San Miguel de Arcángel es uno de los ángeles guardianes enviados por Dios, considerado como el defensor celestial contra el mal, “príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas”, según el portal especializado Red Católica Mundial (Ewtn).

La devoción a él ha perdurado a lo largo de los siglos como un faro de esperanza y protección para aquellos que buscan su ayuda en momentos de dificultad y urgencia. Muchos creyentes hacen la oración elevada a San Miguel Arcángel con fe y súplica, buscando encontrar fortaleza y consuelo.

Al también llamado “líder de los ejércitos de los ángeles” y ser de luz, a través de la oración, es uno de los actos que, para los creyentes, representa mayor espiritualidad y fe.

Oraciones para pedir por la protección

1. Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

San Miguel Arcángel en el mundo. | Foto: (c) Deborah Lynn Guber
Poner en manos Dios el cumplimiento de sueños es importante, pues brinda tranquilidad y felicidad. | Foto: Getty Images
Oración a San Miguel Arcángel. | Foto: Getty Images

2. Oración para pedir la protección del Cielo

Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.

Humildemente, te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección, adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.