ARQUEOLOGÍA

Pirámide de la Luna: confirman la existencia de una cámara y un túnel en Teotihuacán

La cámara tiene 15 metros de diámetro y se encuentra a una profundidad de 8 metros debajo de la pirámide. Arqueólogos de ese país presentaron con asombro el descubrimiento.

Alianza BBC
26 de octubre de 2018
Las estructuras piramidales de Teotihuacán ya aparecen en crónicas de la segunda mitad del siglo XVI, donde salen dibujadas las dos grandes pirámides del Sol y de la Luna. | Foto: GETTY IMAGES

México recibe con asombro una noticia de su pasado. Arqueólogos de ese país acaban de confirmar la existencia de una cámara subterránea y un túnel ubicada en la mítica zona arqueológica de Teotihuacán. Los primeros indicios de la fosa surgieron durante estudios realizados en 2017. Pero su existencia sólo fue confirmada gracias a una prospección conjunta del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, INAH, y el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

La cámara tiene 15 metros de diámetro y se encuentra a una profundidad de 8 metrosdebajo de la pirámide, según señaló el INAH en un comunicado. La fosa se comunica con un túnel que desemboca al sur de la Plaza de la Luna.

"Pero es probable que haya otra entrada hacia el lado oriente, por lo que es fundamental contar con una radiografía completa para saber cuáles son sus accesos", afirmó Verónica Ortega, directora del Proyecto de Conservación Integral de la Plaza de la Luna.

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El hallazgo de la cámara y el túnel es el resultado de un estudio de resistividad eléctrica (que cuantifica la fuerza con la que se opone un material dado al flujo de una corriente eléctrica).

Emulación del inframundo

La cámara y el túnel podrían haber sido usados con fines rituales. La Plaza de la Luna es el remate norte de la Calzada de los Muertos, que es una avenida procesional, y es parte del corazón de la ciudad.

La investigación de los arqueólogos "gira en torno al espacio ritual vinculado con el inframundo que le dio sacralidad a la antigua urbe", afirmó Ortega. "Estos grandes complejos ofrendatorios constituyen el núcleo sagrado de la ciudad de Teotihuacán, por lo que toda la gente la consideraba la meca de la civilización".

Los nuevos hallazgos confirmarían que los teotihuacanos reprodujeron el mismo patrón de túneles asociados a sus grandes monumentos, cuya función debió ser la emulación del inframundo.

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"En las exploraciones efectuadas a finales de los años ochenta del siglo pasado, a través de túneles excavados en el cuerpo de la pirámide, los arqueólogos Rubén Cabrera y Saburo Sugiyama encontraron esqueletos de individuos con deformación craneal ... y diversos objetos de piedra verde (collares, figuras antropomorfas hechas con mosaicos), por lo que no es difícil pensar que algo similar se podría encontrar en el subsuelo", explicó Ortega.

Mesoamérica

El apogeo de la ciudadela de Teotihuacán, que se encuentra a unos 50 km de la Ciudad de México, tuvo lugar durante los siglos III a VIII.

La ciudad fue un importante centro político y comercial de Mesoamérica con una población de 100.000 a 200.000 habitantes.

Una exploración de la cámara recién descubierta ayudará a determinar si cada uno de los edificios principales del complejo tuvo un contacto específico con una determinada región de Mesoamérica.

Ortega explicó que en Templo de la Serpiente Emplumada, por ejemplo, se encontraron materiales marinos que muestran su relación con el Caribe.

Pocas excavaciones

Las estructuras piramidales de Teotihuacán ya aparecen en crónicas de la segunda mitad del siglo XVI, donde salen dibujadas las dos grandes pirámides del Sol y de la Luna.

La Pirámide de la Luna, conocida por los antiguos pobladores del Valle de Teotihuacán como Meztli Itzácual, ha sido objeto de diversas exploraciones desde el siglo XVII, según explicó Ortega.

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Pero la investigadora agregó que ha habido "pocas excavaciones del sitio".

Las primeras exploraciones fueron realizas por el arqueólogo Jorge Acosta, en 1954.

En los años 60, el área fue estudiada por el arqueólogo Ponciano Salazar, quien descubrió tres etapas constructivas del edificio, que luego fueron corroboradas y ampliadas por las excavaciones de los arqueólogos Saburo Sugiyama y Rubén Cabrera, quienes identificaron siete etapas constructivas, explicó Ortega.

"En cada una de ellas había ofrendas conmemorativas con restos humanos y de animales sacrificados, como jaguares, pumas, coyotes, lobos y águilas", agregó.

Sin embargo, la experta señaló que casi no se exploraron los núcleos ni el subsuelo de las grandes estructuras y plazas, "por lo que en la actualidad se sabe muy poco de las plazas del Sol y de la Luna".

Ninguna de las plazas cuenta "con excavaciones estratigráficas que permitan conocer su origen y la época en que fueron trazadas, así como sus distintos usos".