EL REGRESO DE LOS CLASICOS
Nuestros directores escénicos vuelven los ojos al pasado.
La Temporada de mitad de año, que coincide con la época de vacaciones, se caracterizó este año por las numerosas presentaciones de teatro en Bogotá.
Los grupos escénicos profesionales o aficionados, muestran un empeño por hacer del teatro una costumbre entre un público habituado casi exclusivamente a ver cine.
Entre los meses de junio y julio, mas de diez agrupaciones de teatreros presentaron igual número de obras, en su mayoría. con el denominador común de tratarse de clásicos europeos de otros siglos o de principios de éste.
Shakespeare, Moliere, Darío Fo, Fernando de Rojas o Don Ramón del Valle-Inclán figuran entre los dramaturgos llevados a las tablas en esta época.
El siguiente es un sondeo por las diferentes representaciones vistas en los dos últimos meses en las salas bogotanas.
"Las preciosas ridículas". Una ácida crítica a los terratenientes arribistas franceses del siglo XVII trazada por el ingenio de Moliere. Los vicios de la ilustración y el ridículo de sus defensores que caen en la lobería y el mal gusto, no son, al parecer, defectos de pertenencia privada de los franceses de hace tres siglos. Cuando el veterano actor y director de teatro colombiano Antonio Corrales se decidió por el montaje de este clásico humorístico pensó que "pocas comedias podían ser tan apropiadas al momento colombiano como ésta". Con una planta de actores hizo el experimento de reproducir textualmente a Moliere. El resultado final fue deficiente. Tal vez los defectos que van tomando los actores que actúan en los café-conciertos se reflejaron en esta obra de una manera deplorable. Muy poca asistencia a las presentaciones que se hicieron de la comedia en el Teatro Nacional. Los altos precios que debe cobrar esta sala para poder sostenerse impiden la asistencia a un sector juvenil que bien podría aprovecharse de estos esfuerzos artísticos.
"Farsa y licencia de la reina castiza". Uno de los cuatro esperpentos teatrales de don Ramón del Valle-Inclan, llevado a escena por el Teatro Libre de Bogotá, con dirección de Ricardo Camacho y Germán Moure. Escrita por Valle-Inclan en 1920, esta fallida e ingenua farsa es una clásica muestra de lo que debe ser el teatro, así se trate simplemente de un género frívolo como la farsa. Peor aún el hecho de que un grupo con una trayectoria como el TLB escoja entre los millares de documentos de la dramaturgia una creación de este estilo. Seguramente el TLB tenía sus ocultos motivos para hacerlo. Vaya uno a saber cuáles.
Después de su temporada de estreno en el Teatro de Colsubsidio, el grupo de Camacho y Moure emprendió una gira por varias capitales colombinas y terminarán a principios de agosto en San Cristóbal, Venezuela. La gira incluye la presentación de otras dos obras: "Las brujas de Salem" y "La agonía del difunto".
"La Celestina". Aun con los difíciles tropiezos que implica el montaje de esta extensa tragicomedia de Fernando de Rojas, el trabajo del grupo "Mugre al ojo" fue sin duda el más logrado de esta temporada. La actuación de Eduardo Chavarro como Celestina resultó brillante y convincente. Su papel puede considerarse como el más destacado de estos meses.
Como ocurre casi en todas las escenificaciones de "La Celestina", los últimos seis actos se hacen confusos y demasiado agitados en contraste con la lentitud con que transcurren los primeros quince actos. El grupo, dirigido por Gustavo Londoño, no logra superar este defecto y la obra decae al final.
"Siempre vuelvo". La actriz polaco-alemana-argentina Cipe Lincovsky, precedida de un cartel publicitario excepcional, respondió en parte a las expectativas creadas entre la audiencia. Con textos de clásicos como Anton Chejov y Lermontov, la Lincovsky vino a sumarse a ese sabor nostálgico por la gran damaturgia del pasado. Actriz del "Berhner Ensemble" la compañía teatral que fundó Bertolt Brecht, ha hecho una de las carreras más consagratorias para una actriz de teatro en la actualidad. Su espectáculo unipersonal fue lo que se podría esperar de un buen café-concierto.
"Misterio Brujo". Tres cuentos del autor medieval Darío Fo fueron integrados en uno para elaborar esta especie de tragedia que introduce elementos de una humorística moderna: "el nacimiento del juglar", "el loco de la cruz" y "el loco con la muerte". La adaptación teatral fue hecha por el Teatro Experimental de América Latina, Teal, dirigido por Carlos Sánchez. La producción de Fo pertenece al género de una crítica socialista prematura contra el florecimiento del feudalismo europeo. Al llevar estas antiguas narraciones políticas al teatro, el Teal pretende hacer una forma de dramaturgia política, probablemente más inteligente que los esfuerzos que en este mismo sentido hacen otros grupos colombianos.
Como sucede a la mayoría dé los actores preocupados por un teatromensaje, la calidad de la actuación parece no importarles demasiado.
Otros dos dramas que pueden considerarse clásicos modernos son "Las brujas de Salem" y "La muerte de un agente viajero", las dos de Arthur Miller, puestos en escena por el Teatro Libre y el Teatro Popular de Bogotá, respectivamente. ¡Los clásicos a escena! Un buen síntoma que el público espera se extienda más allá de la época de vacaciones.