Letras y pantalla
El poder de la imagen en la escritura de Claudia Piñeiro
Ganó el premio Dashiell Hammett a Mejor novela negra con ‘Catedrales’ y ya prepara la segunda temporada de ‘El Reino’, el exitoso thriller de ficción que escribió para Netflix. Victoria Hoyos habló brevemente con la escritora argentina.
En la página o en la pantalla. Claudia Piñeiro sigue creando universos oscuros y estos comienzan a llegar públicos amplios y receptivos a su estilo. La autora argentina ya prepara la segunda temporada de una de las series del momento en Netflix, El Reino, una ficción que realizó con el director Marcelo Piñeyro a manera de thriller cautivante que gira en torno a la política y a la religión. Vale decir, esta ha recibido excelentes críticas desde su estrenó el 13 de agosto, y por quien la concibió, no sorprende.
En la antesala de ese exitoso estreno que la tiene pensando en televisión de nuevo, Piñeiro recibió un importante reconocimiento por cuenta de su novela ‘Catedrales’ (Alfaguara). En Gijón, España, recibió el premio Dashiell Hammett, a la mejor novela policiaca en español del año, que desde 1988 entrega la Asociación Internacional de Escritores Policíacos, en honor al estadounidense.
Siempre se ha pensado el proceso de la escritura como algo muy individual, ¿cómo fue tu experiencia de escritura de guion para la serie ‘El Reino’ con el director Marcelo Piñeyro?
Fue fantástico, nos entendimos fácilmente. Coincidimos en el gusto por las mismas series y también en una mirada similar sobre el mundo. Por la mañana escribíamos lluvia de ideas y luego cada uno continuaba por su cuenta. Después nos corregíamos mutuamente, y así por varios meses. Luego tuvimos que reescribir escenas del guion después de la pandemia, porque por los protocolos no se podían filmar de la misma manera, y necesitábamos crear otros conflictos. Y, al final, esa reescritura nos gustó más que las escenas originales.
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Tu novela Catedrales tiene una gran riqueza literaria y variedad de recursos estilísticos, necesita muchas voces para contarla y también muchas lecturas ¿Es así?
Catedrales trabaja sobre uno de los tantos crímenes que se dan en las sociedades, a veces más allá de que alguien sea el culpable, también hay sociedades que propician que determinados crímenes se conviertan en hechos y otras que propician otros. Los personajes tenían cada uno su punto de vista, saben una parte de la historia que los otros no saben.
Además era una posibilidad, como arco dramático de los personajes, de permitirles asumir su (gran o pequeña) cuota de responsabilidad de lo que le sucedió a Ana. Su padre, por ejemplo, quien busco la verdad durante treinta años, quería que cada personaje tuviera su propia introspección y asumiera su propia responsabilidad.
Las viudas de los jueves (2005) es tu novela más leída y además llegó al cine. Es considerada una novela policial, pero al leerla da la impresión de que el policial es un pretexto para hablar de otra cosa, para contar la vida secreta dentro de los ‘countries’ (urbanizaciones lujosas en Argentina). ¿Fue esa tu intención al escribirla o la historia te fue llevando ahí?
Yo siempre empiezo a escribir a partir de una imagen disparadora. En el caso de Las viudas de los jueves, la imagen me apareció después de leer un cuento de Cheever, El nadador. Un hombre que en los años cincuenta en Estados Unidos en una especie de urbanización, parecida a lo que son los countries hoy, divorciado y con una debacle económica, perdió todo. Este hombre nada de una piscina a la otra mirando las galerías, los jardines, las casas, y ve cómo sus vecinos siguen viviendo la vida que él había tenido y ya no tiene más. Eso me parece que tenía mucho que ver con lo que yo quería contar. La crisis del 2001, y cómo se vivió en los noventas en Argentina para llegar a esa crisis. Personajes que se van desarmando porque están constituidos a partir del auto, de la casa que tienen, el reloj, la mujer objeto. En El nadador aparece un hombre flotando muerto. Esa imagen se cargó con otros muertos. Como me pasa siempre cuando tengo una imagen disparadora, tengo que tirar de ese hilo para ver cuál es la historia que aparece detrás de eso. Pero claramente para mí era una novela de personajes y, sobre todo, de personas que perdieron lo que son por perder sus bienes materiales.
¿Siempre está esa imagen disparadora en tu creación?, ¿cómo es tu proceso creativo?
Me llega una imagen disparadora que tiene la categoría de los sueños. A veces sueñas con algo y no sabes por qué, quizás tiene que ver con lo que viste, viviste o te contaron y te aparece, a lo mejor, un desconocido en la tarde o un pariente muerto. Esa imagen que me aparece inicialmente en la cabeza, la dejo macerar un tiempo y cuando empiezo a entender quiénes son esos personajes, cómo hablan y cuál es su conflicto, trato de empezar a enhebrar esa madeja enmarañada que implica lo que está detrás esa imagen. Busco las palabras para entender que es lo que está detrás de esa imagen.
¿Después de esta pandemia las cosas volverán a ser como antes a nivel cultural? ¿Bajo esta “nueva normalidad” existen otras formas de reinventarse?
Creo que la pandemia va a dejar marcas en todos nosotros, no solo en lo cultural, también en lo social, político, en todo. Para bien y para mal. También, por los cuidados que necesitamos ahora, descubrir que (por ejemplo) hay personas a pocos kilómetros de donde vives que no tienen como lavarse las manos. En el momento nos conmueve, pero luego se nos vuelve a olvidar.
En lo cultural muchas cosas se han podido organizar a la distancia. Se extraña, por supuesto, encontrarse con otros, viajar, etc, pero también se hicieron muchos eventos virtuales que economizaron costos, como son los eventos en el exterior. Ahora hay que buscar un punto intermedio entre la presencia y la virtualidad que aprendimos en la pandemia para seguir comunicándonos.