Conciertos
Con un concierto tan potente como se esperaba, Russian Circles intervino a Puente Aranda y a Bogotá, ciudad rock
Música increíble brotó anoche en el auditorio de la Escuela de Música y Audio Fernando Sor. El espacio le permitió a la banda estadounidense sonar tan potente y atmosférica como debía sonar. Así, por medio de un ‘set’ de hora y veinte minutos, dejó una memoria de por vida.
Fue como un horno en el que se quiere estar, ese espacio, de temperatura precisa y turbulenta a la vez. La culpa fue de la música.
Se lo vio al bajista Brian Cook secarse el sudor repetidas veces, tomar sorbos de su cerveza, durante las pausas del memorable concierto que anoche dio con la banda que integra (y de la que es el miembro más reciente), Russian Circles, en el Auditorio de la Escuela de Música y Audio Fernando Sor, en Puente Aranda, Bogotá. Allá tocó esta talentosa banda de culto, y fue glorioso. Jamás había tocado en el país. Ojalá no sea la última.
Sobre el espacio, que yo no conocía y del que no sabía qué esperar, diré que empezó bien, con un potente set de la banda Vorágine, hasta que, faltando una canción, se perdieron el micrófono y otros instrumentos. Luego de diez minutos de silente ansiedad, se sortearon los líos de sonido y la banda bogotana terminó de justificarse como digna apertura de la noche. Más allá del coitus interruptus que les significó el percance y que les hizo difícil retomar el ritmo que traían, estos cinco músicos (dos guitarras, bajo, batería y voz) cerraron su toque y mostraron lo que tienen.
Ahora, con el enfoque en lo primordial, el escenario respondió en lo que prioritariamente tenía que responder: Russian Circles. La banda radicada en Chicago, originaria de Saint Louis, que se siente interestelar y planetaria cuando se la escucha en sus discos, sonó tan bien o mejor de lo que se esperaba. Y por eso su propuesta atmosférica, pesada, espiritual, recompensó a los 180 fieles que se acercaron a llenar el espacio en su capacidad.
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Y, por esa música, volvemos al calor. Se entiende de sobra esa temperatura con esa descarga musical y con la reacción que provoca... No es esta música de pogo, pero es música que la pone difícil para quedarse quieto a quienes el ritmo les marca el paso en la vida.
Al hablar de movimientos, volvemos a Cook, uno de esos bajistas que canalizan la música en todos sus músculos. En el concierto, parece moverse más que el mismo Dave Turncrantz en la batería. Que es mucho decir, porque los tambores bajo las baquetas de Turncrantz suenan bastante y tremendamente ominosos, marcados por sus ráfagas tremendas. Tiene un estilo marcado, bueno, todos lo tienen individualmente, pero grupalmente, bajo el comando de Mike Sullivan en la guitarra (más contenido en movimientos, pero lejos de frío desde sus gestos y su increíble sonido), lo que entregan es tan emocionante, emocional y emotivo como es pesado. Ejecutado maravillosamente y escuchándose como se debe, esta banda deja huella.
A las 8:40 de la noche sucedió lo esperado: Sullivan, Turncrantz y Cook subieron al escenario, y durante una hora y veinte minutos no soltaron a una audiencia que hechizaron con su logro artístico. Algunos los bailaban a fondo (soy uno de esos), algunos solo contemplaban, y la mayoría agitaba la cabeza. Pero todos eran conscientes de la fortuna de estar ahí. Dominaron la atmósfera, doblaron espinas dorsales, rockearon el lugar y dejaron una memoria para siempre. Estos músicos, de poderosa cohesión, tuvieron un paso rotundo por Bogotá la noche del 10 de abril.
Se esperaba mucho, y mucho se obtuvo. Russian Circles vino a Bogotá y tocó su concierto con la seriedad emocional que los caracteriza. Porque su música cruje, rebota fuerte, pero nunca se desmarca de un latido sentido. Hay alma, con sus luces y sus sombras, y sus lamentos y sus travesías, en este headbanging.
Sea por costumbre o necesidad, ellos mismos salen a afinar su guitarra y su bajo antes de asumir el toque. Y luego, cuando lanzan su concierto, acaparan el lugar con su propuesta abrasadora y pulsante. Se alcanza un trance viéndolos. Es lo que se espera, con el tipo de rock que formulan, que agita y ocupa varios planos emocionales al tiempo. Russian Circles, en últimas, sonaron como uno esperaría que deben hacerlo. Y muchas gracias por eso a ellos y a todos los que lo hicieron posible.
¿Qué sigue ahora en Bogotá, ciudad rock? Nada más que una quincena de conciertos de tremenda calidad, ¡solo en este mes! Los más próximos, el Festival PazRock en la Plaza de Bolívar, este viernes 12, Sepultura este 14 y Gamma Ray y Amorphis este 15 (sí, hay noches en las que ahora se hace necesario escoger).
El ‘setlist’
Compartimos la lista de diez canciones que tocaron en su concierto en Bogotá.