En la cotidianidad hay situaciones difíciles e inesperadas, tal como sucede con las enfermedades y las complicaciones de salud, donde no solamente las manos de los médicos tienen el don de sanar y curar, sino que también la fuerza y el amor de Dios es clave para que se dé una mejoría en este aspecto.

Es por ello que en la Biblia, el libro sagrado que Dios tiene como guía para sus seguidores y más fieles creyentes, tiene varios apartes dedicados a la salud y a la recuperación de enfermedades.

Algunos creyentes prenden velas mientras oran. | Foto: Getty Images

En este mismo sentido, en el libro de los Salmos, que reúne un total de 150 poemas, existe una serie de versículos que tiene como fin ayudar e interceder ante Dios por la salud frente a las graves enfermedades que se puedan padecer.

Salmo 41

1. Feliz el que se acuerda del pobre y del débil, en el día malo lo salvará el Señor.

2. El Señor lo guardará, lo mantendrá con vida y feliz en esta tierra: -no lo dejarás en manos de sus enemigos.

3. El Señor lo acompaña en su lecho de dolor y le arregla la cama mientras está enfermo.

Las oraciones por los enfermos son una forma para ayudarlos a superar sus afecciones. | Foto: Getty Images

4. Yo dije: ‘Señor, apiádate de mí, sáname porque he pecado contra ti’.

5. Mis enemigos me desean lo peor: ‘A ver si se muere y ya no se habla más de él’.

6. Si alguien viene a verme, habla por hablar, pero se informa para dañarme; apenas está fuera, esparce sus rumores.

7. Mis enemigos se juntan y cuchichean, mientras comentan mi mal:

8. Este ataque no es cosa buena, cayó en la cama para no levantarse.

Los conocedores del tema religioso recalcan la necesidad de orar con fervor y honestidad. | Foto: Getty Images

9. Hasta mi amigo seguro en el que yo confiaba, que mi pan compartía, se ha vuelto en contra mía.

10. Pero tú, Señor, ten piedad de mí, ponme en pie, que quiero pagarles con lo mismo.

11. Que mis enemigos no canten victoria, y reconoceré que me valoras.

12. Tú me asistirás, Señor, porque no hay falta en mí, y me mantendrás en tu presencia para siempre.

13. ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! ¡Así sea!