Cultura

¿Cuál es el salmo para pedir por trabajo y prosperidad a Dios?

“(Sean) nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos”, dice un fragmento del salmo 144.

Redacción Semana
12 de febrero de 2024
Orar / Oración
Los conocedores del tema religioso recalcan la necesidad de orar con fervor y honestidad. | Foto: Getty Images

Encontrar mejores oportunidades laborales es una petición frecuente entre cientos de creyentes que entregan a Dios sus temores, aflicciones y esperan respuesta a los mismos. Muchos deciden ir a la iglesia o buscan otros espacios para establecer comunicación con el ser supremo.

La oración se remonta a miles de años y, con el paso del tiempo, ha estado figurando en ciertas plegarias que pasan de generación a generación. Buena parte están compiladas en la Biblia, mientras unas más son escritas por individuos dedicados al servicio de evangelización.

Orar es el acto de hablar con Dios u otros seres en los que las personas suelen creer.
Orar es el acto de hablar con Dios u otros seres en los que las personas suelen creer. | Foto: Getty Images

Es así como aparecen las llamadas novenas que, como su nombre lo indica, en el lapso de nueve días permiten entregar los clamores a un santo en particular o a Dios ante diferentes situaciones. Pero también se hallan los salmos, siendo uno de ellos el 144, recogido por el portal BibleGateway.

Salmo 144 para el trabajo y prosperidad

“Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla,

y mis dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi libertador,

escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

La oración es un diálogo con Dios.
La oración es un diálogo con Dios. | Foto: Getty Images

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?

Oh Jehová, inclina tus cielos, y desciende; toca los montes, y humeen.

Despide relámpagos y disípalos, envía tus saetas y túrbalos.

Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas,

de la mano de los hombres extraños, cuya boca habla vanidad, y cuya diestra es diestra de mentira.

Dios, como padre, no abandona a sus hijos.
Dios, como padre, no abandona a sus hijos. | Foto: Getty Images

Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas

labradas como las de un palacio; nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;

nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;

nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no tengamos asalto, ni que hacer salida,

ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto;

bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová”.