezclas penetrando por todos los sentidos a los asistentes. Dice Ed Simons en su cuenta de twitter que fue increíble, que volverán. Ojalá lo hagan.
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Soltando el conjuro! @ChemBros just blew Colombia's mind in #FEP2023 pic.twitter.com/SR0lP24NSI
— Alejandro Pérez'E (@tatsunaka) March 26, 2023
Sábado enorme
En su tercer día, después de congregar a 33 mil almas el jueves y 50 mil el viernes (dicen algunos que la noche la rescató Fred Again, otros exaltan a las tremendas voces femeninas de Tove Lo, Rosalía, Aurora, Ana María Vahos, Mabiland y Nidia Góngora), llegó el sábado gigante que congregó 45 mil almas, con colores sonoros del Pacifico, cumbieros, raperos y con electrónica de impresionante despliegue.
En Briceño 18, su casa, que por las distancias y por las condiciones del terreno cuando llueve (o hay llovizna) desbloquea un nivel de exigencia retador, el festival coronó su hito máximo a la fecha, pero fue mucho más que solo ese enorme momento. Lo de Wu-Tang fue impresionante en sus ráfagas alternadas entre sus MC, con distintos matices de sus pistas. Trueno dejó muy alta la vara. Quienes vieron a Bizarrap se encontraron con un poder que quizás no se imaginaron...
Pero volviendo al principio, vale resaltar que el Pacífico genuino trajo sus tambores y sus marimbas y sus voces poderosas, canalizadas por la agrupación Semblanzas del Río Guapi (”Estamos contentos porque el publico respondió, nos dijeron, “Super animados, se bailaron todas las canciones”); la gente que presenció, respondió, porque es muy difícil no hacerlo ante esta genuina y especial descarga sonora.
También hubo espacio para el neo Bullerengue bogotano del trío La Perla, que batalló con sus monitores pero igual dejó una fantástica muestra de su talento y de la tromba sonora y lírica que logran ser (poniendo el ojo en temas relevantes con ingenio, sensibilidad, irreverencia y algo de humor y desafío a lo establecido). Ambas agrupaciones se presentaron con vestuario maravilloso, cada uno con su matiz.
Luego vino la esperada ráfaga de canciones que inevitablemente retumban en el adn de los colombianos cuando suenan en la voz del soledeño Alci Acosta (acompañado por su hijo Checo, por un maestro de ceremonias, por bailarines y de un show visual memorable a su especial manera, así como por Catalina García, a quien se le vio echar ojo de la letra de “traicionera” en un papelito). Fueron cantadas por muchos,
En el escenario principal vino entonces, de Francia, el electro funk pop de L’Impératrice, con una mezcla de varios sonidos que evoca muchos colores de la música francesa, de tonalidades de La Femme, de Modjo, y también de la música discotequera de sintetizadores francesa, con la que cerraron un gran concierto. Liderados por su carismática cantante, regaron alegría, onda y fiesta.
De lejos presencié entonces lo que ofrecieron el argentino Trueno y su potentísima banda acompañante. Y fue bastante cautivante en cómo presentó los distintos matices de su propuesta, de rap rock, de rap puro y duro, de reggaetón de freestyle. Más de lo que esperaba. Y eso es lo chévere de ponerse en el festival, más allá de los gustos personales, sonidos llegan y dejan impresiones.
En el escenario Flaming Hot fui a ver lo que más pudiera del Frente Cumbiero, uno de los actos que superó expectativas con este show. La agrupación aprovechó la magnitud de las pantallas y de ese sonido e hizo de esa carpa su laboratorio masivo de sabrosura psicodélica. Nunca antes los sentí tan abrazadores, con los poderes desatados a este nivel. Así, los forjados en Teusaquillo, Bogotá, dejaron en claro por qué lideran la onda renacentista de la cumbia en el país y por qué inspiran a tantos músicos de la escena actual. Todos son músicos bestiales, ellos, los que invitan, pero siempre deja la boca abierta lo que logra un pulpo como Pedro Ojeda desde la percusión.
Y vino Wu-Tang Clan, quienes a pesar de no contar con Method Man entre sus filas en esta ocasión, la rompió con total contundencia. Desde “Brink da Ruckus” hasta “Reunited”, “Triumph” (¡qué poder, desde ese primer verso eterno de Inspectah Deck!), pasando por “C.R.E.A.M” y muchas más de sus repertorios y del repertorio del fallecido Old Dirty Bastard, los congregados por el enorme RZA trajeron sus versos viperinos, ágiles y callejeros. Con la W al aire, su gente quedó feliz, conquistando incluso a algunos de los que rezongaban por sus ausencias.
