La Guajira
¿Cuál es el lugar de Colombia en donde las almas van a descansar?
Algunas culturas hablan de la vida después de la muerte. Muchos del paraíso, pero nadie sabe con exactitud cómo es. Los indígenas wayuu dicen saber a dónde van sus seres queridos a descansar después de muertos.
El viento ruge en el Pilón de azúcar, así es conocido el cerro más alto del Cabo de la Vela en La Guajira. Hace unos años su pico era blanco, como el endulzante, por eso el nombre que le dieron, aunque ya se ha tornado un poco más oscuro. Desde allí se alcanza a divisar la inmensidad. Dos colores contrastan en el paisaje, el café de la arena del desierto y una gama de azules que se confunden entre el cielo y el mar.
Sus aguas son tranquilas, una que otra ola golpea las rocas que bordea el croquis del mapa de Colombia en el norte del país. Ese punto descrito es el Paraíso para los wayuu y no se trata de una metáfora es literal.
Ver en video el lugar y su historia :
“Para nosotros significa el Paraíso a dónde vienen a descansar las almas de todos los Wayú. Si para los cristianos está el Paraíso para un Wayuu es toda esta zona”, dice Angélica Deluque, secretaria de turismo de Uribia, La Guajira e indígena wayuu.
En realidad, no solo ese fragmento del territorio recibe a los espíritus, sino todo el Cabo de La Vela, los indígenas llaman esa región como jepira o wejepirain. El alma de los ancestros no llega a este punto tan pronto fallecen, solo se da hasta que se conmemora el segundo entierro. Es decir, unos tres o seis años después del primer sepelio.
A partir de que muere un wayuu, sus familiares empiezan a ahorrar dinero y alistar todo para el gran día en el que llegará el segundo velorio, cuando sus seres queridos por fin encontraran la paz eterna.
En el ritual se reparte comida, se reciben a las familias vecinas y aliadas del clan del difunto. En los velorios wayuu mientras más prestante sea el difunto mayor será la afluencia de acompañantes de otros clanes al gran evento.
El clan del fallecido es el encargado de proveer todo para que asistan los invitados, facilita el transporte, provee alimentación y da hospedaje. En la mayoría de las veces en enramadas, se reparte mucho trago, el tradicional chirrinchi o yotshi, en wayunaiki, su lengua natal, es un brebaje hecho de licor y hierbas. Se ofrendan chivos y reses para la comida.
Aseguran que con este ritual se honra la memoria de sus ancestros y se prepara al espíritu para que emprenda su viaje hasta jepira, el mismo Cabo de la Vela, o el lugar sagrado donde descansan las almas. Las nuevas generaciones han complementado el ritual, los invitados encienden velas pares que la luz guie el camino al paraíso.
Está la creencia que si un alma no logra llegar a jepira, puede ser un alma en pena que se termina convirtiendo en espíritu maligno y podrían entrar en el cuerpo de algún ser vivo, a manera de enfermedad u otro tipo de situación que genere daño y dolor.
Por eso, para ellos existe la certeza que todos los espíritus que llegan al Cabo dela Vela , están tranquilos y listos para descansar en la eternidad. Pues han viajado kilómetros en forma de espiral hacia el lugar de la dimensión profunda, en donde por siglos han enseñado, “que las almas se sumergen en un mar sagrado de aguas cristalinas”, así o repiten entre los nativos.
El lugar es visitado anual mente por cientos de turistas que se disfrutan de diversos atractivos ecológicos y de una cultura ancestral.