“‘El Pobre’ es una cruz cuando la queremos tocar en vivo”: Bajo Tierra

La historia de El pobre comienza en 1996 en un estudio de grabación rural en La Ceja, Antioquia. Los integrantes de Bajo Tierra estaban grabando el álbum electrónico Lavandería real -que los llevaría del circuito underground de Medellín y Bogotá a sonar en las emisoras de todo el país-, cuando se les vinieron a la cabeza fragmentos de la letra y música de una canción que no se parecía a las demás.

Lavandería real es un disco de canciones electrónicas, robustas y rockeras. El pobre, el último corte del disco, en cambio, es acústico: le dan vida únicamente las guitarras acústicas, la percusión y el coro.

En Historia de un clásico, el pódcast de SEMANA que se sumerge en los relatos de las canciones más emblemáticas de la música colombiana contados por sus protagonistas, los integrantes de Bajo Tierra cuentan que intentaron llevar la canción a un ámbito más natural para la banda, “con las guitarras conectadas, la batería y todos tocando”, pero El pobre “se resistía a participar de esa naturaleza. Por más que intentamos montarla para que fuera interpretada por todo el grupo, funcionaba mejor acústica,” explica Lucas Guingue, uno de los vocalistas.

El pobre tiene vida propia. Para cada uno de los miles de colombianos que se la sabe de memoria, y que la canta cuando está de fiesta o para animar una tarde de encierro ‘pandémico’, la letra significa algo ligeramente distinto o les recuerda un momento específico de su juventud.

Y es que desde el principio la canción comenzó a sumar historias. Por eso los vocalistas de Bajo Tierra decidieron cantarla en coro. Según cuentan Guingue y Camilo Suárez, ellos crearon solo una parte de la música y de la letra, porque el resto se hizo tejiendo los retazos que aportaron “todas las personas que pusieron un pedacito de letra en esa historia”.

En charla con SEMANA, los músicos detallan los sonidos y palabras que añadieron a la historia de El pobre.

Cuentan cómo la idea de hablar de una maldición les vino de la lectura de un texto del novelista francés León Bloy; de cómo la canción absorbió el contexto de la Colombia de los 90; de cómo el magnífico percusionista ‘Panelo’ -quien murió en un accidente de carro- los ayudó a pulir el ritmo de la canción, y de por qué, a pesar de estar compuesta por acordes sencillos, sigue siendo “una cruz para tocar en vivo.”

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