Cultura
Tabaco Corona Real: una historia hecha con las manos
En Piedecuesta está la Casa del Tabaco Corona Real, una fábrica que tiene más de 10 años de experiencia en el mundo de los puros.
El fuerte aroma del tabaco impregna cada rincón de la pequeña Casa del Tabaco Corona Real. Al entrar a la fábrica se visualizan costales de hojas de tabaco apilados, algunas mesas en donde se enrollan las hojas y la picadura y, al fondo, en el patio trasero, tres puertas en las que se conservan las diferentes hojas responsables de los puros de Gabriel Pico Gutiérrez, dueño de la fábrica.
Al cruzar la calle, justo frente a la fábrica, se encuentra el punto de venta. Un pequeño e iluminado espacio con sillones blancos y algunas vitrinas llenas de puros en diferentes presentaciones y tamaños. Se observan delicadas cajas de madera, puros individuales y algunos pequeños en cajas transparentes de plástico. Y en todos se lee, con una elegante tipografía dorada, en un logo de fondo negro que recuerda a un escudo de la nobleza, “Corona Real”.
Tras las vitrinas aparece el hogar de don Gabriel Pico, un hombre de 53 años que lleva 43 viviendo de su pasión. Al cambiar de ambiente se encuentra un comedor con algunos platos, seguramente del desayuno de esa mañana. Enseguida están las habitaciones, una al lado de la otra al costado derecho. En la mitad de aquel espacio está un alargado patio en el que se observa un número reducido de plantas de tabaco.
Agachándose a tocar suavemente cada una de las hojas de las plantas, don Gabriel Pico explica, a grandes rasgos, cómo es el proceso de cultivo y secado del tabaco. “La planta en el campo dura aproximadamente 80 días. Desde el día 25-30 empieza la primera recolección, hasta el día 78, cuando se hace la última recolección. Y ya lo queda es para picadura.”
Don Gabriel se pone de pie, toma algunas hojas secas que tiene como decoración en su casa y termina de explicar los pasos siguientes de la recolección. “Se eligen de a dos hojas por mata para montarlas al caney. Esto dura un mes secándose y ya quedan listas para pasar a la fábrica o al mercado”, dice.
Después de esta breve explicación, este santandereano pasa a los sillones blancos de la entrada y con voz pausada y algo ronco se dispone a contar la historia de su vida y de su amada “Corona Real’'.
El joven Gabriel
Don Gabriel Pico Gutiérrez inició su vida en el mundo del tabaco a los 12 años. Por aquellos días, repartía tabaco a las empresas en un camión junto a su padre en las calles de Piedecuesta, Santander. Sin embargo, su curiosidad respecto al tema lo llevó a pedir una oportunidad para aprender en una fábrica.
Una oportunidad que le enseñó a anillar, taquear y enrollar las deshidratadas hojas del tabaco. Con una tímida sonrisa y un brillo en los ojos para don Gabriel “esto es algo muy bonito, es una pasión”.
Con el pasar de los días el joven Gabriel Pico fue aprendiendo y se convirtió en todo un experto con respecto a los diferentes procesos para trabajar el tabaco. “Llegué a ser el mejor armando tabacos. Podía armar hasta 120 mil tabacos al día. Arreglaba 15 mil por hora”.
En 1995 comenzó a trabajar en la Alcaldía de Bucaramanga. Mientras trabajaba tuvo la oportunidad de comenzar a estudiar una carrera administrativa. Pero aquello que anhelaba no estaba ni en la Alcaldía ni detrás de un pupitre universitario. “Estando allá supe que eso no era lo mío, boté el trabajo y la carrera para poder venirme. Esto sí me llena”.
El nacimiento de Corona Real
Gabriel Pico Gutiérrez abandonó la universidad por volver a sentir las secas hojas en sus manos cada vez que arma un puro. Pero su paso por la universidad no fue en vano, ya que, cuando cursaba el séptimo semestre de aquella inconclusa carrera profesional, surgió el sueño que hoy se llama “Corona Real”.
Originalmente, la marca se llamó “Cigarros Chicamocha” durante el año 2000. Pero en 2006 después de algunos cambios surge la marca Corona Real y, desde entonces, la empresa trabaja por ser la mejor en su campo. “Actualmente nosotros contamos con la materia prima más añeja, no de Piedecuesta ni Colombia, sino del mundo”.
Esta afirmación de tener “la materia prima más añeja del mundo” no fue algo planeado. Gabriel Pico recuerda que durante el cambio de “Cigarros Chicamocha” a “Corona Real” no hubo ventanas ni material para seguir con su trabajo. Ante la situación, le enviaron material desde Ecuador y decidió guardarlo mientras se solucionaba la situación.
“Yo ya conocía el proceso y lo cuidé muy bien, y hoy es el valor agregado de mis productos, pues es cosecha 2005-2006 de Sumatra, una de las capas más apetecidas en el mundo de los puros”, explica. Existe una gran variedad de tipos de tabaco, y en Piedecuesta Gabriel explica que se pueden encontrar algunas como la Costeña, la Guane o la Cubita.
Con un delgado ejemplar en sus manos, don Gabriel dice que cada capa o tipo de hoja de tabaco le brinda una experiencia diferente a quien lo prueba. Cada una de ellas tiene una textura, sabor, fortaleza y olor diferente. Y mientras nombra algunas variedades, hace una pausa y revela un importante secreto: “cuando se cala un puro no hay que pasarse el humo”.
Los sueños de don Gabriel
Hace varios años, Pico cumplió uno de sus grandes sueños: ir a Cuba y aprender acerca del tabaco. Y lo logró. Este piedecuestano armó sus maletas y fue a estudiar todo lo necesario para poder tener “el mejor tabaco del mundo”.
Esta corta anécdota cubana le recuerda la meta más grande que tiene pendiente: exportar su producto y llegar al reconocimiento internacional. “Yo quisiera sacar mi producto al mundo, pero las veces que lo he intentado no ha sido posible por las restricciones, me los desbaratan”. Sin embargo, el sueño sigue intacto y don Gabriel quiere competir con las grandes marcas de puros a nivel mundial.
Aunque no ha podido exportar oficialmente, por casualidades del destino, como él mismo expresa, sus productos llegaron a las manos de celebridades. “Por error, Tiger Woods terminó con uno de mis puros y ya luego él mandó a pedir otros”. Otra personalidad que don Gabriel afirma saboreó un “Corona Real” fue el reconocido actor Arnold Schwarzenegger.
Después de una corta pausa, en la que Pico explicó que los puros pequeños y delgados son los más apetecidos por las mujeres y los jóvenes, se levanta del sillón y, asomándose a la ventana, dice: “Yo más que un reconocimiento a mi marca quiero uno para Piedecuesta, quiero ayudar a todo mundo aquí”.
Pico afirma que la fidelidad de sus clientes y la materia prima que tiene actualmente le brinda la tranquilidad económica que necesita para seguir dedicándose a lo que más le gusta en la vida. Además, recuerda que durante la pandemia las ventas virtuales y el voz a voz fueron el factor clave para superar la situación.
Con una expresión de satisfacción en su rostro, don Gabriel se define a sí mismo como “unos de los mayores fumadores de Colombia”. Para este amante del tabaco, que afirma fumarse “tres o cuatro puros al día”, no hay momento del día que disfrute más que sentarse afuera de su casa, en las calurosas tardes piedecuestanas, acompañado de un buen “Corona Real”.