Cultura
¿Cuál es el salmo para pedir ayuda divina?
Los salmos son oraciones profesadas por los católicos para recibir ciertos beneficios en sus vidas.
La devoción hacia la religión es uno de los puntos más importantes en la vida de las personas, por lo que dejar en manos de las deidades su destino es clave para desenvolverse en el día a día.
Para quienes profesan el catolicismo, las oraciones son una manera para acercarse a sus creencias y tener la suerte de su lado bajo la bendición de Dios. Es por ello que hay varias oraciones con diferentes propósitos, las cuales han sido acuñadas por la opinión de la gente como necesarias para cumplir ciertas metas en la vida.
Esta clase de oraciones son conocidas como Salmo, el cual es un concepto en latín (Psalmus), la cual significa ‘alabanza’ en español. Hay un libro con el mismo nombre, el cual recoge todas las oraciones provenientes del judaísmo, cristianismo y catolicismo.
Los salmos son en forma poética, debido a que son cánticos y parte esencial de la misa. Sin embargo, pueden empelarse como oración en cualquier momento del día para solicitar la bendición divina. Entre estos, hay uno que se emplea para pedirle a Dios prosperidad para la vida, tales como contar con grandeza y gozar de bondad.
El salmo en cuestión dice lo siguiente:
Bendito sea Jehová, mi roca. Quien adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra. mis dedos para la guerra, fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mi.
Oh Jehová, ¿Qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes? El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa.
Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; toca los montes, y humeen. Despide relámpagos y disípalos. Envía tus saetas y túrbalos. Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas, de la mano de hombre extraños, cuya boca habla vanidad y cuya diestra es diestra de mentira.
Cuya boca habla vanidad, y cuya diestra es diestra de mentira. Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo; con salterio, con decacordio cantaré a ti.
Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.
Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio; nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos.
Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.