ARTE

Las críticas a Doris Salcedo por su intervención en la plaza de Bolívar

La obra ‘Sumando ausencias’ dividió a los críticos en el mundo del arte; mientras algunos la aclaman, otros la califican de “oportunista” y “egoísta”.

Paula Doria, periodista de Semana.com
12 de octubre de 2016
Doris Salcedo en el proceso de construcción de la obra 'Sumando Ausencias'.

Las manifestaciones a favor de la paz se han multiplicado después del sorpresivo resultado del plebiscito, en el que la mayoría de los votantes dijo No a los acuerdos entre el Gobierno y las FARC. Desde entonces, ríos de personas han copado las calles para pedir que se persista en el esfuerzo por acabar el conflicto, a través de marchas, bailes, obras de arte, música y otras manifestaciones.

A estas expresiones se sumó la reconocida artista plástica Doris Salcedo, quien desarrolló la obra Sumando ausencias. “Yo en la ciudad he hecho varias piezas a las que denomino acciones de duelo. Las hago en momentos dramáticos del país, y creo que este es uno. Alcanzamos a soñar con una paz, la tuvimos cerca y de pronto se desvaneció. De nuevo estamos de duelo”, dijo Salcedo a Semana.com el pasado jueves.

Más de 10.000 personas colaboraron, el pasado lunes, en la construcción de la obra, que se armó tejiendo 1.900 pedazos de tela que llevaban inscritos con cenizas los nombres de 1.900 víctimas del conflicto armado. Así, un gran manto blanco cubrió la Plaza de Bolívar y se protestó de manera simbólica por los resultados del plebiscito por la paz.

La obra buscó conmemorar a las víctimas que estuvieron en el centro del acuerdo pactado en La Habana: “Ellas solo estarán presentes si las recordamos”, dijo su autora.  

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Doris Salcedo es reconocida en el mundo entero como una de las grandes narradoras del conflicto armado en el país. Sus obras han estado expuestas en varias galerías y museos del planeta, entre ellos el Guggenheim de Nueva York, Museo Pérez de Miami, Centro Pompidou de París y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid. Es una de las artistas colombianas más importantes en la escena contemporánea internacional.

Su nombre y su compromiso con las víctimas es conocido por obras como Shibboleth  (La grieta) que se realizó en el Turbine Hall de la Tate Modern de Londres en 2007.  Ese mismo año presentó la instalación de velas en la plaza de Bolívar en memoria de los 11 diputados del Valle secuestrados por las FARC. Y también es recordada por la instalación de sillas que hizo en 2002 para conmemorar la toma del Palacio de Justicia en 1985.

Como era de esperarse esta vez el resultado de la obra fue punzante, conmovedor, imponente. La plaza de Bolívar parecía cubierta de nieve y en efecto fue una actividad encaminada a la reflexión y el duelo. Sin embargo, la instalación dividió las opiniones.

‘Sumando Ausencias‘ de Doris Salcedo. Foto: Sara Malagón. 

Muchos se quejaron de la actitud de Salcedo al considerar que no fue muy cordial con las personas que colaboraron en la instalación. Una de las participantes le dijo a Semana.com que la artista comentó: "Eso de la ayuda es terrible, no hacen las cosas bien, no saben enhebrar, no saben coser". También se le escuchó decir a una de las personas que manejaba a la prensa que “María Belén Sáez, la directora de patrimonio cultural de la Universidad Nacional, es la única calificada para hablar. Muchos de ellos – los voluntarios – no saben bien por qué están acá”.

Isabel Zuluaga Mesa, estudiante de la Universidad Nacional, escribió una carta a Doris Salcedo en la que le dice que inicialmente vio la obra como un acto potente, pero “su afán por sacar no sé cuántos nombres al día le restó toda la solemnidad al asunto. Si bien no teníamos que trabajar a paso de tortuga y a muchos nos estaban pagando por estar ahí, un gesto tan simple como dirigirnos la palabra para generar una reflexión colectiva habría bastado para darle alma a su obra”.

Aunque los participantes de la instalación tenían el deber moral de conocer la obra de Doris Salcedo si es que en realidad querían hacer parte de la intervención, la falta de información hizo que para algunos la obra perdiera sentido.

