Historia
El enigma de Aspasia, la mujer más célebre de la edad de oro de Atenas que conquistó a Pericles y Sócrates
“...Qué gran arte o poder de encanto tenía esta mujer, que le permitió cautivar como lo hizo a los más grandes estadistas y le brindó a los filósofos la oportunidad de hablar tanto de ella en términos tan exaltados”...
... se preguntó Plutarco en “Vidas Paralelas”, la colección biográfica que escribió a finales del siglo I y principios del II, sin mucha esperanza de encontrar la respuesta, pues habían pasado centurias desde la muerte de esa mujer.
El historiador griego tampoco pudo anticipar que milenios más tarde seguiríamos haciéndonos preguntas, incluso más sencillas, sobre el mismo personaje, y que sería objeto de debate entre sus homólogos modernos.
Aspasia de Mileto es todo un enigma: a pesar de ser la mujer más célebre de la edad de oro de Atenas, es poco lo que se puede decir sobre ella con seguridad de que sea cierto.
No sabemos con exactitud cuándo nació o cuándo murió, cómo llegó a ser lo que fue, ni qué fue exactamente.
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Y sin embargo, al leer lo que se ha escrito sobre ella es difícil no llegar a la conclusión de que fue un ser fuera de lo común, que aún siendo bella, se distinguió particularmente por su intelecto en el mismo entorno que personajes de la talla de Sócrates y Pericles.
Un interrogante difícil de resolver
Sabemos que venía de Mileto, la ciudad griega más grande de Anatolia hasta antes de 500 a.C., que se distinguía por sus figuras literarias y científico-filosóficas como Tales, uno de los Siete Sabios de Grecia.
Para cuando Aspasia nació, alrededor del año 470 a.C., Mileto se había unido a la Liga de Delos dominada por Atenas, tras enfrentamientos con los persas.
Todo parece indicar que Aspasia alcanzó un nivel de educación inusual para las mujeres de la época y que, cuando emigró a Atenas a mediados del siglo, instaló una escuela para jóvenes, que unos dicen era un salón intelectual y otros, un burdel.
Quizás era ambas cosas, si lo que estaba haciendo era formando a otras chicas para que se dedicaran a lo que algunos estudiosos piensan que ella misma fue: una hetera.
Las heteras eran una clase de cortesanas profesionales independientes de la antigua Grecia que, además de cultivar la belleza física, desarrollaban sus mentes y talentos en un grado mucho mayor del permitido a la mujer ática promedio.
Se entrenaban “en las artes de la danza, la música, así como la retórica” y podían “mantener conversaciones con los principales políticos y aristócratas sobre la filosofía, la política y la actualidad”, como explica Sarah Pomeroy, autora de “Diosas, prostitutas, esposas y esclavas”.
“Tenían acceso a la vida intelectual de Atenas y una cortesana popular que no era esclava tenía la libertad de estar con quien la agradaba”.
Y quien le agradó fue nada menos que Pericles.
La Edad de Pericles
Cuando se enamoraron, Pericles (495-429 a.C.) ya dominaba la política de Atenas, algo que hizo durante 30 años, cuando la vida cultural de la ciudad floreció, su democracia se fortaleció, su imperio creció y la Acrópolis fue adornada con el Partenón.
Una vez más, no sabemos si Aspasia fue su esposa, concubina o amante, lo que sí parece cierto es que él “la amaba en extremo”.
Eso afirmó Plutarco quien, aunque a veces retocaba la historia pues su intención no era ser exacto sino ejemplificar las virtudes y los vicios de los poderosos, en este caso no tenía razón para hacerlo.
“Dos veces al día”, cuenta el historiador, “saliendo y entrando de la plaza del mercado, la saludaba con un beso cariñoso”.
Quizás no parezca muy apasionado pero esa descripción de afecto es insólita; el de Aspasia y Pericles es uno de los pocos amores románticos registrados entre un hombre y una mujer en la Atenas clásica.
De boca en boca
Su relación con el gran estadista habría bastado para hacerla notoria, pero un indicio de que no era sólo su belleza o el amor lo que la hacía tan célebre es que Aspasia fue blanco de ataques y bromas en la comedia por su supuesta influencia sobre Pericles.
Los comediantes de la Grecia clásica eran críticos de la sociedad y -entonces como siempre- estar en su mira era un dudoso honor concedido solamente a personas relevantes.
En “Los acarnienses”, el comediógrafo Aristófanes, por ejemplo, culpa a Aspasia por la Guerra del Peloponeso, un eco de obras anteriores que la habían responsabilizado por el rol de Atenas en la guerra entre Samos y Mileto.
