‘El agente topo’: un documental que roza con la ficción

La documentalista chilena Maite Alberdi, que dirigió La once (2015) y Los niños (2016), regresa ahora con El agente topo (2020), un documental que roza los límites con la ficción y que ha cautivado al público y a la crítica. Por esa razón ha sido nominado al Premio Independent Spirit a la Mejor Película Documental, al Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana, y por eso integra el shortlist de los Óscar en dos categorías: Mejor Documental y Mejor Película Extranjera.

La misión es...

El cuento va así. Al detective privado Rómulo se le ha encargado una misión que no puede cumplir con facilidad. Por eso, se ve obligado a encontrar a alguien más, al mejor candidato, al que cumpla con la labor necesaria. El reto no es menor: esta persona debe ser un anciano, pero no uno cualquiera, uno que domine las artes del espionaje y logre enviar reportes a través de un celular, desde el hogar geriátrico San Francisco.

Sergio, un anciano de 80 años que acaba de enviudar, parece ser el mejor candidato y comienza un proceso de entrenamiento que incluye enviar notas de voz por WhatsApp y hacer videollamadas por Facetime.

La misión es dura, pero fundamental: Sergio debe velar por el bienestar de Sonia Pérez, una de las residentes del hogar geriátrico. El ‘topo’ es responsable de ver las instalaciones desde adentro, de descubrir si alguien le está robando a Pérez, de anotar si la atención es adecuada e incluso si alguien se atreve a levantarle la mano. Sergio se infiltra con éxito, pero dentro descubre las dificultades de ser un espía y termina siendo uno más del hogar San Francisco.

Este documental con tintes de comedia es un acercamiento a las personas de la tercera edad. Sus personajes, personas reales, profundizan el sentido de la soledad, el olvido, la enfermedad e incluso la muerte, pero la cinta está lejos de quedarse en eso, pues también pone al frente la inocencia de sus personajes y la calidez de este espacio que habitan.

Para el desprevenido, El agente topo es difícil de enmarcar desde el inicio, y definir si se trata de un documental o de una película de ficción con actores sin libreto, como se hacía en las películas de la Nouvelle vague, puede distraer de la experiencia. Pero esa duda ataca, y solo se despeja cuando se mira detrás de la cortina de la realización.

La lupa

Maite Alberdi, comenzó documentando durante el día a los residentes del hogar. Solo durante la noche, cuando estos dormían y no había mucha gente, el equipo de producción podía entrar al comedor del hogar geriátrico para hacer una puesta en escena controlada de los objetos y la iluminación. Así pudieron lograr los planos más cinematográficos. “Si bien todo es real, pareciera en su forma una película de ficción de detectives”, dice Alberdi.

Como lo mencioné antes, el inicio del filme muestra a Sergio aprendiendo a manejar el teléfono móvil, y esta no es una mención casual. En una entrevista con Netflix (plataforma en la que se puede ver la película), la directora aseguró que estas escenas, quizá las que más referencias cinematográficas tienen, le exigieron más de 6 horas. En ese lapso, contó Alberdi, Sergio dominó el celular y ella pudo filmar múltiples planos con diferentes ángulos de acciones repetitivas.

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