ARTE

El Miguel Ángel criollo

‘Objetivo/Subjetivo’ recoge tres décadas de Miguel Ángel Rojas, uno de los artistas contemporáneos más importantes de Colombia. Análisis de Diego Garzón.

1 de diciembre de 2007
David, un soldado mutilado, posa como la famosa escultura de Miguel Angel

A finales de los años 70 Miguel Ángel Rojas descubrió que varios de los teatros del centro de Bogotá servían para el encuentro clandestino de homosexuales. Una vez adentro de estos lugares y a través de pequeños orificios que había en las paredes, él tomaba fotografías que daban fe de estos encuentros. Así surgieron las famosas series del Teatro Faenza, una de las obras más destacadas de Rojas en sus 30 años de carrera artística. Al explorar su sexualidad y plantear un trabajo confesional, muy personal, que sólo buscaba, según él, entenderse a sí mismo, trascendió rápidamente a esferas más amplias al poner sobre el tapete un tema tabú para la época.

Su interés no paró ahí. Hacia 1982 Rojas presentó su obra Subjetivo en la Galería Garcés Velásquez (hoy Alonso Garcés) donde se propuso recrear la atmósfera de esos teatros que visitó en los años 70. Todo el espacio fue intervenido por el artista para tratar de ser lo más fiel posible a lo que vio y sintió. De allí también surgieron trabajos como Paquita compra un helado, que aparentemente es una inocente historia infantil donde, como dice el título, una niña es la protagonista. Pero si el espectador mira con cuidado los pequeños círculos que al unirse dan forma a la obra, se dará cuenta de que se trata de miles de reducciones de esas fotografías que tomó en los teatros. Hace poco, en 2003, y después de muchos años de no hacerlo, Rojas regresó al Faenza y con una cámara de video hizo un registro de su visita y luego lo llamó Corte en el ojo: una mirada nostálgica a un escenario que marcó su vida. Estas obras de Rojas son algunas de las más importantes del arte contemporáneo colombiano. Y son casi una leyenda porque muy pocas veces las han expuesto en el país.

Por ese motivo, la exposición retrospectiva Objetivo/Subjetivo que se inauguró la semana pasada en el Museo de Arte del Banco de la República tiene tanta relevancia.

Bajo la curaduría de José Ignacio Roca, la exposición recoge los momentos más destacados de la producción artística de Rojas. Allí están presentes estos trabajos. El título, según Roca, obedece a la presencia casi permanente de la fotografía de distintas maneras, pero también a esas vivencias personales, íntimas, que se hicieron públicas. El espectador se encontrará, por ejemplo, un pequeño cubículo, (La cámara del pudor), con orificios en la pared, para que mire a través de ellos y entienda cómo trabajó Rojas las series de los teatros. Por los orificios se podrá ver las fotografías del Teatro Mogador y esas escenas sexuales. La obra Subjetivo se pensó recrear en este espacio tal y como se vio la primera vez, en 1982, pero era casi imposible, por sus dimensiones. Se decidió, entonces, que lo mejor era reconstruirla en el espacio de Alonso Garcés Galería y allí se podrá ver desde el 25 de enero de 2008.

Pero estas obras son apenas algunos de los ejes temáticos que eligió Roca para articular esta exposición que se venía planeando desde 1998. Lo primero que se ve, justo en la entrada, es otra de sus más reconocidas series: David. Un soldado mutilado, víctima de la guerra en Colombia, posa desnudo en la misma postura del famoso David de Miguel Angel. La crudeza de la violencia queda retratada en este hombre que también es un guerrero, un héroe, al igual que el personaje que inmortalizó el artista italiano. Posa sin una pierna con un gesto de dignidad que nos recuerda la belleza de las esculturas clásicas.

También está Grano, considerada una de las primeras instalaciones que se hicieron en Colombia y que se presentó por primera vez en 1981 en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Rojas dispuso, en ese entonces, una réplica del piso de la casa de sus abuelos en Girardot y que veía en los patios de familias parecidas a la suya. Una imagen que siempre recordó de niño: un piso que de alguna manera representaba una clase social. Rojas llevó tierra caliza al museo y lo armó allí. De nuevo, Rojas partió de una experiencia personal para llevarla a un ámbito más universal. Aquí se reprodujo a escala el espacio del Museo de Arte Moderno. Es otra obra que pocas personas han visto y que es hoy una referencia obligada en el arte contemporáneo colombiano.
Otro eje temático de la muestra cobija los trabajos que ha hecho con hojas de coca y billetes de dólares. Rojas se ha preocupado mucho por todo el proceso de producción, distribución y consumo de drogas, y la ironía con la que encara este problema es más que evidente. En Nowadays (2001), por ejemplo, escribió con hojas de coca sobre papel la frase Just what is it that makes today´s homes so different, so apealling? (¿Qué será lo que hace a los hogares hoy día tan diferentes, tan atractivos?), el título de una obra de Richard Hamilton, considerada pionera del Arte Pop. Hamilton mostraba una habitación con todas las comodidades, con lujos, y ahora Rojas mira con ironía ese “mundo perfecto” de un país consumidor que permanentemente nos juzga. Así mismo están escritas las palabras Cali, Medellín, London, New York, también con recortes de billete de dólar y hojas de coca. En este conjunto, hay una obra nueva titulada Gringo, una serie de hojas de coca mordisqueadas por unos bichos que los campesinos llaman “gringos”.

No es la única obra inédita de la exposición. Hay varias más que Rojas realizó en los últimos meses. Papeles de hoja de coca perforados en los que se ven palabras propias del leguaje indígena y que aluden a lo que más les hace falta, a lo que de alguna manera los lleva a ser raspachines. Un tapete que representa el paisaje rural, convulsionado, y sobre él una imponente silla roja diseñada por Le Corbusier que se refiere a lo urbano: la indiferencia de dos mundos que parecen no tocarse.

También están sus primeras obras, sus dibujos, fotografías con revelados parciales. Roca, en acuerdo con el artista, no incluyó trabajos de pintura en los que Rojas trabajó más que todo en la década del 80. El gran mérito de la exposición es que deja ver que Miguel Ángel se desenvuelve con naturalidad con cualquier medio: video, dibujo, fotografía, instalaciones. Esa es para Roca otra de las características que lo convierten en uno de los artistas más importantes de Colombia. Su vigencia está intacta, y a sus 61 años mantiene la fuerza de sus primeros trabajos. A Rojas lo respetan en el medio, pero ya es hora de que un público más amplio se acerque a su obra. Esta exposición es la oportunidad.