Arte
UTadeo entrega a Bogotá obra de arte contemporáneo del venezolano Carlos Cruz-Diez
“El anillo de inducción cromática”, valorado en 600 mil dólares, será instalado en la plazoleta principal de la institución. SEMANA conversó con el hijo del artista, Carlos Cruz Delgado, y con Felipe César Londoño, decano de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad.
La universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá se prepara para inaugurar este jueves 31 de marzo la obra El anillo de inducción cromática, donada por el fallecido artista venezolano Carlos Cruz-Diez y que se ubicará en la plazoleta principal de la institución. Valorada en 600 mil dólares, la Universidad espera que esta se convierta en punto estratégico de la ciudad, como lo afirmó Felipe César Londoño, decano de la Facultad de Artes y Diseño.
“Este artista busca la democratización del arte en los espacios públicos, que las personas la disfruten y todos las puedan ver. El espíritu es que la obra pudiera ubicarse en este espacio especial de la universidad, pero también del centro de la ciudad, rodeado por edificios emblemáticos”, aseguró Londoño.
Según Londoño, el artista fue uno de los pioneros del cinetismo y del arte óptico. Además, afirmó que Cruz-Diez buscó darle un giro a la concepción del arte no como un monumento, sino como un acto de participación colectiva, implicando a la vida ciudadana y los espacios cotidianos, de donde se adquiere una nueva sensibilidad.
Carlos Cruz Delgado, hijo del maestro Carlos Cruz-Diez, dijo en un diálogo con SEMANA que la historia de esta obra tuvo su inicio en 1993. En ese año el artista se encontraba en Bogotá participando en el estand de la Galería GraphicArt de Magdalena Arria, durante la primera edición de la Feria de Arte Latinoamericano en donde conoció al entonces rector Evaristo Obregón, con quien hizo buena amistad y lo invitó a visitar la universidad.
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“En 2013, regresó a Bogotá para la apertura de la muestra Cruz-Diez: Circunstancia y Ambigüedad del color en la Galería La Cometa. En esa ocasión, retoma el contacto con el doctor Obregón y desde luego con la Tadeo que en esos momentos adelantaba un plan de ampliaciones de los espacios de la institución, lo que incluía la construcción de una plazoleta”, afirmó.
La conclusión de este proyecto fue posible gracias al actual rector Carlos Sánchez Gaitán y del Consejo Directivo de la institución. En palabras de Cruz Delgado, la universidad brindó la posibilidad para la culminación de la obra que, desde la fundación del artista, esperan que se convierta en una referencia del arte contemporáneo en Bogotá.
Las características de la obra
El anillo de inducción cromática tiene forma circular y está integrado a nivel de la superficie. Posee 20 metros de diámetro y 3 metros de ancho.
En palabras del hijo del artista, en esta obra, distintas gamas cromáticas aparecen y desaparecen continuamente dependiendo de la dirección e intensidad de la fuente luminosa, así como de la trayectoria, el ángulo y la distancia de las personas al recorrer la plaza.
“Los colores que van surgiendo del piso son virtuales, pero son tan reales como los pigmentos aplicados en las 408.000 piezas de cerámica especialmente elaboradas en la fábrica francesa Emaux de Briare, fundada en 1849″, aseguró.
¿Quién fue Carlos Cruz-Diez?
El artista franco-venezolano Carlos Cruz-Diez nació en Caracas en 1923 y falleció en París en 2019. De hecho, residió y laboró en la capital francesa desde 1960. Es considerado como el pionero y protagonista del arte cinético y óptico.
Según lo expone su fundación, el arte visual del artista explora la percepción del color como una realidad autónoma que evoluciona en el espacio y el tiempo. Sus obras se encuentran en prestigiosas colecciones permanentes de instituciones como el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, Tate Modern de Londres y Museo de Arte Moderno de París.
Como lo afirma su hijo, Cruz-Diez se describía a sí mismo como un artista que practicaba la disciplina del investigador:
“En mis obras, decía, nada está hecho al azar, todo esta previsto programado y codificado. La libertad y lo afectivo solo cuentan a la hora de elegir y combinar los colores, tarea a la que impongo una única restricción: ser eficaz en lo que quiero decir. Es una integración de lo racional y lo afectivo. Yo no me inspiro: reflexiono”, citó.