EL BRUTO CRIOLLO
Santander marcó con sus ideas el andamiaje administrativo nacional
"Francisco de Paula Santander escritos políticos", El Ancora Editores, Bogotá, 1983, 156 páginas.
Santander y Bolívar forman la raíz política, jurídica y de estilo de gobierno que ha manado desde los primeros tiempos de la República. Tal como en Roma después de la derrota de Pompeyo y la dictadura de Julio César, aparecen los voceros de la democracia institucionalizada y enemiga de los excesos que plantea la unidad directa entre el caudillo y el pueblo, con Bruto a la cabeza; también en 1820-30 se generará la pugna entre los poderes omnímodos de Bolivar, el sofocamiento de toda institución parlamentaria, y las relaciones directas del Libertador con el pueblo al que concede prerrogativas en la cuestión de las tierras, paralelo a un movimiento que ataca por el lado de cortar la cabeza del jefe e imponer una relación institucional, más estable y más conservadora entre el pueblo y el poder.
En Roma, con la derrota de Bruto y Casio, se hundió la institucionalidad, y el Imperio tuvo que soportar las excentricidades de Tiberio, Calígula, Nerón. En Colombia, ganó Santander, el Bruto de la República en Colombia, que llenó al país de instituciones, de trámites de una capa espesa entre los mandatarios y los sufragantes, que estableció normas ajustadas al funcionamiento normal, sin excesos, sin cuestionamientos al poder. Sin Santander no puede entenderse el andamiaje administrativo farragoso que marca nuestra nacionalidad, pero tampoco puede entenderse, vale decirlo, la relativa estabilidad institucional que ha tenido el país.
En el libro de El Ancora Editores se refleja esa preocupación permanente por reglar las relaciones del Ejecutivo con el Legislativo, las relaciones de la Iglesia y el Estado, las relaciones de la nacionalidad colombiana con las potencias extranjeras. Sin desplantes ni pretensiones de caudillo, Santander traza una tenue línea divisoria entre los poderes centrales, que mantiene el equilibrio por sí y no por la mediación del César, en lo referente a las relaciones de la Iglesia y el Estado, el patronato será el factor de equilibrio; en las relaciones internacionales, la aceptación de la doctrina Monroe, interpretada como la defensa de las naciones latinoamericanas de las invasiones europeas y no como los intentos de una potencia de sustituir al Viejo Continente. Es clara la pugna entre Bolívar y Santander, en la que los documentos señalan cómo no se trata de una lucha personal por el poder, sino una concepción diferente sobre el manejo del país.