ARTE
Una exposición para conocer a Alejandro Obregón a fondo
La nueva muestra sobre Obregón en la Galería El Museo muestra cómo un joven estudiante de arte en Boston se convirtió en uno de los artistas colombianos más importantes del siglo XX.
Alejandro Obregón fue un artista prolífico. A lo largo de su vida trabajó en tantos lienzos, murales y esculturas que hoy no está claro cuántas obras hizo durante toda su carrera. Por eso, y porque nunca cuidó mucho el registro de su trabajo, el público general e incluso los estudiosos del arte aún no conocen muchas de esas obras, pues desde que las pintó están en manos de coleccionistas privados, no pocas veces fuera del país.
Desde que el artista murió, en 1992, Luis Fernando Pradilla, director de la Galería El Museo y su último galerista, se propuso clasificar esas obras para dejar, en un futuro cercano y cuando la familia del pintor lo autorice, un catálogo completo y fidedigno de su trabajo. Un legado inmenso para la historia del arte en el país.
Hace unos meses, y de forma coincidencial, una gran cantidad de esas obras llegaron a las manos de Pradilla casi al mismo tiempo. “En un momento determinado me comenzaron a llegar una serie de cuadros que los coleccionistas querían vender –cuenta–. Y cuando vi su calidad y su importancia, pensé que tenía que mostrarlas inmediatamente”.
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Como desde hace un tiempo tenía la idea de hacer una exposición para celebrar los 100 años de Obregón, que cumpliría en junio de 2020, se le ocurrió adelantar la exposición. Puso manos a la obra y en poco tiempo armó Alejandro Obregón: 1936-1992, una retrospectiva abierta en la galería desde mediados de octubre, que recoge obras de todas las épocas.
Más allá de mostrar trabajos hasta ahora no clasificados, la exposición exhibe la evolución y la transformación del artista, desde que era un estudiante hasta sus últimos días, disminuido por un tumor en el cerebro. “Se puede ver cómo van cambiando sus intereses por diferentes temas, cómo evoluciona su pincelada y se define su estilo, cómo va estructurando sus obras y va desarrollando el simbolismo”, explica Pradilla.
‘Invierno en Boston’ (1936), un óleo sobre madera que Obregón pintó a los 16 años, cuando estudiaba arte en Estados Unidos.
En la galería están presentes obras como Invierno en Boston (1936), su primera pintura, que hizo cuando tenía 16 años desde la ventana de su apartamento en esa ciudad, donde estudiaba en la Escuela del Museo de Bellas Artes. Y Autorretrato con Diego (1992), que comenzó prácticamente ciego y dejó inacabada al morir. En el intermedio se pueden ver algunas obras importantes como Pez dorado (1947), una de las primeras catalogables como modernas en el arte colombiano, o Sortilegio (1970), una pieza abstracta con la que ganó la II Bienal de Arte de Coltejer en Medellín.
Trató en sus obras temas que pocos artistas trabajaban en Colombia, como el medioambiente (pintó manglares, ciénagas en peligro, cóndores, toros, barracudas e iguanas) y la violencia.
Obregón, quien nació en Barcelona y vivió desde los 6 años en Barranquilla, pasó por varios periodos. Empezó pintando bodegones y paisajes influenciado por artistas como Goya y Cézanne, pero luego fue definiendo un estilo más abstracto y simbolista. También cambió el óleo por el acrílico, que para él era el material del futuro –aunque muchos críticos consideran que su obra perdió expresividad–, y pasó de pintar con colores sobrios y pinceladas suaves a utilizar colores llamativos y trazos más espontáneos y decisivos. Esto último, sobre todo, cuando llegó a Cartagena, ciudad que lo marcó.
‘El último cóndor ’(1982), un acrílico sobre lienzo en el que el artista usa varios colores, trazos fuertes y un estilo medio abstracto.
Toda su vida, además, fue un pionero. Al tener padre colombiano y madre europea vivió ambos ambientes a lo largo de su vida, y trajo muchas de las vanguardias (hasta conoció a Pablo Picasso). Algunos incluso lo consideran el primer artista moderno del país. También trató en sus obras temas que pocos artistas trabajaban en Colombia, como el medioambiente (pintó manglares, ciénagas en peligro, cóndores, toros, barracudas e iguanas) y la violencia.
De hecho, incluso al final, cuando aún pintaba a pesar de su enfermedad, sus contemporáneos y las nuevas generaciones de artistas lo consideraban una influencia indispensable. Eso no ha cambiado, por lo que siempre valdrá la pena darle un repaso a su obra.