Entrevista
De los viajes poéticos en la narrativa de Paula Brecciaroli
La argentina es editora, escritora y psicóloga. Ha publicado dos novelas, “Otaku” y “Brasil”, y también ha escrito ensayos y cuentos. Hace poco sacó un libro de poesía: “Cuarenta gotas de azufre, un viaje de transformación”.
Hace once años trabaja en la editorial Conejos. Cuéntenos sobre ese proyecto.
La editorial Conejos la hicimos con dos colegas más. No fue algo planificado, surgió un fin de semana impulsado por el deseo de dar luz a nuevas voces y talentos. Con la misma emoción que leo un libro ya publicado, encuentro otros que pueden tener vida, y así hacerlos circular. Luego, con el tiempo, fui aprendiendo otras cosas que no tienen tanto que ver con el ámbito artístico, por ejemplo, las cuentas y la economía.
¿Qué la hace seleccionar un libro para publicar?
No hay parámetros exactos. Más allá de la fascinación que me genere, deben ser historias que dejen huella, que tengan un buen ritmo y que puedan estar en nuestra familia. En el catálogo se arma una especie de familia y si el libro entra allí puede ser publicado. Por supuesto, si no pertenece a nuestro clan, lo recomiendo a otras editoriales.
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¿Cómo llegó a la poesía?
Llegué a la poesía hace unos años por una novela que no lograba terminar, estaba un poco abrumada y recurrí a la poesía. Encontré otra mirada que va más allá de lo inmediato, da la profundidad y de las nuevas imágenes.
Eso me hizo encontrarme con este género, que no solo le ha dado otro color a mi narrativa, sino que me ha hecho disponer de menos palabras para crear algo hermoso, sensible, más profundo y contundente.
Toda novela es un viaje, un transcurrir, sin duda su novela “Brasil” lo es. ¿Cómo fue ese viaje?
Brasil nace por el deseo de hacer un viaje en tren. El recorrido de Buenos Aires a otra ciudad. Como nunca tuve la oportunidad de hacerlo, lo tomé como base para la fantasía de esa aventura. No fue una decisión pensada. Empecé a escribir en fragmentos cortos que se iban hilvanando. Me pareció que esa estructura de diario íntimo o de diario de viaje sostenía mejor la historia que un relato continuo. Después la historia fue tomando un cauce propio. No había una idea original, sino un clima y un espacio que quería probar.
¿Ha escrito algo en los últimos tiempos?
Cuarenta gotas de azufre es mi último libro de poesía. Lo empecé a escribir antes de la cuarentena. Y ahora que me preguntas sobre el viaje, también como en Brasil, es un libro de una separación de viaje. Hay una travesía de un entorno primero apocalíptico, una casa vacía y abandonada, luego se pasa a un ambiente devastado y finalmente se llega a una nueva casa y a un nuevo lugar. De alguna manera hice catarsis con eso que me ocurrió.
¿Qué escritor o libro la ha influenciado en su trabajo como autora?
La conquista de lo inútil de Werner Herzog. No solo tiene un lenguaje poético que es la búsqueda que vengo haciendo desde hace un tiempo para encontrar una narrativa más profunda, sino que llega al lector con otras imágenes. También tiene un lenguaje cinematográfico que lleva a otras posibilidades, a otros recursos e imágenes.
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