Aunque las acusaciones no eran justas -ni pretendían en muchos casos serlo-, evidencian la percepción de que Pericles respetaba la sabiduría y puntos de vista políticos de Aspasia.
Su reputación, para bien y para mal, era tal que se llegó a decir que fue ella quien le enseñó al gran estadista a hablar y que de su pluma brotaron los grandes discursos que pronunció, incluida la famosa oración fúnebre registrada en la historia de Tucídides de la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.).
Imposible probarlo pero de haber sido así, es tentador imaginar una sonrisa dibujándose en los labios de Aspasia ese día en Atenas durante la ceremonia en honor a los caídos, cuando su amante declamaba el pasaje que decía...
“...acerca de las virtudes propias de la mujer, lo resumiré todo en un breve consejo: grande será su gloria si no desmerecen su condición natural de mujeres y si consiguen que su nombre ande lo menos posible en boca de los hombres, ya sea en elogios o críticas”.
“A ella me refiero”
Entre los que le atribuyeron la autoría del discurso a Aspasia estaba nada menos que Platón, en lo que se ha interpretado como una muestra del rechazo del filósofo a la veneración de sus contemporáneos por Pericles.
En un irónico diálogo, imagina un encuentro entre Menéxeno (quien le da el nombre a la obra) y Sócrates, en el que este último asegura ser capaz de pronunciar un gran discurso fúnebre.
Sócrates - ...tengo por maestra a una mujer muy experta en la retórica, que precisamente ha formado a muchos otros excelentes oradores y a uno en particular, que sobresale entre los de Grecia, Pericles, hijo de Jantipo.
Menéxeno - ¿Quién es ella? Es evidente que te refieres a Aspasia, ¿no?
Sócrates - A ella me refiero
En la obra, Sócrates pronuncia un discurso que dice haber aprendido de Aspasia y aunque se trata de una parodia es probable que contenga más de un grano de verdad, pues varias fuentes señalan que el padre fundador de la filosofía occidental admiraba a la dama de Mileto.
Dos desconocidos
Pero seguimos en el terreno de la conjetura pues Sócrates también es un enigma.
Como ocurre con Aspasia, no contamos con nada escrito por él; todo es de segunda mano y la mayor parte se disputa vigorosamente.
Lo que sabemos del filósofo es un conjunto de interpretaciones, cada una de las cuales representa a un Sócrates ‘teóricamente posible’, como bien lo dijo la historiadora de filosofía Cornelia de Vogel.
No obstante, según varios autores antiguos, Sócrates respetaba las opiniones de Aspasia.
Además de ser la única mujer a la que Platón le concedió un discurso en toda su obra, Jenofonte -uno de los principales biógrafos de Sócrates- la menciona dos veces en sus escritos socráticos: Memorabilia y Oeconomicus.
En ambos casos, el filósofo recomienda seguir el consejo de la milesia.
Y tanto Esquines de Esfeto como Antístenes, discípulos de Sócrates, escribieron diálogos socráticos titulados “Aspasia”, de los cuales sólo quedan fragmentos.
En una sección del diálogo de Esquines conservado por Cicerón en latín, Aspasia figura como la “Sócrates mujer”, y es presentada como una maestra e inspiradora de excelencia.
¿Amor?
Interpretando estos y otros escritos, se ha dicho que Sócrates y Aspasia se conocieron cuando ambos tenían alrededor de 20 años y tuvieron una larga relación. Algunos creen que en algún momento fue amorosa o que al menos él la amó, pero es improbable que alguna vez se conozca la verdad
Como “no hay buena evidencia de su vida interior o intelectual” debido a la falta de fuentes primarias que la describan -sentenció Madeleine M. Henry en su libro “Prisionera de la Historia”- nunca podremos conocer a Aspasia.
Pero eso no significa que los historiadores no van a dejar de intentarlo.
Una de las hipótesis más recientes fue la presentada por Armand D’Angour, quien sostiene en su libro “Sócrates enamorado” que su investigación demuestra que Sócrates obtuvo la inspiración para sus originales ideas sobre la verdad, el amor, la justicia, el coraje y el conocimiento de Aspasia de Mileto.
“Si se acepta la evidencia de esta tesis, la historia de la filosofía dará un giro trascendental: una mujer que ha sido casi borrada de la historia deberá ser reconocida como la que sentó las bases de nuestra tradición filosófica de 2.500 años”, subraya el profesor asociado de Clásicos de la Universidad de Oxford.
Entretanto, Aspasia seguirá siendo “una figura clave en la historia intelectual del siglo V de Atenas... (así como) la mujer más importante de esa era”, como admitió Henry.
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