MÚSICA

El Petronio Álvarez, el evento que visibiliza al Pacífico

El Festival Petronio Álvarez, que comienza el 15 de este mes, ha visibilizado la costa del Pacífico y ha propiciado el éxito de muchos artistas nacionales en el exterior.

11 de agosto de 2018
El Golpe Chocoano, una agrupación de chirimía que viene de Bagadó, sobre la tarima del festival, en la Ciudadela Petronio. Con sus trajes muestran las tradiciones y costumbres de su región.

En 2006 ChocQuibTown participó en el Festival Petronio Álvarez en la categoría versión libre. No ganó, pero pocos meses después se convirtió en uno de los grupos más renombrados de Colombia en el mundo. Lo venció Herencia de Timbiquí, que tuvo que aguardar un poco más tiempo para lograr el mismo éxito.

Muchas historias similares guarda este certamen nacido en Cali en 1997 por iniciativa del antropólogo Germán Patiño. Desde entonces, ese gran evento ha buscado proyectar la música del Pacífico y durante sus cinco días acoge la música proveniente de la región o inspirada en ella. De esta manera, Colombia y el mundo empezaron a acercarse al Pacífico y su cultura.

                                                                                          Grupos locales, como Tamafri (arriba), de Buenaventura, y Barule Chirimía (derecha), de Chocó, han tenido la oportunidad de participar en el Petronio. Una vitrina que, en algunas ocasiones, impulsa sus carreras.

El periodista y antropólogo Ángel Perea dice que de esta región solo se conocían algunas expresiones y poco de la cultura sobre la que se sustenta la música, pero la estética afro se ganó un lugar por bella, genuina y profunda. El festival además permite un intercambio intercultural entre las culturas negras de la región. En efecto, el Pacífico no es homogéneo, no es lo mismo el sur del litoral que el norte. Y el Petronio, por ejemplo, dio a conocer géneros musicales tradicionales, como los invocados en la celebración de ritos funerarios o de santos y los que acompañan las jornadas de trabajo.

Hoy un público joven acoge con sensibilidad otros sonidos, aunque no sean populares, y los identifica, como la marimba del Pacífico sur, el clarinete y las bandas de viento del Chocó (en grupos como Saboreo, La Contundencia y Rancho Aparte) o los violines de campesinos negros del Cauca.

Manuel Sevilla, coordinador académico del certamen, recuerda que gracias al festival se conocen y preservan diferentes rituales (muchos amenazados por el conflicto y la modernidad), como la música de balsadas, interpretada en la procesión acuática a la Virgen de la Asunción por el río Cauca, especialmente en municipios como Guapi y Timbiquí (en Cali lo hacen en piscinas). Y, no menos importante, los aguabajo (acompañados de percusión) y los cantos de cosecha, en recorridos de trabajo por los afluentes. También se oye el bunde para los ritos fúnebres y alabanzas a los santos, lo mismo que los alabaos en Chocó.

Todas estas manifestaciones ancestrales compiten, pero también las que fusionan lo tradicional con lo moderno, propuestas de sonidos innovadores como los de Herencia de Timbiquí y ChocQuibTown, que tienen letras y estéticas urbanas que evocan al Pacífico. Temas que gozan de gran popularidad en redes sociales como YouTube.

No en vano muchos extranjeros asisten habitualmente, en buen número, a este encuentro. Juan Carlos Garay, crítico musical de SEMANA, explica que el Petronio brinda un vistazo a los aspectos menos conocidos de lo que, generalizando, los extranjeros llaman “la cultura latina”. “La visión de lo latino fuera de nuestro país –dice Garay- tiene mucho que ver con la cultura Caribe y no tanto con la del Pacífico, más olvidada. Un instrumento como la marimba de chonta, por ejemplo, no tiene presencia en la Costa Atlántica y eso impacta mucho al extranjero cuando la descubre”.

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Otras razones explican este fenómeno. Casi al tiempo que nacía el concurso, tomaba vuelo un fenómeno global: la música del mundo (World Music) que, como recuerda Perea, buscó expresiones por fuera de la industria discográfica occidental. Y allanaron el camino festivales como el Green Moon de San Andrés, otro evento de esencia afro, mientras la Constitución de 1991 reconocía la diversidad étnica y cultural del país.

