Ya un consumado escritor y académico, Miguel Ángel Hernández, nacido en Murcia, España, en 1977, enseña Historia del Arte en la Universidad de Murcia y, como nos cuenta, esa formación en esa precisa materia “nutre los temas que me obsesionan, como la relación entre memoria e imagen, que atraviesa todo lo que he escrito”.

En sus dos primeras novelas, Intento de escapada (2013) y El instante de peligro (2015), Hernández abordó directamente el mundo del arte. En su aplaudida tercera novela, El dolor de los demás (2018), una narración que fluctúa entre el thriller policiaco y la confesión autobiográfica, el arte aparece y tiene un papel importante pero no es central. Ahora, en Anoxia (2023), Hernández mira a la fotografía no desde el arte, pero desde la función social que cumple, al hablar de “la fotografía que nos hace vivir, imaginar, relacionarnos con la gente que queremos”.

En Anoxia, una novela que aborda las fronteras entre la vida y la muerte y la relación entre imagen y duelo, el escritor mira a nuestra relación con los muertos, nuestro recuerdo de ellos, los secretos que guardan las imágenes que de ellos nos quedan y cómo emergemos del duelo y afrontamos lo que viene por delante.

Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977) es historiador del arte, escritor, profesor y académico. Su recorrido profesional lo ha visto dirigir el CENDEAC, Research Fellow del Clark Art Institute (Williamstown, Massachusetts) y ser Society Fellow de la Society for the Humanities (Cornell University). | Foto: MARTINEZ BUESO
En FILBo 2023, en su primera visita a Bogotá, Miguel Ángel Hernández presenta 'Anoxia'. Según nos cuenta el autor, el título funciona en dos sentidos. Uno literal, por cuenta de un gran episodio de anoxia aparece e el Mar menor, un episodio de contaminación fuerte en España que fue y sigue siendo importante. Pero anoxia también funciona de modo metafórico, como la falta de aire que uno tiene cuando pierde a quien más quiere. Dolores pierde a alguien, Dolores no puede respirar... | Foto: Anagrama

La narración sigue los pasos de Dolores Ayala, la propietaria de un estudio fotográfico condenado a desaparecer por la falta de clientela, quien sigue cargando esa tragedia en su alma mucho después de la muerte de su marido. Pero, diez años después, el inusual (y anacrónico) encargo de retratar a un difunto el día de su entierro, al que accede, cambia el curso de su vida y de su duelo. Ahí entra en juego Clemente Artés, un anciano obsesionado con recuperar esa antigua tradición de fotografiar a los muertos, con quien Dolores se adentra en esa práctica (que el cine de Alejandro Amenábar le puso de presente). Así, Dolores aprende que las imágenes son necesarias para recordar a quienes ya no están pero también que guardan secretos que revelar puede resultar problemático.

“Hay elementos de thriller, es una novela que lidia con lo paranormal, con el terror, pero no llega nunca a eso. Es una novela, sobre todo, de duelo. Es el género al que más se puede vincular. Es una novela de alguien que vuelve a vivir después de perder a quien más quería”, nos dice. “La narración tiene hacia el thriller, hacia lo paranormal, hacia el terror. Es una novela de fantasmas sin fantasmas”.

Sobre su novela, Hernández respondió generosamente a nuestro “cuestionario puntual”...

¿CÓMO NACE SU NOVELA? (de qué inquietudes, episodios, momentos, hechos o circunstancias…)

Anoxia es mi cuarta novela, sin embargo es la primera que comencé a escribir. Desde que en 2001 vi la película Los otros, dirigida por Alejandro Amenábar, y supe de la existencia de la fotografía mortuoria, comencé a interesarme por esa tradición de retratar a los difuntos para guardar una última imagen del ser querido. Con el tiempo, la historia ha ido tomando varias formas en mi cabeza –y también en cuadernos y manuscritos frustrados– hasta que 2019, después de publicar El dolor de los demás, comenzó a encontrar el camino correcto. El advenimiento de la pandemia y la trágica circunstancia de todos aquellos que murieron solos y todos los que no vieron morir –a veces ni pudieron acompañar en el funeral– a sus familiares, terminó por hacerme creer que hay imágenes que importan y que la historia que había comenzado a contar tenía un sentido en el presente.

‘Anoxia’ es mi cuarta novela, sin embargo es la primera que comencé a escribir. Desde que en 2001 vi la película Los otros, dirigida por Alejandro Amenábar, y supe de la existencia de la fotografía mortuoria, comencé a interesarme por esa tradición de retratar a los difuntos para guardar una última imagen del ser querido

¿QUÉ UNE Y QUÉ SEPARA ESTA NOVELA DE SUS ENTREGAS ANTERIORES?

