Arte
De cómo la casa mexicana de la surrealista Leonora Carrington se convirtió en museo
Los fanáticos de la artista -y son millones- tendrán la oportunidad de ver sus icónicas pinturas y esculturas, junto a los objetos que Carrington utilizaba a diario. Es la oportunidad de seguir conociendo a la artista, y de descubrir a la mujer.
Leonora Carrington vivió y pinto con su imaginación. Cuenta Elena Poniatowska en su biografía de la artista, que desde pequeña su niñera irlandesa le enseñó a percibir el mundo de los duendes y las hadas celtas, y que eso determinó su manera de ver y de pensar el mundo.
Lo suyo era intentar comprender la realidad dejándose guiar por la imaginación más que por la razón, y eso se nota en su arte.
En sus obras surrealistas dibujó búhos que tejen, oscuros laberintos por los que caminan extrañas figuras rojas, negras y blancas; caballos de mar con alas y cabras con túnicas rojas que parecieran predecir el futuro contemplando sus bolas de cristal.
Conversando con los amigos surrealistas del artista Max Ernst -uno de los grandes amores de su vida- aprendió que la locura podía ayudarle a abrir las puertas de su mundo interior, y se dejó llevar. Saltó al vacío porque para ella eso le daba sentido a la vida. En esta última no se trataba de triunfar, sino de descubrirse y transformarse a uno mismo aventurándose a explorar lo desconocido.
A México llegó en 1942, y se enamoró de ese país en el que las personas creen en la existencia de la Santa Muerte y de los alebrijes que ahuyentan los malos espíritus.
En el país latinoamericano desarrolló su arte, se casó, tuvo dos hijos, y vivió hasta los 94 años.
Desde el pasado 24 de mayo, su casa-estudio de la calle de Chihuahua en México D.F es un museo dirigido por la Universidad Autónoma Metropolitana - UAM. En entrevista con la agencia AFP, la directora cultural de la institución educativa, Alejandra Osorio, dijo que quienes visiten el espacio se encontrarán con la cotidianidad de la familia Weiz-Carrington, que vivió allí durante más de 60 años.
Según la página del gobierno de México, el catálogo del nuevo museo “reúne más de 8 mil 600 piezas artísticas y documentos conformados por identificaciones, pasaportes, fotografías, cartas, bocetos, cuadernos de dibujo, bordados y agendas.” El hijo de la artista, Pablo Weisz Carrington, donó varias obras de su madre, valoradas en tres millones de dólares.
Debido a la pandemia, el museo actualmente sólo se puede visitar con cita previa.
En entrevista con Noticias 22, Weisz Carrington contó que había querido que la casa de su madre se convirtiera en museo para que los visitantes descubrieran su humanidad, conocieran sus gustos y algunos detalles de su vida cotidiana, y dejaran de pensar en ella como una especie de abstracción. Dicho de otro modo, quería que la gente no sólo viera a la artista sino también a la mujer.
Precisamente por ello, según explicó Osorio a AFP, la idea es “conservar el carácter íntimo del comedor, la habitación, la cocina y el estudio para presentarlos lo más cercano a como estaban en vida de la pintora y escultora.” En la cocina, por ejemplo, siguen estando los condimentos que utilizaba para crear sus platos favoritos, y en el cuarto todavía están sus maquillajes del día a día.
Uno de los tesoros de la colección de este nuevo museo es The Palmist, la monumental escultura de Carrington que inspiró la premiada película El Laberinto del Fauno del director mexicano Guillermo del Toro.
Éste es el tercer museo en México dedicado a la obra de la reconocida surrealista anglo-mexicana.
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