El crítico de Arte y docente de la Universidad Nacional Ricardo-Arcos Palma  le dijo a este portal que admira el trabajo de Doris Salcedo pero que lo considera inoportuno: “Ella sabe lo que hace, no es la primera vez que interviene la plaza de Bolívar para hacer una reflexión sobre el conflicto. La obra es válida y más cuando se habla de las víctimas, lo que sucede es que el momento de realizarla me parece desafortunado porque había un campamento por la paz, era irrespetar un poco lo que ya estaba sucediendo ahí”.

Arcos-Palma agrega que se queda con “la imagen de La Plaza de Bolívar llena de gente y no con el manto inmaculado de la obra de arte diseñada, encargada, ejecutada, es decir, confeccionada a la medida de Doris Salcedo."

Esta es una de las personas que estaba en el campamento por la paz y que no estaba muy a gusto con la instalación ‘Sumando ausencias‘ de la artista Doris Salcedo.

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El director del Museo del Barrio de Manizales, Luis Fernando Arango, le dijo a Semana.com que está en completo desacuerdo con la intervención de Salcedo. Para el artista y curador debe primar la ética por encima del protagonismo. Y considera, al igual que Arcos–Palma, una falta de respeto con las personas que ya tenían la plaza ocupada. “Todos respetamos la obra de Doris, es un referente histórico, pero no estoy de acuerdo con el oportunismo y el egoísmo. No hay que utilizar el poder del arte y de las conexiones para hacer una obra”.

Para Arango, especialista en arte contemporáneo, el problema de la obra radica en que no era el momento adecuado de hacerla, pero además la actitud de la artista, que es bien conocida en el mundillo del arte, no era la mejor si se trataba de trabajo en equipo y de un tema tan delicado como las víctimas.

Los expertos coinciden en que el momento adecuado hubiera sido en el gobierno del expresidente Álvaro Uribe o al inicio de los acuerdos. Halim Badawi, crítico de arte y director de la Fundación Arkhé: archivos de arte latinoamericano, dice que tal vez la intervención habría sido más efectiva antes del plebiscito, más comprometida con la pacificación del país, y no ahora que hay menos riesgos, por ejemplo, de ganarse enemigos, ya que todos parecen "querer la paz": los del Sí y los del No.

En cuanto a la discusión sobre si Salcedo es "oportunista" o no, Badawi aseguró estar de acuerdo  con el escritor Juan Cárdenas, quien afirma que la artista parece convertir el oportunismo en una oportunidad de señalar cosas en el momento más urgente: “De alguna forma, todo el mundo sería oportunista: nadie actúa guiado unívocamente por la pureza de su espíritu, sino por un entramado de factores”, explicó.  A Badawi lo que le preocupa es que los pronunciamientos por parte de los diversos agentes del campo del arte nacional sobre la paz en Colombia anteriores al plebiscito fueron muy pocos, casi nulos.

Arango le pregunta abiertamente a la artista: “¿Era propicio un clima de tensión y asumir una actitud gerencial de patrona al mando? ¿De los múltiples premios, y de sus innumerables contratos, que son todos muy merecidos, a cuántas víctimas ha beneficiado? ¿Hasta dónde se ha vinculado con las víctimas y con sus circunstancias? No está en la obligación pero es una cuestión de ética”.

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Con todo, nadie duda del respeto y de la consagración al trabajo de Doris Salcedo. La monumental intervención en la Plaza de Bolívar invita a la participación ciudadana, al trabajo colectivo y apunta a las víctimas del conflicto.

Paola Forero, una de las participantes de la obra cuenta, que estuvo todo el día en el proceso de construcción de Sumando ausencias. Ella cree que lo importante es que pudo compartir con muchas personas, incluida una indígena del Cauca, el deseo de hacer algo y la esperanza de la paz: “Para mí (la experiencia), y a pesar del carácter de Doris, que no excuso, fue realmente lo que dijo que era: un espacio de reflexión y luto, dedicado a todos esos nombres que estábamos cosiendo”.

Badawi concluye que aunque resulte inevitable tener sospechas éticas frente Salcedo, que tienen como base el hecho de que su obra prácticamente no se exhiba ni venda en Colombia, a pesar de sus referencias al conflicto, más cuestionable sería la inacción, es decir, que la artista hubiera optado por el silencio.