Esta novela de algún modo condensa muchos de los temas de mis novelas anteriores: especialmente el duelo, la memoria y la imagen. En ese sentido, forma casi con ellas una suerte de tetralogía que merodea en torno a cómo podemos generar imágenes y relatos de lo que hemos perdido, cómo mantenemos viva y presente la memoria de quienes ya no siguen con nosotros. Por otro lado, existe una gran diferencia respecto a las novelas previas y es que, por vez primera, me alejo de lo autobiográfico y confesional para adentrarme en un historia de un personaje que nada tiene que ver conmigo (una mujer viuda de sesenta años) y con una narración y un tono frío diferente al empleado en mis anteriores novelas.

Existe una gran diferencia respecto a las novelas previas y es que, por vez primera, me alejo de lo autobiográfico y confesional para adentrarme en un historia de un personaje que nada tiene que ver conmigo

En 'El dolor de los demás' (2018) no habla del mundo del arte, como sí lo hace en sus dos primeras novelas, pero el arte está muy presente. | Foto: Anagrama

¿CÓMO SE DESARROLLÓ? Cuéntenos sobre LA ESTRUCTURA DE SU NOVELA, LAS REescrituras y las reLECTURAS Y la EDICIÓN… ¿qué tanto fluyó, que tanto se transformó este trabajo en el proceso?

Yo soy un escritor que trabaja en diferentes capas. Y esta novela se ha generado también de ese modo. Una versión muy preliminar para tener claro qué es lo que quería contar y, después, una serie de reescrituras, ampliando, perfilando y modificando algunos aspectos. Al principio, traté de contar la historia con un narrador testigo, que relataba la acción pero nunca sin entrar en la mente de la protagonista. Esta primera versión la descarté al tiempo y se impuso una narración en indirecto libre que me permitía estar a la vez fuera y dentro de la mente de la fotógrafa Dolores. Cuando logré ese punto de vista, la historia comenzó a fluir.

Al principio, traté de contar la historia con un narrador testigo, que relataba la acción pero nunca sin entrar en la mente de la protagonista. Descarté esta versión, y se impuso una narración en indirecto libre que me permitía estar a la vez fuera y dentro de la mente de Dolores

SOBRE SU NARRADOR O NARRADORES, o sobre algún personaje específico de los que comparte con sus lectores, ¿algo que quisiera anotar?

Fue un desafío la construcción de Dolores, la fotógrafa protagonista. Un personaje femenino, atravesado por duelo. Una mujer que ha perdido a su marido en un trágico accidente y que no encuentra el modo de moverse hacia adelante. Se encuentra partida entre el momento en el que tiempo se frenó y un presente al que no llega nunca a sincronizarse. Es alguien, pues, que habita entre dos tiempos. Es lo mismo que sucede con el otro personaje fundamental de la novela, Clemente Artés, un fotógrafo jubilado empeñado en perpetuar la tradición de la fotografía mortuoria. Clemente es quien encarga a Dolores la fotografía primera y quien la introduce en esa práctica. Tanto Dolores como Clemente guardan un secreto, una culpa que los acompaña.

Dolores se encuentra partida entre el momento en el que tiempo se frenó y un presente al que no llega nunca a sincronizarse. Es alguien, pues, que habita entre dos tiempos. Eso mismo sucede con el otro personaje fundamental de la novela, Clemente Artés, un fotógrafo jubilado

SOBRE SU RUTINA DE ESCRITURA: o detalles de cómo hace usted lo que hace, cuándo lo hace, dónde lo hace, escrito en papel, directo en computador, cuánto lo estresa, lo tranquiliza, o lo pone en la frecuencia en la que lo pone...

Aunque antes escribía por la noche, de un tiempo a esta parte escribo temprano, nada más levantarme, antes de ir a trabajar a la universidad en la que enseño. Planifico mucho la escritura. Y combino herramientas físicas con digitales, según la fase de la escritura en la que me encuentre. Empleo tarjetas para planificar, cuadernos para esbozar y anotar ideas, siempre pluma y tintas de varios colores. Pero también utilizo Scrivener, un programa de escritura que me resulta muy útil en la estructuración del trabajo.

Planifico mucho la escritura. Y combino herramientas físicas con digitales, según la fase de la escritura en la que me encuentre. Empleo tarjetas para planificar, cuadernos para esbozar y anotar ideas, siempre pluma y tintas de varios colores. Pero también utilizo Scrivener, un programa de escritura que me resulta muy útil en la estructuración del trabajo

Después, una vez que la estructura y el primer manuscrito está encauzado, escribo ya en Word. Sobre las fases de escritura: disfruto muchísimo de la planificación y la gestión de las ideas; me angustia la escritura del primer borrador, es la fase de construir en el aire; pero cuando tengo ya eso, todo lo demás lo disfruto de nuevo, incluso la corrección, que para mí es también una fase de creación de la novela.

