Reseña
“Promising Young Woman”: con un toque de humor, la Casandra moderna lanza una dura crítica a la sociedad
La película –que por momentos parece una comedia romántica mientras en otros se oscurece y se convierte en una de terror– cuenta la historia de una antigua estudiante de medicina que buscar vengar a su mejor amiga. En la ceremonia de los Óscar se llevó el galardón a Mejor Guion Original.
Emerald Fennell tenía una imagen en la cabeza: una mujer de unos 30 años está acostada en una cama, completamente borracha. Un hombre, más o menos de la misma edad, con pinta de ejecutivo, comienza a besarla y a desabotonarle la camisa mientras le dice al oído: “No te preocupes, estás bien. Estás en un lugar seguro”. Ella, con la cabeza pesándole toneladas por la cantidad de alcohol ingerido, solo atina a preguntarle una y otra vez: “¿Qué estás haciendo?”.
Justo cuando el hombre le está quitando la ropa interior, ella se sienta erguida, lo mira a los ojos y vuelve a hacerle la misma pregunta, esta vez con voz empoderada: “¿Qué estás haciendo?”. El hombre la mira atónito. Se da cuenta de que la mujer está completamente sobria y que ahora es ella la que domina la situación.
A partir de esa imagen, Fennell construyó la historia que cuenta en la galardonada película Promising Young Woman. ¿Qué llevaría a una mujer a ir sola a un bar, pretender que está completamente borracha, esperar a que un hombre se le acerque, comience a seducirla y a aprovecharse de ella para luego mostrarle que está sobria, y repetir la escena todas las semanas?
La directora y guionista encontró una posible respuesta haciendo de su protagonista una testigo de cómo una violación destruye la vida de una persona. Su mejor amiga, Nina, había sido violada por un compañero de la universidad en una fiesta. Al día siguiente, se despierta sin acordarse bien qué pasó, pero se lo puede imaginar, su cuerpo está lleno de morados.
Cuando arranca la película, Cassandra –interpretada por la actriz británica Carey Mulligan– quiere venganza. Al principio su blanco parecieran ser los hombres o quizá la sociedad en general. Todas las semanas sale a confirmar que los hombres que se aprovechan de una mujer que no está en sus cinco sentidos no creen estar haciendo nada malo, y que la sociedad acepta que suceda una y otra y otra vez.
Y ella se va llenando de rabia, y esa rabia, sumada a la certeza de que está denunciado un abuso que la sociedad parece no ver, le aseguran que el camino de la venganza es correcto, y que todo vale. Y por momentos el espectador apoya su causa.
Con esa descripción, la película pareciera ser casi de terror. Y lo es. Pero también es un thriller, una crítica social, una comedia y una historia romántica con un final emocionante y difícil de predecir.
La narración da vueltas. Cassandra, como el espectador, se mueve entre el perdón y el deseo de venganza, y la trama lleva a ambos a enamorarse de un personaje y poco tiempo después a desencantarse casi por completo porque hace años cometió un error que parece imperdonable. U ocurre lo contrario. Toda la película se dio a quien violó a Nina, y cuando por fin aparece en escena el sentimiento que despierta no es odio.
A lo largo de la película, Cassandra –como la sacerdotisa de la mitología griega a quien Apolo concedió el don de la profecía– hace visible lo invisible. Evidencia las falacias en las argumentaciones de las personas, los hace ver los errores cometidos y muestra cómo, cuando la sociedad acepta lo inaceptable, los límites entre lo que está bien y lo que está mal se vuelven difusos, difíciles de distinguir aunque en principio la respuesta pareciera evidente.
En una entrevista con la revista norteamericana Variety, Fennell describió la película como un dulce difícil de tragar. Es divertida y emocionante, pero también es una crítica mordaz a la sociedad. Según Fennell su intención es emitir juicios morales. Pero la especie de tragicomedia griega que creó da pie para iniciar importantes conversaciones.