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La oración se constituye en una herramienta poderosa para atraer el dinero. | Foto: Getty Images

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¿Cuál es la historia y el mensaje del Salmo 51 de la Biblia?

Es la plegaria perfecta para aquellos que cometieron un pecado y se arrepienten de verdad.

Redacción Cultura
23 de octubre de 2023

La oración es la plegaria que hacen la mayoría de las personas que tienen una fe católica creyente que quieren sentirse cerca de la divinidad para agradecer por algún suceso afortunado o pedir por una causa necesaria, ya sea trabajo, salud, bienestar, entre otros.

De igual forma, Las plegarias son consideradas como una forma de comunicación con el ser protector, y por esta razón muchas personas la oran para buscar una guía espiritual y pedir también por los arrepentimientos.

La oración es fundamental para un creyente.
La oración es fundamental para un creyente. | Foto: Getty Images

En la Biblia, considerada como el libro sagrado, existen varios salmos que pueden servir para cualquier objetivo, y en el caso de las personas arrepentidas, existe el salmo 51, el cual es perfecto para esta situación.

¿Cuál es la historia detrás del Salmo 51?

Mucho se ha escuchado del rey David, que confrontó y venció al grande Goliat. Este rey cometió un gran pecado que no agradó a Dios y al final fue reprendido.

En una tarde, David subió al techo del palacio en el que vivía y desde allí pudo observar a una mujer bañándose, la cual tenía por nombre, Betsabé. Fue tanto el asombro que causó en el rey que él pidió que le contaran sobre su vida, su familia y su esposo Urías, el cual estaba en batalla, como todos los hombres del pueblo.

En un momento de euforia, David hizo que Betsabé fuera al palacio para acostarse con ella, lo cual logró y además, la mujer quedó en embarazo, lo que hizo que se diera cuenta de que estaba en un gran problema.

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Mediante la oración se suelen decir las preocupaciones de vida que cada quien tiene. | Foto: Getty Images

Como un plan, David le concedió a Urías unos días de permiso para abandonar la guerra y que fuera a estar con su mujer, a lo cual el hombre se negó, pues no quería tener beneficios que sus compañeros no tenían.

Por esta razón y en medio del desespero, David ordenó que colocaran a Urías en el frente más peligroso de la batalla para que lo mataran los enemigos. En el momento en el que esto sucedió, el rey se casó con Betsabé y eso no le agradó a Dios, por lo que envió al profeta Natán a reprender a David, pero él se enojó y no aceptó el castigo.

Por lo tanto, David dejó de recibir algunas bendiciones de Dios y su familia estuvo en guerra. Varios de sus hijos se vieron envueltos en tramas de celos, envidia, incesto y poder. Algunos de ellos murieron de forma violenta. El pecado de David abrió la puerta a muchas calamidades dentro de su familia.

¿Qué dice el Salmo 51?

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad

y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,

y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Para que seas reconocido justo en tu palabra,

Y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado,

y en pecado me concibió mi madre.

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Hazme oír gozo y alegría,

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A San Antonio se le puede orar para obtener un milagro de amor. | Foto: Getty Images

y se recrearán los huesos que has abatido.

Esconde tu rostro de mis pecados,

y borra todas mis maldades.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

y renueva un espíritu recto dentro de mí.

No me eches de delante de ti,

y no quites de mí tu Espíritu.

Vuélveme el gozo de tu salvación,

y espíritu noble me sustente.

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,

y los pecadores se convertirán a ti.

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;

Cantará mi lengua tu justicia.

Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;

No quieres holocausto.

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Haz bien con tu benevolencia a Sion;

Edifica los muros de Jerusalén.

Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,

El holocausto u ofrenda del todo quemada;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.