Vida Moderna
El “efectivo” salmo para ganar la lotería
La oración es un elemento poderoso de la fe que hace que las cosas puedan suceder.
Cuando las personas compran la lotería enfocan toda su energía y su fe en ese boleto para que la prosperidad, la suerte y la abundancia sean bien recibidas y el dinero llegue a sus hogares.
Es por eso que, desde hace tiempo atrás, es conocido que las personas tienen algunas inclinaciones religiosas para poder proyectar toda su fe y su creencia en ganar la lotería. Es el caso de los católicos y de los cristianos, quienes tienen un salmo al cual rezarle en estos momentos en que esperan que las suerte les acompañe.
Se trata del salmo 146, el cual es una poderosa oración que se debe rezar a diario teniendo la convicción que se es un ganador y que la suerte y Dios están de su lado. Mientras se rece con fe y se tenga la convicción de ser el futuro ganador de la lotería, el premio mayor va a llegar por sí solo.
Es por eso que el día del sorteo la persona debe estar convencida de que no hay nadie, aparte de él, que se pueda ganar la lotería.
Tendencias
“Salmo 146. Alaba oh alma mía, a Jehová. Alabaré a Jehová en mi vida; Cantaré salmos a Jehová. No confíes en los príncipes. Ni en hijo de hombre, porque no hay salvación. Pues sale su aliento y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.
Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob. El cual hizo los cielos y la tierra, El mar y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre, Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos”.
Asimismo y, por otra parte, dentro de las creencias también existe un salmo al cual se le pide a Dios que el dinero llegue al hogar. No obstante, esta oración tiene la intención de buscar a Dios para que Él acuda con dinero de manera urgente, esto con el fin, quizá, de suplir o dar pronto cumplimiento a una deuda.
“Salmos 57. Dios mío, ten misericordia de mí, ten misericordia de mí. Mi alma en ti ha confiado, y me abrigaré en la sombra de tus alas. Hasta que pasen las pérdidas, clamaré al Dios altísimo.