Arquitectura
El continente africano inspiró la arquitectura de los ganadores del Pritzker
Este año el premio Pritzker -conocido como el Nobel de la arquitectura- les fue otorgado los arquitectos franceses Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, maestros en el arte de concebir viviendas espaciosas y modulables a precios asequibles.
¿Cómo surge la idea de una arquitectura asequible y espaciosa?
Después de graduarme de arquitectura me fui cinco años a trabajar a Níger, y Anne se me unió enseguida. Esa experiencia fue como una segunda escuela.
Níger es un país muy pobre, y para nosotros fue extraordinario ver la poesía, y la astuta e ingeniosa manera con que los habitantes fabricaban cosas sin tener ningún recurso.
Lo que aprendimos viviendo en África lo aplicamos en Europa: supimos trabajar con complejidades y transformar cosas que ya no funcionaban para volverlas a utilizar. Todo está en la mirada. Por ejemplo, en vez de ver las fachadas de los edificios como barreras grises, nos enfocamos en los apartamentos de las personas que los habitan, y en cómo cada una trata de arreglarlo y decorarlo con amor.
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Cuéntenos sobre los materiales.
Lo importante es poner la menor cantidad de materiales posible para crear el mayor espacio posible. Vimos eso con los case study houses, unas casas individuales de estética innovadora, pero baratas, construidas entre 1946 y 1965 en la costa oeste de Estados Unidos. Eran unos postes de metal con un techo de azotea y grandes ventanas que garantizaban transparencia.
Lo que sale caro es complicarse, pero si se simplifican las cosas y se racionaliza el uso, se puede ahorrar. Hay también una clasificación de algunas personas entre bellos materiales nobles y otros que lo son menos. Para nosotros, esa clasificación no existe. Lo importante es la generosidad.
¿Por qué transformar en vez de reconstruir?
Estamos convenidos de que hoy es totalmente estúpido comenzar por demoler, cuando hablamos de desarrollo sostenible, de ecología. Hay una crisis de vivienda tan grande, tanto ‘alojamiento malo’, que para nosotros es evidente que hay que añadir, transformar. Con lo existente podemos desarrollar ambiciones al máximo siendo económicos y ecológicos.
El esfuerzo que hay que hacer para ‘añadir’ es menor que el que requiere construir de cero. Son oportunidades muy interesantes para intentar desbloquear ese problema de vivienda que no hace más que empeorar.
La tendencia hoy, por el enrome costo de vivienda en las ciudades, es difundir el mensaje de que los hogares deben ser pequeños, y que los ciudadanos pueden aprovechar el espacio público y la oferta cultural. Pero para la mayoría de las familias, su vivienda es lo más precioso que tienen. La pandemia tornó eso aún más visible.
Hemos visto cómo la falta de espacio genera situaciones familiares complejas. Cuando logramos generar más espacio en estas viviendas, la relaciones mejoran, la gente se vuelve más creativa, más abierta.
No es tan complicado, ¿entonces por qué no lo hacemos?”
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