MEDELLÍN

"No siguieron los planos": diseñador de megabiblioteca que se desploma

Semana.com habló con Giancarlo Mazzanti, quien proyectó el Parque Biblioteca España de Medellín, un símbolo de la transformación de la capital antioqueña. La soñada obra se viene abajo.

31 de marzo de 2017
El arquitecto barranquillero Giancarlo Mazzanti diseñó la biblioteca hace doce años. | Foto: Daniel Rivera / SEMANA

El Parque Biblioteca España, que por muchos años ha sido el símbolo de la llamada transformación de Medellín, ha estado envuelto en una polémica debido a que la fachada tuvo un deterioro, lo que obligó a que tuvieran que intervenir su arquitectura. Hoy, de la biblioteca solo hay fierros, cemento y un telón negro. Ha estado cerrada por casi dos años y las obras no avanzan. El arquitecto barranquillero Giancarlo Mazzanti, quien la diseñó hace doce años, ha estado en medio de la polémica, pues algunos lo culpan y hasta desde la Alcaldía anunciaron hace unos meses que lo iban a demandar. Semana.com habló con él sobre el diseño de la biblioteca y los problemas posteriores.

Semana.com: ¿Cómo empezó su carrera?

G.M.: Tengo 25 años de experiencia en el diseño. Nosotros hemos estado dedicados a desarrollar arquitectura en las zonas de periferia, en las zonas con mayor deterioro, como ejemplo está la Biblioteca España, pero hemos trabajado en Cartagena, Santa Marta, puro trabajo con comunidades y tenemos una fundación que se dedica a hacer metodología de trabajo con las comunidades. El 90 por ciento del trabajo lo hemos hecho a través de una figura muy bonita que hay en Colombia y es el Concurso de Diseño Arquitectónico, que funciona con cinco jurados seleccionado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos. Es un concurso abierto para todos y anónimo. Uno entrega cinco planchas y una idea de proyecto, este jurado evalúa y escoge al ganador. Es un mecanismo que en Latinoamérica es ejemplo, los grandes edificios se han hecho con este concurso, y que ahora con la corrupción que hay es un ejemplo de transparencia, porque no escoge ningún político, ni hay intereses de por medio.

Semana.com: ¿Por concurso se ganó el diseño del Biblioteca?

G.M.: Sí, era un concurso internacional al que se presentaron más de 75 arquitectos del mundo. Yo entregué planos, dibujos y la idea final de cómo debería ser el edificio, todavía muy esquemático. Después comenzamos a trabajar con la comunidad, hicimos unos talleres para que la biblioteca fuera apropiada, que derivo en que se convirtiera en un símbolo. La gente del barrio cambió su manera de pensar con respecto a lo que percibían ellos. Eso es básicamente el ejercicio previo. La biblioteca hoy en día es un símbolo de arquitectura, el símbolo de una ciudad que cambió. Lo triste es ver ahora esa biblioteca desmantelada.

Semana.com: Pero tuvo problemas, ¿Qué tanta responsabilidad tiene usted en eso?

G.M.: Llevo siete años dedicado a revisar qué fue lo que sucedió. Es el único proyecto que ha tenido problemas. Aquí también hice Plaza Mayor y los coliseos de los Juegos Suramericanos, todos están perfectos. Ahora hay que aclarar qué es lo que hace un diseñador, que fue mi rol, qué lo que hace un constructor. Nosotros sólo nos encargamos de diseñar, y los actores de ese proceso son el cliente, el arquitecto diseñador, los ingenieros, un interventor de diseño y una curaduría que avala y autoriza los planos. Cuando tuvimos planos, se le entregaron a la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), y a la interventora que era Ingeniería Estructural, los dos lo aprobaron, después se pasaron a la curaduría, y avalaron. Después de todo eso apareció el proceso licitatorio para construcción. Ahí nosotros lo que hicimos fue supervisión arquitectónica, lo que en el mundo se llama dirección artística, nosotros no tenemos ningún valor en las decisiones de obra. 

