MÚSICA
¿Quiénes llevaron a Dylan a ser lo que es?
Cuando el cantante y ahora Nobel de literatura dio su discurso en el MusiCares Person Of Year 2015 agradeció a los artistas que marcaron su carrera.
Per Wästberg describió a Bob Dylan como un “descortés y arrogante” por no responder a las llamadas de la Academia Sueca, que quería comunicarle que había sido elegido como el ganador del Nobel de Literatura. Dylan Recibió peores mensajes tras decidir no asistir a la ceremonia que se celebra en Estocolmo este 10 de diciembre.
No es la primera vez que Dylan recibe este tipo de comentarios. A lo largo de su carrera ha sido tildado de “pedante” por su extraña relación con el público; a veces no les habla, no toca las canciones favoritas, no los complace, no parece importarle si lo aplauden o lo abuchean.
Esta relación entre el artista y sus seguidores empezó en los años 60 cuando Dylan se convirtió en un referente del folk por éxitos como Blowin’ in the Wind, Maters of war o Talkin’ World War III blues. Para su siguiente álbum los discípulos puristas del folk esperaban más de lo mismo, pero Dylan los sorprendió en 1965. Incluyó en su música instrumentos eléctricos y letras religiosas, que le costaron numerosas críticas. Incluso, en una de sus presentaciones en ese año tuvo que abandonar el escenario por los abucheos del público.
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En varios conciertos los asistentes se dividían entre quienes lo aceptaban y los que no. Hubo personas que llegaron a llamarlo “Judas” en su gira de 1966. Como respuesta, el músico le ordenó a la banda que tocaran más fuerte canciones como Like a Rolling Stone. Muchos decían que actuaba como si estuviera en “un viaje de la muerte”.
La relación de Dylan con el público se ha basado en hacer lo que al él le plazca y no lo que los demás esperan de él. Es así, lo del Nobel no es un caso particular. Tampoco fue a recibir personalmente el Príncipe de Asturias de las Letras cuando lo ganó en 2007.
Sin embargo, cuando quiere, también puede mostrar su cara más amable. Puede dirigirse al público, ser gracioso, responder una entrevista, e incluso mostrar humildad y gratitud.
Así lo hizo en el MusiCares Person Of Year 2015, una ceremonia que dedicaba su edición por completo a él. Allí el estadounidense, de 75 años, personalmente dio un extenso discurso en el que habló de sus críticos, de los cantantes a los que no admira, pero también aprovechó la oportunidad para agradecer a aquellos que fueron fundamentales en su carrera.
“Sé que debo mencionar a John Hammond, gran cazatalentos de Columbia Records. Él me consiguió un contrato con ese sello cuando yo no era nadie. Puso toda su fe en ello, y se expuso a un gran ridículo, pero él era su propio dueño y tenía coraje. Por eso le estaré siempre agradecido”, dijo Dylan en su discurso cargado de humor, en el que cada tanto repetía “haré una canción que se llame ‘¡Oh Señor! espero que no me malinterpreten’".
También dijo que The Staple Singers fue uno de sus grupos favoritos de todos los tiempos: “Purvis Staples quiso grabar tres o cuatro de mis canciones y lo hizo con The Staples Singers. Ellos eran el tipo de artistas que yo quería que grabara mis temas”.
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Además, expresó su felicidad porque Nina Simone grabara algunas de sus letras. Para Dylan Simone fue una artista integral. El hecho de que ella lo reconociera le hacía sentir que tenía sentido lo que hacía. Y a Jimi Hendrix le debe que haya puesto atención a canciones que a nadie le interesaban y las convirtiera en clásicos.
A Johnny Cash lo recordó con cariño: “Grabó algunas de mis canciones cuando era todo pellejo y huesos. Viajó mucho, viajó duro, pero era uno de mis héroes. Solía escuchar varias de sus canciones cuando era adolescente. Me sabía mejor que las mías Big River y I Walk the Line. Escribí It’s Alright Ma (I’m Only Bleeding) con la canción How high’s the water, Mama? reverberando en mi cabeza. (…) Johnny Cash fue un gigante, el hombre de negro. Y siempre estimaré la amistad que mantuvimos hasta el día en que los días dejaron de existir”.
“¡Oh!, y cometería una negligencia si no nombro a Joan Baez. Ella era la reina de la música folk, entonces y ahora. Le cogió gusto a mis canciones y me llevó con ella a dar conciertos, donde había multitudes de miles de personas cautivadas con su belleza y su voz”, expresó Dylan.
En la ceremonia incluso hubo tiempo para algunas anécdotas. Recordó que cuando se presentaba con Baez la gente le decía a la cantante “¿Qué estás haciendo con ese vagabundo?”, y ella respondía “Más vale que te calles y escuches sus canciones”.
“Joan Baez es tan resuelta como se puede ser. Un amor. Aprendí un montón de cosas de ella. Una mujer de devastadora honestidad. Y por esa clase de amor y devoción nunca podré pagarle mi deuda”, aseguró.
Tendencias
A Jerry Lee lewis lo definió como un hijo del rock and roll, como un hombre auténtico y genuino que pudo haber sido una estrella mayor de no ser por Billy Lee Riley. “Ya sabéis lo que pasa cuando surge alguien como ése: No te queda ninguna posibilidad”, dijo Dylan sonriendo.
Billy era un cantante de un solo éxito, pero para el Nobel sólo algunas veces, muy de vez en cuando “una sensación de un solo éxito puede tener un impacto mucho más poderoso que una estrella que haya grabado y dejado veinte o treinta éxitos”.
La canción de éxito de Billy fue Red Hot. Según Dylan podía “hacerte reventar la calavera y hacer que te sintieras feliz por ello. Podía cambiar tu vida. Nunca me canso de escucharla. Como no me cansaba de ver actuar a Billy Lee”.
Y finalmente a su amigo John Mellencamp le atribuye una de las mejores canciones de los últimos tiempos Life is Short Even on Its Longest Days.
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La música de Dylan es tan inesperada como sus decisiones, como sus palabras. Él mismo lo advirtió en ese discurso en el que se le vio como sonriente como casi nunca: “Los tiempos cambian siempre. De verdad lo hacen. Y ustedes deberían estar listos siempre para algo que se cierne y nunca habían esperado”.
También se despidió con una frase dulce y espiritual: “Aún estoy cruzando el Jordán”. Espero que nos encontremos de nuevo. Y lo haremos si, como Hank Williams dice, “es la voluntad del buen Señor y el arroyo no se desborda”.