                                El Golpe Chocoano, una agrupación de chirimía que viene de Bagadó, sobre la tarima del festival, en la Ciudadela Petronio. Con sus trajes muestran las tradiciones y costumbres de la región.

Hoy un público joven acoge con sensibilidad otros sonidos, aunque no sean populares, y los identifica, como la marimba del Pacífico sur, el clarinete y las bandas de viento del Chocó (en grupos como Saboreo, La Contundencia y Rancho Aparte) o los violines de campesinos negros del Cauca.

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Pero la pluriculturalidad y el Petronio no solo generan afecto por la música. Manuel Sevilla dice que el festival también enseñó geografía, pues puso en el mapa nombres desconocidos que ahora muchos quieren explorar, como Guapi o Nuquí. Y también acercó al país a la cocina tradicional del Pacífico, encocados, arroces y mariscos, y a bebidas singulares como el viche, el curado y la tomaseca, extraídas de las hierbas de la región. Ha influido hasta en la apariencia personal: los afros hoy reivindican su pelo ensortijado, al que en una época le decían pelo malo. Todo lo visibiliza el Petronio Álvarez.

 

Herencia de Timbiquí y ChoQuibTown, dos de las bandas más importantes de Colombia, hoy se enfrentaron en 2006 en el festival. Ese día ganaron de Timbiquí. FOTO: Alejandro Marín- JET SET 

La Secretaría de Cultura de Cali, que lidera su organización, considera al Petronio un ejemplo de política pública cultural porque enlaza a toda una región al comenzar con pruebas clasificatorias en Quibdó, Tumaco, Guapi y municipios recónditos de la zona. “Para los medios y la industria –dice Sevilla- no era rentable llegar a estas expresiones porque se originaban en lugares remotos a los que, en algunos casos, se llegaba con viajes en lancha de tres días. Pero ahora un solo evento los aglutina”.

Sin embargo, el Petronio genera una pregunta: ¿se debe preservar la música del Pacífico y evitar influencias que la puedan llevar a perder su naturaleza? Sevilla cree, como otros, que la música no se debe guardar para que no cambie, si su ejecución mantiene su contexto, así lo haga gente externa al Pacífico que la fusiona con otros ritmos. Y pone el ejemplo de Nidia Góngora, que a la vez hace música electrónica y encabeza Canalón de Timbiquí, un abanderado de la música tradicional.

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Pero Ángel Perea, por el contrario, considera que falta ofrecer mejores plataformas a los músicos genuinos de las regiones, que no pasen por la apropiación. Y que no sea necesario que terceros interpreten la música para que el público la aprecie o que se convierta en otras cosas. “El problema de la difusión es un problema complejo -dice Perea-, las músicas del Pacífico suenan en el Petronio, pero no pasa nada más. Algunos grupos están en los mercados contemporáneos y pueden hacer giras en Norteamérica o en Europa, pero en términos locales la música del Pacífico no se transmite. Hay un turismo cultural que no está impactando las problemáticas sociales. Sí, está bien amar a la cultura, pero sin desconocer a la gente que la produce”.

Juan Carlos Garay tiene una posición similar: para consolidar aún más el Petronio y su riqueza musical, faltaría concientizar al país sobre la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la región.

Los imperdibles del año

La edición XXII se realizará del 15 al 20 de agosto en Cali

En esta ocasión hay varios eventos claves. Primero, los homenajes a Baudilio Cuama, conocido como el rey del currulao, y a José Antonio Torres, Gualajo, que murió recientemente. Unos 15 artistas, acompañados de marimbas de chonta, celebrarán el legado de estos referentes de la música del Pacífico colombiano. También hay que asistir a la presentación de Yuri Buenaventura, que por primera vez interpretará un repertorio con arreglos de esta región. También, a propósito de los intentos de apropiación de las bebidas tradicionales, habrá el encuentro ‘Destila patrimonio-Una mirada hacia el reconocimiento y la formalización del viche’. Finalmente, en la gran final se presentarán el Grupo Bahía y 12 grupos en competencia.