En Bogotá, la Alianza Francesa tiene varias sedes, pero también hace presencia en otras diez ciudades colombianas. | Foto: Esteban vega la-rotta-semana

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Alianza Francesa en Colombia: 75 años de intercambio, cultura y vanguardia

Motor y protagonista de la cultura en diferentes ciudades, la institución celebra su aniversario en Colombia este 3 de julio. Más allá de un pasado y un presente destacables, proyecta su futuro al inaugurar el primer museo virtual del país.

30 de junio de 2019

La Alianza Fran-cesa de Colombia (AF) cumple 75 años de fundada, y planea una fiesta a su estilo. Después de todo, se trata del centro de enseñanza de francés más importante del país y de una institución que, con el paso de los años, se ha consolidado como un importante agente de intercambio cultural entre Colombia y el país galo. Sus actividades nutren la agenda cultural nacional y son referentes de la escena de varias ciudades. Ahora, con su nueva apuesta, el primer museo virtual en Colombia, hará honor a los tres cuartos de siglo de este intercambio vanguardista.

Pasado

La historia empieza mucho antes de aterrizar en América del Sur. El 21 de julio de 1883, en el 215 boulevard Saint-Germain de París, se reunieron los intelectuales, los científicos y los humanistas franceses –entre ellos, el bacteriólogo Louis Pasteur y el escritor Jules Verne– que conformaban el Cercle Saint-Simon. Allí, este grupo decidió formar una “asociación sin fines de lucro que contribuyera al desarrollo y difusión de la lengua, la cultura y el pensamiento francés”. De esa decisión nació el que hoy es el conjunto de entidades culturales más extenso del mundo: la Alianza Francesa.

El Año Colombia-Francia 2017, un evento de intercambio en el que la Alianza Francesa jugó un rol central, probó que las relaciones diplomáticas y culturales entre ambas naciones siempre han sido estrechas, desde 1856, con el ‘Tratado de paz, de comercio y de convenciones consulares entre la Nueva Granada y su majestad, el rey de los franceses’, que firmaron el barón Celian Goury du Roslan y Lino de Pombo en Bogotá, el 15 de mayo de 1856.

Lo que hoy se conoce como la Alianza Francesa llegó a Colombia con la creación de la Alianza Colombo-Francesa en 1944, cuando el entonces Ministerio de Gobierno (actual Ministerio del Interior) expidió su personería jurídica. Su objetivo principal era –y sigue siendo– la difusión de la lengua y la cultura francesas en Colombia. Con los años, se fueron fundando diferentes centros en todo el país hasta llegar a los 11 actuales: Armenia, Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Manizales, Medellín, Pereira, Popayán y Santa Marta. Contrario a lo que se podría pensar, no se trata de una red jerárquica, sino de operaciones que se gestionan localmente y financian sus propias actividades.

Marie Grangeon-Mazat, directora de la AF Bogotá, destaca que este aniversario 75 se celebrará con la apertura de un museo digital, que desde septiembre ofrecerá su programación.

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De los casi mil centros en el ámbito mundial, Bogotá cuenta con el sexto lugar en número de estudiantes (cerca de 7.000) y Colombia, con un total de más de 20.000, se acerca a países como México, Brasil y la India.

Presente

La propuesta pedagógica y cultural que plantea es tan robusta que, actualmente, la red de Alianzas Francesas suma 835 centros en el mundo y, en sus cursos, a cerca de medio millón de estudiantes. Por eso, su labor ha sido reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y las Humanidades, que le fue otorgado en 2005 junto con otras instancias culturales europeas del peso del Instituto Goethe, el Instituto Cervantes, el Instituto Camões, la Sociedad Dante Alighieri y el Consejo Británico.

