Crónica
En el trasegar de la minga, la palabra late con fuerza
Minga es dignidad. Eso demuestran los hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes que recorren el país en familia, atienden al llamado de la movilización popular y mantienen vivo el legado de los pueblos originarios.
Alrededor de 8.000 mingueros y mingueras, entre indígenas, afros, campesinos y campesinas, han acompañado varias manifestaciones populares en todo el país en el transcurso del último año. Lo han hecho con el propósito de reivindicar una serie de luchas históricas relacionadas con la defensa de la vida y el territorio que les han incumplido todos los gobiernos, sin excepción.
La Minga proviene de distintas partes del país, pero tiene una representación mayoritaria de los territorios del suroccidente. Vienen de Nariño, Cauca, Putumayo y Valle del Cauca, representados principalmente por el Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC.
Los integrantes de la Minga indígena recorren cientos de kilómetros en chivas atestadas hasta el techo. Lo hacen con mucho sacrificio. Llevan costalados de alimento para abastecerse durante el camino, mientras pasan incomodidades con el propósito de inculcar, mediante el ejemplo y la palabra, la importancia del Buen Vivir.
Durante la expedición, integrantes de la Minga ondean sus banderas verdes y rojas, que los identifican como miembros del CRIC.
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Gritan: ‘¡Guardia, guardia, fuerza, fuerza! ¡Por mi raza, por mi tierra!’ y otras consignas propias del movimiento indígena. Su recorrido es una fiesta, pues acompañan sus cánticos con sus tambores, vuvuzelas y flautas traversas.
‘¡Guardia, guardia, fuerza, fuerza! ¡Por mi raza, por mi tierra!’
Los mingueros recorren el país en familia. Hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes atienden al llamado de la movilización popular mientras mantienen vivo el legado de los pueblos originarios.
Se definen como luchadores y luchadoras de su territorio. Son guardias que solo portan un bastón, la palabra y su chaleco. Ese bastón de mando no es para infligir daño, sino que denota autoridad. La lucha de uno es la lucha de todos: cada asesinato lo resiente la comunidad entera.
Tras la firma del Acuerdo de Paz, hubo un tiempo limitado de calma al interior de las comunidades indígenas, hasta que el Gobierno dejó de cumplir lo pactado. Por esa y por muchas otras razones, la Minga sigue acompañando la movilización popular.
Porque, en últimas, tal como lo que significa el trabajo conjunto al interior de la Minga, la paz que anhelan es en beneficio de todos los colombianos.
La posición de los colombianos frente al movimiento indígena es ambivalente. Mientras muchos lo reciben en las ciudades principales con respeto, alegría y admiración, otros pocos, como en Cali durante mayo de 2021, lo recibieron literalmente a bala.
Desde Historias Bien Jaladas consideramos que esa vocación colectiva propia de la Minga en torno a la concepción del territorio y la vida debería quedarnos como legado.
Al interior del movimiento indígena, cuando atentan contra un comunero o una comunera atentan contra toda la comunidad. Nosotros los colombianos deberíamos tener interiorizado que, cuando tocan a un minguero o a una minguera, nos tocan al mismo tiempo a todos.
Los integrantes de la minga solo portan un bastón, la palabra y su chaleco
*Puede ver la nota original en Historias Bien Jaladas.