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Semana.com: Pero ustedes estuvieron en el proceso…

G.M.: Sí, pero en un rol de supervisión, no tenemos ni decisiones ni potestad para tomar las decisiones, y eso es importante, porque las decisiones que se toman terminan afectando el diseño. En España existe el rol de director general de obra, que es el arquitecto diseñador, y así debería ser, nosotros deberíamos dirigir la obra. Aquí es solo supervisión, aconsejamos. La entidad contratante y el constructor son los que terminan haciendo todo. En este caso, el constructor fue Arquitectura y Concreto, ellos tomaban las decisiones. Así llegamos a un proyecto que se inaugura y se abre al público y  se vuelve símbolo de la ciudad y es capaz de transformar lo que la comunidad piensa de sí misma. Para mí este fue un edificio con el que aprendí que la arquitectura tiene una potencia social.

Semana.com: ¿Pero usted vio irregularidades en el proceso de construcción?

G.M.: Claro, durante la construcción nosotros mandamos unas diciendo que estaban haciendo cosas que no estaban en los planos, y hay una serie de constancias. Cuando aparece el problema de fracturación de las placas y empiezan a caer piedras, la Alcaldía de Medellín contrata a la Universidad Nacional, que es un órgano consultivo del Estado, para que evalúe qué había pasado. La Universidad hace un estudio de 452 páginas con unas recomendaciones sobre cómo poner la piedra, que son las mismas que nosotros habíamos entregado. Esto quiere decir que el proyecto es una caja concreto, la fachada —que es un elemento se superboard— y un enchape de madera, y eso tiene una estructura metálica, pero en el proceso de obras no siguieron los planos y cambiaron dimensiones, abrieron la trama y hasta unieron parales con alambres. Así las cosas, las placas se doblaron y la piedra se rompió.

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Semana.com: ¿Y eso hizo que se filtrara humedad en la fachada?

G.M.: No solamente, porque además en el detalle arquitectónico, la piedra estaba amarrada con un alambre, así como está en el Planetario, en la biblioteca de EPM, y en Plaza Mayor, que es una técnica que funciona muy bien, pero ellos no lo hicieron, ellos perforaron la piedra con un taladro, metieron un tornillo y pusieron un sello y por ahí hubo filtración. La Contraloría dijo que el constructor no siguió a cabalidad nuestros planos, lo que fue avalado por los interventores. La Universidad Nacional dice en su estudio que la piedra se comportó notablemente bien. Esa piedra está en mi especificación. Incluso recomiendan volver a poner el mismo tipo de piedra.

Semana.com: Hace unos meses en la Alcaldía dijeron que lo iban a demandar, ¿fue así?

G.M.: A mí no me han puesto una sola demanda por este proyecto. La alcaldía hizo un anuncio de que iba que a demandar, pero a mí no me han demandado. Porque si usted mira las pruebas técnicas, están diciendo claramente que no somos los responsables de ese deterioro. Todo el vencimiento ya caducó, todas las responsabilidades, esto se hizo hace doce años. Esto tiene responsabilidades hasta los 5 primeros años del proceso. Yo venía cada quince días a revisar la obra, y me parece que fue una obra con los tiempos normales, se inauguró antes de que la terminaran, porque el proyecto se siguió construyendo luego de que llegaron los reyes de España.

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Semana.com: ¿Ha vuelto a la Biblioteca?

G.M.: Hace dos años estoy viniendo con mis propios recursos a ver qué se está haciendo, pero las obras están paradas hace casi ocho meses. La comunidad está preocupada, porque alrededor de esto se movía el turismo y había una economía creciente. Lo más urgente es que terminen las obras, porque en el interior hay enchapes de madera que se pueden deteriorar por la humedad. Hay que terminar las obras cuanto antes.