Dúctil en distintos formatos, Hernández también ha publicado ensayos como 'El arte a contratiempo', 'Materializar el pasado', 'La so(m)bra de lo real y la edición', con Mieke Bal, de Art and Visibility in Migratory Culture, así como libros de cuentos, como 'Infraleve: lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte' y diarios como 'Presente continuo', 'Diario de Ithaca' y 'Aquí y ahora'. | Foto: Anagrama

SOBRE SU RUTINA DE LECTURA: o detalles de cómo, cuándo, dónde lee, sobre qué lee y por qué, y sobre si se puede leer todavía para escapar del mundo “real” siendo escritor... (¿lee solo en papel o lee en kindle también?)

Leo en cualquier momento. Tengo en casa un sillón de lectura, pero también me gusta leer en la cama, antes de dormir. Y leo en el tren o en el avión, cuando estoy de viaje. Podría decir que prácticamente estoy todo el día con un libro a mano. Leo novelas actuales, de mis contemporáneos, leo clásicos que tengo pendientes y también leo mucho ensayo filosófico, sociológico y fundamentalmente artístico (al fin y al cabo soy historiador del arte). Combino papel y digital, pero sigue ganando por goleada el papel. Me gusta el tacto y la objetualidad de los libros, aunque a veces no hay más remedio que leer en digital. Es una herramienta más, un complemento. Pero sigo prefiriendo el papel.

Podría decir que prácticamente estoy todo el día con un libro a mano. Leo novelas actuales, de mis contemporáneos, leo clásicos que tengo pendientes y también leo mucho ensayo filosófico, sociológico y fundamentalmente artístico (al fin y al cabo soy historiador del arte)

EXPECTATIVAS DE ESTA FERIA… masiva, íntima, enorme, cercana… ¿cómo siente FILBo 2023 y qué expectativas le genera?

Será mi primera vez en la FILBo y también en Bogotá. Estoy muy feliz de poder compartir la historia de Anoxia con los lectores colombianos. Expectante ante la conversación. Y sobre todo me apetece mucho conocer más de cerca una literatura y un sistema editorial como colombiano. Será para mí una oportunidad excepcional de encontrar y descubrir autores, pero también editoriales y revistas. Así que me siento un privilegiado por poder visitar la FILBo como autor y también como lector.

Será mi primera vez en la FILBo y también en Bogotá. Me apetece mucho conocer más de cerca una literatura y un sistema editorial como colombiano. Me siento un privilegiado por poder visitarla

¿QUÉ ARTES O ACTIVIDADES LO SACAN DE SÍ MISMO?

Me gusta mucho la música. Tocar el piano me relaja y me hace entrar en un estado casi de meditación. También el cine y las series. Soy un auténtico fanático de las series. Las miro con ojos de escritor, pero también las disfruto mucho. A veces no encuentro el modo de parar e incluso me siento culpable por estar mirando la televisión cuando debería escribir.

Tocar el piano me relaja y me hace entrar en un estado casi de meditación. También el cine y las series. Soy un auténtico fanático de las series. Las miro con ojos de escritor, pero también las disfruto mucho (exalta ‘The Wire’ y ‘Lost’ y las grandes series que, por su desarrollo de personajes, más se parecen a las novelas que el cine).

¿YA TRABAJA EN ALGO NUEVO? ¿DE QUÉ SE TRATA?

Tengo algo en la cabeza, pero aún no he comenzado más que a tomar algunas notas. Para mí la literatura es algo que se cocina a fuego muy lento. Necesito que las historias me habiten durante tiempo antes de comenzar a escribir. Así que todavía no he entrado en la fase de escritura. Lo único claro es que nada tiene que ver con esta novela ni con las anteriores. Lo único que puedo revelar es que se encuentra ambientada en el mundo universitario. Una novela de campus.

Para mí la literatura es algo que se cocina a fuego muy lento. Necesito que las historias me habiten durante tiempo antes de comenzar a escribir. Así que todavía no he entrado en la fase de escritura.

En FILBo 2023, en su primera visita a Bogotá, Miguel Ángel Hernández presenta 'Anoxia'. | Foto: Anagrama / MARTINEZ BUESO

El autor en la FILBo

Este jueves 27 de abril, a las 6 pm, en la Sala María Mercedes Carranza, Miguel Ángel Hernández hará parte de la charla PALABRA, IMAGEN, MEMORIA... DUELO con Azriel Bibliowicz. Partiendo su novela, la conversación se adentrará en explorar la necesidad de la palabra y la imagen para guardar la memoria y rescatar el pasado antes de que éste desaparezca. Este rescate traumático atraviesa libros que ponen en juego la autobiografía, el hogar, el regreso o la herencia familiar: las novelas de Hernández (por ejemplo, El dolor de los demás) y Migas de pan, de Bibliowicz. A las 7 pm, el murciano firmará ejemplares.