Arte
“Cuando la creación artística funciona, saca al espectador de la inmediatez”: Francis Alÿs
“Salam Tristesse”, del artista belga Francis Alÿs, se exhibe en Fragmentos: espacio de arte y memoria hasta mayo de 20201. Las obras plantean una reflexión sobre el impacto de la guerra en la vida de las personas, y el papel del arte y del artista como testigo de los hechos.
*Por Cristina Esguerra
“Me interesa el rol del artista como testigo, y hay dos tipos de testigo,” dijo Alÿs en la charla de inauguración de Salam Tristesse. El primero es el observador a posteriori, el que deja decantar sus pensamientos y sus sentimientos y luego reflexiona sobre lo ocurrido. “El segundo es el que, más que analizar lo vivido, va reaccionando a los hechos a medida que se desarrollan. Sus reacciones son caóticas; se fija en los detalles pero se le escapa el panorama completo porque el futuro aún es demasiado incierto. “Es una lectura mucho más intuitiva,” dice Alÿs.
La creatividad que surge de esas lecturas intuitivas es la que más le llama la atención al belga. “El momento en que las cosas se están desarrollando es muy interesante como espacio de intervención. Cuando los hechos ya han ocurrido, no diría que pierdo el interés, pero sí que mi papel ya no es el mismo.”
Esa manera de entender el artista como testigo, y la obra de arte como reflexión o reacción a unas determinadas vivencias, hace que Alÿs sea perfectamente consciente de que su arte es una mirada subjetiva a una serie de acontecimientos. Dicho de otro modo, no es el testigo que intenta olvidarse de sí mismo y dejar de lado sus prejuicios para que su narración sea lo más objetiva posible. El belga, por ejemplo, juega a ver qué tanto distorsiona el miedo sus percepciones, o hasta qué punto puede ser parte de escena en la que está presente, pero que le es totalmente ajena.
Entre 2016 y 2020 Alÿs visitó Irak varias veces. En esos viajes creó las obras que hoy se exhiben en Fragmentos, espacio de arte y memoria. “Fueron momentos distintos, con diferentes metodologías,” dijo.
“Estando con las tropas británicas hice lo que llamé adrenalinoturismo, para ver cómo el miedo y la adrenalina afectaban mis percepciones. En Color Matching (2016) estaba con las tropas iraquíes mirando qué tanto podía acercarme a una escena que me era ajena a pesar de que todos respirábamos el mismo polvo. Buscar la paleta de colores del paisaje fue la manera que encontré para describir mi experiencia en ese momento: estaba con los soldados, pero yo sí podía salir de esa guerra contra el Estado Islámico en cualquier momento, y regresar a mi casa en Ciudad de México.”
Los pequeños dibujos de la serie a la que pertenece Salam Tristesse, son impresiones del momento. Fueron hechos espontáneamente y con rapidez -“porque así suceden las cosas allí”-, y al llegar a México el artista les añadió un poco de blanco para mejorar la iluminación.
Las obras de esta exposición, incluso las más pensadas, las más trabajadas, siguen siendo más una reacción que una reflexión sobre lo vivido. Líneas de arena -que se proyectará en la Cinemateca de Bogotá el 2 y el 16 de diciembre a las 6pm- es un mediometraje en el que unos niños de un pueblo de montaña cercano a Mosul recrean un siglo de historia iraquí. Contaba Alÿs en la inauguración de Salam Tristesse, que no había escrito un guión. Tenía pensados una serie de eventos y de personajes que quería que los niños interpretaran, pero eran ellos los que contaban la historia, los que se inventaban la manera de encarnar a Sadam Hussein. Él simplemente se dejaba llevar por la creatividad de los chiquillos, y reaccionaba a ella.
Ya en México, Alÿs pareciera convertirse en el otro tipo de testigo que describe, el a posteriori. Pero en vez de crear obras en las que analiza las experiencias vividas en esos cuatro años, se plantea preguntas: “¿se puede testificar una tragedia humana a través de una obra de ficción? ¿Qué papel juega el miedo en mis recuerdos? ¿Es el arte una vía de supervivencia para transitar por la catástrofe de la guerra? ¿Puede la imaginación liberarnos?”
El visitante de la exposición se queda rumiando esas preguntas porque “la operación artística, cuando funciona, permite que el espectador salga por un momento de la inmediatez de los eventos y tenga, [piense e imagine] una lectura distinta.”