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En ‘¡A la cancha!’, el fútbol y las niñas protagonizan una historia imperdible para disfrutar en grupo o en familia
En su libro, que navega lo infantil y lo juvenil, lo entretenido y lo fantasioso, el autor bogotano Sergio Gama le da voz a una portera que ama el balompié e idolatra a Higuita. Hablamos con él al respecto.
¡A la cancha! es una novela para divertirse, para leer con los amigos y luego salir a jugar un partido de fútbol. Sergio Gama, filósofo, magister en literatura y ganador del primer Premio en el Concurso Mundial de Cuento y Poesía Pacifista 2009, es el escritor bogotano que le da voz a una genial protagonista y arquera: Renata (nombre inspirado en el mítico guardameta de la Selección Colombia). Y lo hace para que ella cuente su historia y hable sobre la importancia de la amistad, la resiliencia y la lealtad. Hablamos con el autor sobre su novela infantil y juvenil. Esto nos dijo.
El fútbol femenino en Colombia aún es visto como algo menor. Porque incluso clasificando a varios torneos internacionales y ocupando los primeros lugares, no se le da una importancia que se ha ganado a pulso. La liga femenina de fútbol colombiana carece de patrocinios, no tiene un calendario justo, entre otras grandes falencias… ¿de dónde surge su interés por hacer un libro que hable del fútbol jugado por mujeres?
Desde hace mucho quería hacer un libro para público infantil o juvenil sobre fútbol, que este deporte fuera central, no solo una excusa o un “color de fondo”. Durante un buen tiempo le di vueltas a la idea, hasta que llegué al personaje principal, Renata: una niña de carácter fuerte, determinada y líder. Así, no terminaría haciendo una historia cliché y resabida de niños u hombres que juegan un deporte tradicionalmente masculino, reforzando estereotipos.
Así, gracias a Renata, pude hacer esta historia en que planteaba el fútbol desde otro punto de vista, alejándome de los clichés y abrazando otra manera de disfrutar este deporte. Tal vez una manera de sentirlo que fuera más cercana para niñas como mi hija. Además, que la historia ayudara a que algunos niños dejen de sentir tan problemático cuando una niña se une a un partido de fútbol improvisado en un parque o en una cancha.
La sororidad, la amistad y la lealtad juegan un papel muy importante en la obra, ¿por qué resaltar estos valores?
Porque la lealtad, la amistad y el trabajo colaborativo son clave para todo lo que es el fútbol, tanto en la cancha, como diversión y experiencia. No importa qué tan bueno sea un jugador, es el equipo el que juega, el que gana, empata o pierde; ver fútbol solo es divertido, pero verlo en grupo es mejor.
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En cuanto a la sororidad, tan solo diré que la puse como uno de los valores centrales, porque era mi manera de pelear con esa idea machista de que “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”, esa idea de que las mujeres no pueden estar juntas, que ellas no construyen sino compiten. Las mujeres son grandes creadoras de una increíble fuerza y juntas son capaces de todo; y eso lo quería poner a mi manera.
En un telón de fondo de esta obra, con recursos como los recuerdos de algunos personajes o el pasado familiar de los protagonistas, se perciben temas como la xenofobia, el racismo, la aporofobia y el machismo, ¿es acertada esta lectura o sólo es una percepción? ¿tiene alguna intención al plasmar estos temas dentro de la narración?
Una de las cosas que me parece más importante de la literatura infantil es que permite abordar muchos temas, incluso muy profundos y problemáticos, de maneras diversas y con un público que no está tan viciado por el entorno. Con eso en mente, no sólo quise repensar un deporte (desde otro punto de vista) asumido muy masculino, sino que también busqué señalar prejuicios que niños y niñas encuentran en sus hogares, colegios, parques y series de televisión y que constante y normalmente no son problematizados.
Además, ¿en este país no somos todos hijos, hijas, nietos o nietas de personas que tuvieron que dejar sus tierras por buscar un mejor futuro o proteger la vida? Si todos revisáramos un poco en nuestros árboles genealógicos, veríamos que tenemos más en común con los migrantes (venezolanos, por ejemplo, por señalar un caso muy cercano en Colombia) de lo que creemos.
Mamás que ven partidos de fútbol con sus hijas, papás que hablan a sus hijas de sus ídolos en la cancha y hasta las bautizan con nombres similares, en este caso particular el femenino de René…¡Renata!, nombre de la estrella de esta obra y guiño al legendario arquero de la selección Colombia, René Higuita. ¿por qué resaltar esa pasión heredada y amor por el futbol trasmitidos por varias generaciones? ¿De quién heredó usted el amor por el fútbol?
La mayoría de lo que somos lo heredamos de nuestros padres y madres y lo heredaremos a nuestros hijos e hijas. Esto es especialmente importante en los primeros años de vida, cuando uno no es tan consciente de lo que ha recibido de sus ancestros y esa herencia lo define en gran medida. Por eso, hice énfasis en ello, como un guiño para que los padres, madres y mayores (que acompañen a los niños en la lectura del libro) piensen en qué le están heredando a sus más pequeños y pequeñas.
Yo heredé el gusto del fútbol de mi padre y de algunos tíos. Pero mi principal influencia fue mi padre de quien heredé el gusto por el “juego fuerte”, la marca férrea y el no desfallecer, razones por las cuales disfruto mucho jugar como defensa.
Por mi parte, a mi hija, he intentado heredarle el gusto por el fútbol, viéndolo y jugándolo; e intentando buscar y consumir el fútbol femenino tanto como las limitadas transmisiones televisivas lo permiten. Es, también, una manera de construir con ella espacios en que como mujer pueda hacer lo que quiera, más allá de prejuicios que están ahí entre compañeros del colegio, otros niños en los parques e, incluso, profes.
El libro narra situaciones verosímiles e incluso muy familiares a las que pueden vivir unos chicos de barrio en nuestras ciudades; pero también tiene una alta dosis de fantasía y humor, ¿cuál fue el origen o cómo fue ese proceso creativo para combinar algo como el fútbol con temas tan coyunturales y, a su vez, contrastarlo con sucesos o personajes inverosímiles?
La literatura infantil tiene una gran libertad que proviene del público al cual va dirigida: en la mente de los niños y las niñas el límite de la fantasía y la realidad puede ser un poco borroso o, incluso, a veces intercambiable sin que sea tan traumático como para los adultos. Así, no hay que justificar, explicar o desarrollar tanto ciertos tránsitos de lo verosímil a lo inverosímil, siempre y cuando sea coherente y divertido. Y, espero, que eso lo haya logrado en la historia, que sea divertida y coherente, pero no tan verosímil.
¿Viene algo más sobre Renata, las Capitanas y los Rompemallas?
Me gustaría continuar la historia, ya tengo pensado qué puede pasar en el siguiente año de Renata y sus amigos, cómo cambia la vida cuando tu posición natural debe ser subvertida, cómo las familias tienen secretos y cómo heredamos cosas sin saberlo ni entenderlo. Pero aún falta tiempo para acabar de sentir la historia y, luego, poder escribirla. Y, escribirla en sí, también requiere mucho tiempo.