Historia
Con “postales sonoras” los niños de Canadá cuentan la trágica historia de las escuelas residenciales de su país
Un grupo de estudiantes de la Canadá franco parlante narra la historia de los niños de la comunidad Tk’emlúps te Secwépemc, que fueron obligados a separarse de sus familias y a estudiar en internados manejados por el gobierno y la Iglesia Católica.
“Se vieron obligados a cortar los lazos con sus familias”, afirma un estudiante de la escuela Collines d’Or en Kamloops, en el oeste de Canadá. Con sus compañeros, grabó el jueves una “postal sonora” sobre la trágica historia de las escuelas residenciales regenteadas por la Iglesia Católica donde perecieron miles de niños.
Tras el anuncio por parte de la comunidad de Tk’emlúps te Secwépemc del descubrimiento de 215 tumbas de niños cerca del internado Kamloops Native, pocos kilómetros al sur del colegio Collines d’Or, la profesora Bonnie Antoine sugirió a sus alumnos que redactaran juntos un texto contando la historia de estas instituciones.
El ruido del patio de recreo da paso a un silencio solemne, solo atravesado por el canto de los pájaros, cuando 18 estudiantes de unos 12 años se turnan frente al micrófono.
“Nosotros, los niños franco parlantes de Kamloops, queremos rendir homenaje a los niños desaparecidos del antiguo internado ubicado en nuestra ciudad, en el territorio no cedido de la Primera Nación Secwepemc”, comienza el texto.
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En sencillas palabras, los estudiantes cuentan sobre el abuso sufrido por los niños indígenas separados de sus padres y obligados a vivir en estos internados administrados por la Iglesia Católica y el gobierno canadiense, que pretendía aislarlos de su cultura para inculcarles valores occidentales.
“Los padres de estos jóvenes se vieron obligados a enviar a sus hijos a estas escuelas, de lo contrario el gobierno los encarcelaba”, continúan.
En total, se estima que 150.000 niños ingresaron a este sistema dirigido por la iglesia en nombre del gobierno canadiense. Muchos de ellos, luego de ser separados de sus familias y obligados a adoptar un nombre europeo, sufrieron abusos y miles de ellos desaparecieron, según el informe de una comisión investigadora.
“Se les cortó el pelo, se les prohibió hablar su lengua tradicional y bailar. También se les obligó a cortar lazos con sus familias. El objetivo de estas instituciones era ‘matar al indio en el niño’”, denunciaron los estudiantes.
Tristeza y orgullo
Algunos alumnos parecen tomarse la misión a pecho. Ilyass, de 12 años, ruega poder reemplazar a uno de sus compañeros para leer una parte del texto. “Me conmueve mucho que los niños indígenas hayan sido arrebatados a sus padres para meterlos en escuelas residenciales, para quitarles sus tradiciones, para cambiar su personalidad”, dice a la AFP el joven de origen marroquí.
Triste y orgulloso al mismo tiempo, está encantado de “poder informar a otras personas con tanto detalle sobre lo que vivieron los indígenas”.
Para su maestra Bonnie Antoine, de la población Métis (mestiza), “es importante hablar de esto porque permite conocer la historia real. La perspectiva indígena nunca ha sido bien contada en los libros de historia, y con los hallazgos de los restos de niños indígenas, podemos narrar las historias reales que sucedieron en Canadá”.
Junto con la asociación francófona de Kamloops, la profesora produce desde abril estas “postales sonoras” publicadas en el sitio web de la asociación o en Facebook, para compartir la historia de Canadá con estudiantes en Francia.
Bonnie Antoine aprovechó la oportunidad para discutir este tema de actualidad que está particularmente cerca de su corazón: los padres de su esposo, un jefe indígena, fueron internados en la escuela residencial de Kamloops.
“Los pueblos indígenas de todo Canadá han vivido injusticias y es importante que hablemos de ello para poder reconciliarnos, y que en nuestras comunidades comencemos a curarnos de todo lo que pasó con la colonización”, dice abrazando a sus dos hijos, Sequoia y Maya.
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