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En febrero las salas de teatro ofrecen obras importantes en Bogotá: aquí, seis recomendadas de SEMANA
En el mes más corto del año, estas producciones en distintos géneros le abren la puerta al público para vivir el poder expresivo del teatro. Para una poderosa catarsis colectiva, nada como los escenarios.
Hamlet, príncipe de Dinamarca
En el año de su 50 aniversario, el Teatro Libre revive este poderoso clásico de Shakespeare marcado por el poder, la traición, la venganza y una febril demencia existencialista. En su historia, el espíritu del rey Hamlet de Dinamarca busca a su hijo para encargarle un pesado favor: vengar su muerte, ocurrida sin honor, en medio del sueño, por cuenta de quien hoy ostenta la corona. El príncipe Hamlet enfila su atención entonces hacia su tío Claudio, hermano del hombre que asesinó, un monarca indigno e ilegítimo. Pero en su camino hacia probar la culpabilidad del criminal, Hamlet duda de sí mismo mientras reflexiona sobre la vida y el suicidio. Esta versión de Diego Barragán, de narrativa rápida y precisa, incluye en su montaje a una pianista que, con sus sonidos en vivo, acompaña la tragedia del protagonista.
Dirección: Ricardo Camacho. Teatro Libre (Centro, Cl. 12B n.° 2-44). Funciones hasta el 25 de febrero: viernes y sábados 7:30 p. m. Domingos 3:00 p. m.
25 cosas
Esta “comedia con cosas”, como la describe el reputado grupo teatral, narra la historia de Elián Farías, una mujer que pierde la memoria. Desde ese simple giro, cruzando memorias perdidas y un nuevo momento político en el país, el montaje genera un cautivante caos de tono cómico (con una dosis de subrepticia reflexión). En esta obra, como su nombre lo revela, los objetos desempeñan un papel protagónico, pues es por medio de ellos que Elián Farías (Marcela Valencia) recuerda lo que es, o piensa en lo que era, o entiende ese algo nuevo que ahora es. La obra cruza la situación de la protagonista con una nueva realidad social. Y mientras su círculo cercano y otras personas tratan de hacerla volver a la que era, ella prefiere navegar su nueva personalidad. En su costumbre transgresora, los actores del Teatro Petra entablan diálogo con la audiencia, para que ella también guíe a Elián por lo que fue alguna vez, o la acompañen a abrazar su nueva visión en temas como la inclusión, el sexo y la tolerancia.
Dirección y dramaturgia de Fabio Rubiano. Teatro Petra (Cra. 15 bis n.° 39-39). Funciones hasta el 25 de febrero: miércoles, jueves y viernes a las 8.00 p. m; sábado a las 6:00 y 8:30 p. m.
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La obra que sale mal
Esta comedia mundialmente reconocida y premiada, con paso por Broadway y Londres, narra las desventuras de una compañía de teatro amateur que estrena Asesinato en la mansión Haversham, una pieza que, al estilo de Agatha Christie, busca resolver un misterio en medio del suspenso. Pero, más allá de sus intenciones, durante la obra, en la que participa Ernesto Benjumea, todo lo que puede salir mal, sale mal y se pone peor. Los actores, en el rol de sí mismos y de sus personajes, torean enredos y situaciones alocadas mientras tratan de ignorar la catástrofe que presentan al público. Y no se toma mucho tiempo en establecer su tono, la obra, con tropiezos, puertas que no abren, textos que nadie sabe, cuadros que se caen, golpes, incendios y “malas” actuaciones.
Dirigida por Lucho Velasco. Teatro Nacional La Castellana (Cl. 95 n.° 47-15). Funciones hasta el 19 de febrero: jueves a viernes 8:00 p. m.; sábados 5:00 y 8:30 p. m.; domingos 6:00 p. m.
No te escupo la cara porque la vida lo hará mejor que yo
En esta propuesta clown de Casa E Borrero se apela al lado despechado de los espectadores, pero con un interés altruista: el de superarlo (por difícil que parezca). Aquí se invita al público a una catarsis colectiva desde el espacio atípico de la risa que nace de la desgracia sentimental. Para esos efectos, el montaje comparte “desgarradores” testimonios y propone superarlos en grupo. Si hay tusa en usted, puede y debe exorcizarla burlándose de las ajenas, expuestas en decenas de postales actuadas. Quien las ha vivido sabe que las tusas revuelven el alma y se sienten tan profundamente en el cuerpo que sobrevivirlas es enorme, y hay gloria en su final. Una autoridad comanda el ejercicio, “Despechados Anónimos”, que se encarga de navegar la azotada autoestima y el pesimismo exacerbado de quienes narran su cuento y su desgracia. La suma de testimonios y una explicación del maestro de ceremonias configura una expresión que se evidencia necesaria.Dirigida por Jorge Mario Escobar y Carolina Mejía. Casa E Borrero (Cra. 24 n.º 41-69). Funciones hasta el 16 de marzo, miércoles y jueves, 8:00 p. m., en la Sala Arlequín.
Cursi, no hay quien se salve
En algún punto de la vida todo el mundo ha sido cursi, y esta obra no teme exponer ese hecho, aprovecharse de él, ponerlo en el medio de la creación y de su reflexión. Pero no parece interesada en juzgarlo, más bien en explorarlo y revelar su profundidad. Para lograrlo, la obra propone una alegoría sobre el exceso de emocionalidad humana en la cual involucra al espectador. Por eso, al público se le bombardea con cursilería de manera inmersiva, incluso desde antes del inicio de la obra. Esta coproducción del Teatro Nacional y Exilia2 involucra además varios sentidos en su misión de alcanzar el grado de aceptación necesario para confesarse cursi sin pena. Es desde ese prisma que les abre la puerta a emociones más profundas, conmovedoras, que reflejan la condición humana. Su director la escribió como “una pregunta por mis estados de emoción extrema en la que la alegría y el llanto me ganaban. Quise ofrecer una comedia cursi y dramática en la que nos permitiéramos sentir lo que se nos dé la gana”.
Dirección de Víctor Quesada. La Casa del Teatro Nacional (Cra. 20 n.° 37-54). Funciones hasta el 9 de marzo: jueves, viernes y sábados, 7:00 p. m. inicio de la experiencia y 8:00 p. m. inicio de la obra.
Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos
En el centro de este montaje, que con desgarro y entrega interpreta María Cristina Gálvez, están los sentimientos de las prostitutas. Mujeres que se saltan a juzgar por lo que hacen con sus cuerpos, ignorando que suelen ser cabeza de familia, que hacen lo que pueden para sostenerse económicamente y a quienes de ellas dependen. Pero, ¿qué sienten? La obra toca esta pregunta desde el paso del tiempo, como lo vive Rosa, su protagonista, aislada en una buhardilla. Con la edad en contra y los clientes más lejos, Rosa pone a prueba la relación entre ella y su fe, en un diálogo sobre sus años dorados y sus angustias presentes con quien considera su amigo: Jesucristo. ¿Debería Cristo estar del lado de una mujer así? Después de todo, ella es solo uno más de los tantos seres aplastados por aquellos que se dicen buenos, pero mandan desde la doble moral.
Escrita por el sacerdote, periodista y escritor español José Luis Martín Descalzo y protagonizada por María Cristina Gálvez. Teatro Santafé (Cl. 57 n.° 17-13): funciones hasta el 11 de marzo, sábados a las 8:00 p. m.