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Carlos Vives presenta Cumbiana, la historia perdida de la cumbia
Durante más de siete años, el cantante samario se embarcó, junto con el investigador y compositor Guillermo Barreto, en un viaje por los orígenes de uno de los ritmos más colombianos, pero poco valorados por las nuevas generaciones.
Luego de estrenar su decimosexto álbum de estudio, titulado Cumbiana, Carlos Vives lanza el libro que lleva el mismo nombre y que complementa el trabajo musical. Esta investigación está llena de historias, ilustraciones y fotografías que rememoran al país de Pocabuy, el legendario pueblo indígena del Caribe colombiano que se extendía por el Magdalena.
Cumbiana, relatos de un mundo perdido es una apuesta por recuperar la memoria de nuestra música y de los sonidos que dieron origen al vallenato, el porro, el bullerengue y la misma gaita, entre otros. El libro se presenta en clave con las historias de Carlos Vives, quien cuenta sus recuerdos al mejor estilo de un juglar y con el apoyo académico e histórico de Guillermo Barreto.
Vives y Barreto defienden la teoría de una cumbia que nace de nuestras culturas indígenas, las cuales a su vez se enriquecieron con la llegada de los españoles y los africanos. Para los autores es imposible situar el origen de este ritmo en México, Argentina o Cuba, como muchos historiadores, incluso colombianos, han querido sentenciar.
“Los relatos que encontramos en internet son una de las razones por las cuales nos motivamos a escribir el libro, porque se había ido perdiendo el verdadero origen de la cumbia y su complejidad. Descubrimos que en nuestro complejo histórico con lo indígena habíamos dejado perder la historia de la cumbia así como se pierde el río, las ciénagas y los pueblos”, asegura Carlos Vives.
En esta narración los autores se remontan a las crónicas de Indias, aquellos relatos en los que varios españoles reportaron a su llegada a América cómo los indios hacían sus fiestas con una caña en forma de flauta y con el sonido de lo que hoy se conoce como tambores.
Guillermo Barreto sostiene que la cumbia siempre ha sido nuestra, pero investigadores como el cubano Fernando Ortiz y el colombiano Manuel Zapata Olivella han enfocado sus teorías solo en el origen africano. Para Barreto, ellos hablan de cumbé como la raíz de la palabra cumbia, ignorando que de ese vocablo se desprenden términos como el cumbanchero, algo relacionado con ritmos cubanos que nunca llegaron a nuestro territorio.
“Cumbé y cumbia son sustantivos diferentes y de nuestra cumbia nacen las palabras cumbiamba, cumbiamberito, cumbiambero, nada que ver con Cuba”, dice Barreto. Además, resalta que para poder hablar de cumbia hay que hablar del indígena, del negro y del europeo al mismo tiempo.
Otro de los puntos centrales del libro es la figura e influencia de José Barros, el compositor de piezas como La piragua, Navidad negra, El pescador, entre otras. Para ambos autores, Barros fue un antropólogo de la cumbia y el modelo perfecto para incursionar en ese ritmo.
Carlos Vives asegura que uno de los objetivos del libro es acabar con algunos regionalismos que no permiten apropiarnos como país de un género musical tan propio. “Cumbiana es un término que me inventé para hablar de un territorio del que históricamente hemos hablado por pedazos, porque aquí se pelea el origen del vallenato, de la tierra del porro y todos esos regionalismos nos empequeñecen”, dice.
Finalmente, Carlos Vives señala que los colombianos tenemos una deuda en la transmisión de estas historias a las nuevas generaciones, porque no hemos valorado nuestra cultura y porque los gobiernos no se han preocupado por generar una política pública que incentive este propósito. Cumbiana, relatos de un mundo perdido es una pequeña muestra del universo de nuestra música y, tal como lo señalan los autores, se espera que este trabajo se siga escribiendo y termine por llamarse el libro grande de la cumbia.