Cannes
“Clara Sola”, la película costarricense en Cannes que alienta a hablar del deseo sexual femenino
La ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén gira en torno al despertar sexual de una mujer en un paraje remoto y los efectos disruptivos en su familia.
¿Por qué no hay espacios para hablar del deseo sexual femenino si es “lo más natural del mundo”? La directora sueco-costarricense Nathalie Álvarez Mesén rompe el tabú en “Clara Sola”, su ópera prima presentada en el Festival de Cannes.
La cineasta aporta así su grano de arena a la ola feminista mundial que este año se refleja más que nunca en las cintas seleccionadas en Cannes. Lo hace desde un ángulo todavía poco abordado (o poco osado) en la gran pantalla: la liberación sexual de la mujer.
La película, presentada en la sección paralela Quincena de Realizadores, narra la historia de Clara, una mujer de unos 40 años que vive en una remota aldea de Costa Rica y a la que sus vecinos atribuyen un don religioso que le permite curar a los enfermos. Víctima de la autoridad y el control que ejerce su madre sobre ella, la protagonista emprenderá una revolución interior cuya mecha encenderá el deseo sexual por el novio de su sobrina.
Interpretada por la bailarina Wendy Chinchilla, Clara hará todo lo posible para liberarse del corsé de la religión, de las reglas impuestas y sobre todo de lo que esperan de ella los demás.
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¿Se trata de una historia personal? “Es una historia personal en general, de muchas mujeres en muchos lugares del mundo”, explica Álvarez Mesén, de madre costarricense y padre uruguayo y residente en Suecia.
“Se trata de todo lo que te impone la sociedad y a veces tu familia sin querer sobre cómo debes ser como mujer. Lo vas integrando hasta que tú misma te autocensuras”, agrega.
¿Piernas estiradas?
Clara por ejemplo tiene prohibido masturbarse, hasta el punto que su madre le obliga a frotar sus dedos con chiles. Pero la pulsión es más fuerte.
“El deseo sexual femenino es algo que ya he tratado en cortos debido a la falta de espacios para hablar de ello, pese a que es lo más natural del mundo”, afirma la directora.
“Si uno se abre, la gente se abre. Con la escena de masturbación, por ejemplo, tuvimos un debate con el set sobre si debía ser con las piernas estiradas o agachadas”, y cada una dio su opinión al respecto basada en su propia experiencia, relató.
Álvarez Mesén, que forma parte de un colectivo de apoyo que reúne a las directoras costarricenses de largometrajes, confía en que su película aliente “nuevas historias de este tipo de liberación”, dirigiéndose especialmente “a las nuevas generaciones”.
Considera que en el país donde creció todavía hay mucho camino por recorrer, aunque sus ciudadanos ya hayan elegido a una mujer presidenta (Laura Chinchilla, 2010-2014).
“Es un buen paso porque se necesita más representación”, pero las mujeres en el poder “no tienen por qué ser feministas. Muchas reproducen el modelo masculino, ayudando al patriarcado a sobrevivir”.
La película está dedicada a la bailarina y actriz colombiana Ofir León, fallecida en 2015 a los 45 años en Costa Rica, por “su increíble fuerza interior en un cuerpo limitado” por motivos de salud, según la directora.