Briceño 18: trituradora de pies y piernas, impulsor de espíritus
Llegando a la 1:30 de la tarde, saliendo a las 2 de la mañana, volviendo a casa a las 4:30 de la mañana, se contaron más de 20 kilómetros caminados solo dentro de ese terreno vasto de Briceño 18. Pero claro, a lo vasto se suma el tema del barro, que obliga a la audiencia a ser muy estratégica en sus desplazamientos (especialmente la audiencia que supera los 40 años). El motor para sobrellevar semejante exigencia física es la música, que en este evento generalmente o cumple expectativas o las supera. En el fondo, uno sabe por qué se somete a esto (aunque es notable la cantidad de gente que vive a flor de piel las activaciones de marca y les dedica horas de fila).
Hay que decirlo, es más amplio que nunca el festival, utilizando cada rincón posible del campo de golf, con más escenarios y actividades que nunca. Y navegar ese terreno de subidas, bajadas, de pasto y de barros movedizos es un reto tremendo; ya sea para una presencia de 50 kilos o de 120, porque tritura piernas y exige seria forma física (o como mínimo calentar en serio, ¡como se debe!).
Vale también anotar lo obvio: cuando el tiempo seco prevalece, no puede ser un mejor lugar y lo hace un festival que países como Chile, Argentina y Brasil admiran y quisieran poder montar así. Porque los que acogen allá suelen estar marcados por el pavimento. Esa es la ecuación y se hace necesario aceptarla de una buena vez, porque el picnic y el barro son tan factibles como el picnic sin barro. No hay mucho que se pueda hacer excepto aceptarlo y prepararse lo mejor posible.
¿Odia Drake a Latinoamérica? Y la empatía embolatada hacia Kali Uchis
Un festival, océano de pasiones de muchos grupos distintos de seguidores, es por eso mismo una cuna de situaciones emocionalmente complejas y contradictorias. Mientras un artista viene al continente a retar al público y dejarlo desinflado, (solo para cancelar su última presentación en Brasil para irse de fiesta con 50 Cent), otra artista como Kali Uchis expresa que por causa de un “duelo que vive” no se siente en condiciones de presentarse en el festival. Por esa razón, recibió desde plegarias hasta ataques, cuestionamientos e insultos.
Para un seguidor que quiere ver a su artista favorita y compra una boleta costosa impulsada por su nombre y su aparición, se entiende la enorme decepción. La cuestión es procesarlo de forma violenta y agresiva. La cuestión es recordar que no por ser artistas dejan de ser seres humanos vulnerables. Y si no se considera que la salud mental es cuestión de vida o muerte, se debe empezar a hacerlo. Cuando Taylor Hawkins murió, nadie insultó a los Foo Fighters ni maldijo al músico. Que esa empatía juegue antes de un escenario del cual ya no hay retorno.
¿Qué responsabilidad recae en la artista? Es un terreno de fe y credibilidad, en el que el Habeas Corpus debe primar, en el que se debe creer hasta que se pruebe lo contrario. Y precisamente es muy diciente que la credibilidad de todos sufre por la credibilidad cuestionable del que más seguidores suma en Instagram. Todos son su universo separado. Se hace necesario entender esto también. Uchis cambió de parecer y tocará este domingo de cierre. Pidió empatía. Y mi impresión y deseo es que la reciba de sobra en el cierre del domingo...
Notas de festival masivo
*Sobre la seguridad, avisados los asistentes por lo que ha sucedido en medio de tanta masa congregada, el público tiene la responsabilidad de ser más cuidadoso y trata de estarlo. Esto, claro está, le quita paz. Triste pero cierto, hay que estar más “pilas”.
*La salida comienza a rememorar tiempos de FEPS pasados en los que la Autopista Norte colapsaba de ambos lados. El tamaño del evento alcanzó ya ese nivel.
*La sala de prensa es mucho más seria que la que se planteaba en el pasado. El internet aún es un pendiente. Bien por ese avance.
*Llegar, salir. Labor de aguante. Ármense de paciencia, adelántense a las hordas o déjenlas pasar.
*De días pasados: la demora de Blondie (por cuenta del trancón bogotano) no anunciada por el festival es un poco inexplicable, considerando que la hora es para muchos asistentes la base para mantener sus recorridos en pie; y, si hay imprevistos, deben poder elegir con información actualizada sobre lo que sucede. Y bueno, el internet que podría diseminar estas informaciones, en el terreno es para prensa y para la mayoría de asistentes (cuya señal se desvanece) todavía una quimera.