Para explicar por qué este proyecto ha tenido una acogida tan notable, la directora general de la AF de Bogotá y delegada general de todas las que están presentes en el país, Marie Grangeon-Mazat, le dijo a SEMANA: “Con Colombia hay una relación privilegiada y un pasado compartido, que nos remite a la Ilustración y a los pensadores de la Revolución francesa, y a todas las formas en las que sigue viva hoy en día. Grangeon-Mazat destaca, además, que las nuevas generaciones tienen puntos de interés novedosos; que una gran cantidad de colombianos quiere estudiar en Francia –es el tercer destino después de Estados Unidos y España–, y que cada vez más franceses desean venir a Colombia. “Es un amor que se mantiene vivo y que, desde hace generaciones, hace que nos queramos descubrir los unos a los otros mutuamente”, concluye.

Los números respaldan sus afirmaciones. Colombia constituye uno de los enclaves más importantes en el mundo. De los casi mil centros en el ámbito mundial, Bogotá cuenta con el sexto lugar en número de estudiantes (cerca de 7.000) y Colombia, con un total de más de 20.000, se acerca a países como México, Brasil y la India, de población considerablemente mayor.

Paralelamente a su función pedagógica, y siguiendo la consigna de propagar la cultura francófona, la AF también ha incluido un componente cultural a lo largo de su historia que la dota de una personalidad. No en vano, en cada una de las ciudades de la red colombiana ofrece una diversa programación cultural dinámica. Para la muestra están los ciclos de charlas y de películas que realiza en sus diferentes sedes, así como los espacios de exposición que ha abierto para las artes plásticas y digitales de artistas emergentes.

Así mismo, la AF en Colombia es un espacio que invita y congrega a artistas, locales y de países francófonos, en eventos sobre distintas disciplinas. En estos suelen darse a conocer primero en una sede, luego en las otras en el país, para así entrar en un circuito internacional. Además, la institución se ha encargado, junto con el Instituto Francés, de consolidar eventos culturales que abarcan varias ciudades del país, como el Nuits Sonores o la Fiesta de la Música.

El lenguaje es clave, pero la AF promueve el intercambio cultural también desde la música, la lectura, el cine y diversas expresiones como el grafiti.

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Futuro

Grangeon-Mazat explica que un enfoque esencial para proyectar a futuro los objetivos de la institución es la dimensión digital. Por eso resulta tan importante su proyecto faro: la creación del museo digital MicroFolie en la sede centro de Bogotá. Este se inaugurará el 3 de julio como acto central de la celebración de los 75 años de la AF en Colombia, y a partir de septiembre iniciará su programación para los bogotanos.

Una micro-folie o ‘microlocura’ es una especie de museo virtual que nació hace dos años en Francia, específicamente en el célebre parque de la Villette, en París, diseñado por el arquitecto suizo-estadounidense Bernard Tschumi. Esta modalidad de museo busca adecuar espacios locales con pantallas y entornos interactivos con el fin de aprovechar los cientos de fotos, videos y de contenidos interactivos de instituciones asociadas. Entre estas, el Centro Pompidou, el Museo de Louvre, el Museo d’Orsay y la Ópera Nacional de Francia. La MicroFolie en Bogotá sigue el lema de las demás: “Una plataforma cultural internacional adaptada a las necesidades locales”, y mantiene su intención de democratizar el acceso a la cultura, romper distancias entre las ciudades y acercar desde sus manifestaciones culturales.

El proyecto ha sido exitoso desde la práctica. Primero se abrieron diferentes micro-folies por todo Francia, en ciudades como Sevran, Lille, Denain, Avignon, Rangoun, Izmir, Les Mureaux. Y, rápidamente, el año pasado empezaron a inaugurarse filiales internacionales como las de Ankara, Bastia y Saint Raphaël. Para 2020, este ambicioso proyecto, financiado por el Ministerio de Cultura francés, espera haber abierto 1.000 de estos espacios.

Así, Bogotá será una de las primeras 50 en el mundo y la segunda en Latinoamérica, después de Lima. Allí, los visitantes tendrán acceso gratuito a un catálogo de casi 300 obras del patrimonio cultural mundial. Además, es un lugar interactivo en el que el público podrá utilizar las tabletas para conocer en detalle las obras que se proyectarán en la pantalla grande del auditorio.

La Alianza, sinónimo de francofonía y de cultura, no pierde de vista que si bien ha logrado mucho, desde su vanguardia tiene aún mucho por conseguir.