La música es uno de los temas que mayores interrogantes plantea sobre el universo estético de Marcel Proust. De hecho quienes han hecho la lectura de En busca del tiempo perdido mantienen la curiosidad de conocer cuál es la composición de la que habla Proust en su novela; algunos expertos en la materia aseguran que se trata de la Sonata Nº2 para violín y piano de Camille Saint-Säens. Y una de las preguntas recurrentes en la materia es: ¿Al fin cómo era la música del mundo proustiano? Bien, aparece en el mercado una grabación de la mezzosoprano norteamericana Susan Graham, para el sello Sony Classical, que precisamente lleva por título La Belle Epoque. Se trata de una recopilación de canciones de Reynaldo Hahn, que proporciona las luces más confiables en la materia. Primero porque Hahn, nacido en Caracas en 1875, de padre alemán y madre venezolana, llegó a París cuando tenía tres años y desde muy joven fue una figura habitual de los salones de la sociedad parisiense fin-de-siècle. Además, sus canciones tenían precisamente el estilo Belle Epoque, con una sutil tendencia modernista evidente en cierta audacia en la armonía, además cuidaba meticulosamente la íntima relación entre música y poesía. En ese medio Hahn mismo solía acompañar sus canciones al piano, cigarrillo en boca. Finalmente hay que observar que perteneció al círculo de los íntimos de Proust durante más de 30 años. Esta recopilación de 24 canciones de Reynaldo Hahn trae el gusto poético y musical de esos salones, y cubre varios de los nombres de poetas más frecuentes en su obra: Théophile de Viau, Leopold Dauphin, Alphonse Daudet, Jean Moréas, Théophile Gautier, Guillot de Saix, Paul Verlaine, François Coppèe. La interpretación sencillamente es exquisita. Graham las trabajó durante más de tres años con Roger Vignoles, precisamente quien la acompaña al piano, y quien la introdujo en este mundo interpretativo. Juntos lograron la atmósfera sugestiva y si se quiere un tanto decadente, una cierta sensación de abandono, sensualidad velada, una fina elegancia formal, cuidado en el fraseo y sutileza en el trabajo rítmico. Quizá una de las grandes cualidades de esta grabación: que en ningún momento cae en lo rutinario. Para el conocedor de la obra de Hahn, están sus canciones más conocidas, como L_Énamourée, Le Primptemps, Fumée, Dans la Nuit, alternadas con otras menos divulgadas: Fêtes galantes, Phillis, Je me souviens. Se trata de un inteligente recorrido por la estética de este compositor, fallecido en 1949, que Graham corona con una interpretación magistral de Si mes vers avaient des ailes, sobre el poema de Víctor Hugo. n Novedades IN MEMORIAM Tchaikovsky & Beethoven Yehudi Menuhin, violín. Deutsche Grammophon Homenaje en dos discos compactos a la memoria de Yehudi Menuhin, el legendario violinista desaparecido este año. Trae como sorpresa una grabación inédita y un compositor con el cual no se relacionaba el arte de Menuhin: el Concierto de Tchaikovsky, simplemente excepcional (Berlín, 1949), con la RIAS-Symphonie Orchester, dirigida por Ferenc Fricsay. Menuhin pone de manifiesto su ancestro ruso en su visión impecable y apasionada; la moderna tecnología ha trabajado el sonido hasta conseguir un resultado de espacio sonoro asombroso. El segundo compositor de este 'homenaje' es Beethoven en cuatro obras para violín y piano: el Rondo WoO 41 y las Sonatas Primavera, Kreutzer y Nº7; aquí trabaja con el acompañamiento y buenos oficios al piano de Wilhelm Kempf; claro, una vez está de manifiesto su pasión y autoridad en la música de cámara. GERSHWIN FANTASY Joshua Bell, violin London Symphony Orchestra, John Williams, dir. Sony Classical Este disco compacto es el debut de Joshua Bell _con una carrera internacional deslumbrante desde 1981 cuando tenía 14 años_ con la Sony en obras de Georges Gershwin. Son transcripciones y arreglos que materializan la amistad entre el autor de la Rhapsody in Blue y el violinista Jascha Heifetz, y la admiración que Bell siente por los dos. Lo increíble es que haya logrado, en el violín, aproximar la atmósfera de la obra de Gershwin, sin caer en estereotipos y sin aspavientos de virtuosismo. La obra 'de fondo' es el arreglo de Alexander Courage sobre Porgy & Bess: Joshua Bell logra el estilo y el carácter. Es una grabación abiertamente recomendable. Trae además, siete canciones y tres Preludios (en arreglo de Heifetz). ¿El secreto para conseguirlo en un instrumento, en principio, tan poco idóneo para transmitir el estilo muy americano de Gershwin? Mantenerse siempre en un sonido aterciopelado y vibrante, que no pierde la calidez; pero también la seguridad de una carrera brillante en plena juventud, cuando no hay que demostrar nada a nadie... diferente de hacer música.