La tercera parte de "La Guerra de las Galaxias", película que ha hecho multimillonario a su director George Lucas, ha sido el acontecimiento taquillero más importante de este año en los Estados Unidos. Sin embargo no podrá ser vista en Colombia, como tampoco "Superman III", "Octopussy" o "Flashdance", películas norteamericanas distribuídas en el país por la firma Cinema International Corporation que representa a los sellos United Artist, Walt Disney Production, Metro-Goldwyn-Mayer y Universal Studios. La causa de esta ausencia de cine norteamericano en la cartelera se debe al bloqueo decretado por tales sellos como medida de presión en busca de la derogatoria del decreto 001 del 28 de junio expedido por el Ministerio de Desarrollo Económico con el cual se modifican los porcentajes de participación entre el distribuidor y el exhibidor. Con este decreto, las compañías norteamericanas han visto reducidos en un 10% sus giros de utilidades al exterior.Según algunos funcionarios del gobierno, el decreto se enmarca dentro de una política tendiente a evitar la salida de divisas del país por el pago de bienes que no son indispensables, a la vez que favorece a los propietarios nacionales de teatros, quienes ven incrementado su porcentaje de participación en el negocio del cine. De una manera bastante esquemática, este negocio funciona de la siguiente manera: Las películas que entran al país llegan por Bogotá a través de algunas de las casas distribuidoras, que pueden ser extranjeras o nacionales. Estas obtienen los derechos de explotación de las películas por un plazo determinado, que generalmente es de cinco años. El valor de estos derechos depende del grado de comercialidad de la película y van desde 3.000 dólares para una muy mala, hasta 100.000 para una fuera de serie (Superman, por ejemplo) que llega al país con un éxito de taquilla respaldado en todo el mundo. Una película normal, o sea con las exigencias mínimas en cuanto a la calidad del producto se refiere, puede costar alrededor de 40.000 dólares. A menos que la distribuidora exhiba las películas en los teatros de su propio circuito, lo hace a través de teatros independientes, con los que generalmente hay una relación comercial establecida por ley: 50%0 para el distribuidor y 50% para el exhibidor, en películas clasificadas como corrientes según el nuevo decreto.En este momento, al quedar por fuera del negocio las casas distribuidoras extranjeras , el mercado ha quedado a disposición de los nacionales. Firmas como Cines Ltda., Cine Colombia, Películas Presidente, United Producers, Cinematográficas Bogotá, Halcón, Euroaméricas, entre otras, han manifestado que están en capacidad de suplir el mercado. Lo cierto es que, a excepción de una o dos de estas casas distribuidoras nacionales, las películas que ellas traen al país son de pésima calidad, con temas que se debaten entre la pornografía y la violencia gratuita. Sólo basta dar una rápida mirada a la cartelera para toparse con títulos como "El sexo que habla", "Ardor de adolescentes", "Amantes impetuosas" o "Zoltán el perro del diablo". Miradas estas cintas desde una óptica estrictamente comercial, y dejando de lado consideraciones de tipo moral o artístico, la realidad es que estas películas son altamente rentables para estas casas distribuidoras nacionales debido al bajísimo precio al cual son adquiridas en el mercado internacional.No se quiere afirmar con lo anterior que el único cine de calidad sea entonces el que distribuyen en el país las grandes compañías norteamericanas. También existe muy buen cine en países como Francia, Alemania, Italia o en la misma Latinoamérica, pero que debido a que produce menos utilidades que las que pueden producir series del tipo de "Las colegialas... (puede el lector cerrar las comillas con cualquier verbo que se le ocurra: 'pecan', 'comen', 'gritan' o 'rezan')", no es exhibido en el país. En realidad el bloqueo norteamericano no ha hecho más que hacer evidente una situación padecida por muchos espectadores: el 90% del cine que actualmente se exhibe en el país es de muy baja calidad.Con lo cual el problema que hoy en día acosa a los espectadores, no sería realmente el bloqueo decretado por las compañías de Hollywood, sino más bien la baja calidad del cine que en el país distribuyen la mayoría de las firmas colombianas. De ahí que hace poco, un cineclubista, esos anónimos pero furibundos amantes del cine que hoy en día abundan en todo el territorio nacional, afirmara con vehemencia a raíz de la situación planteada debido al decreto emitido por el Ministerio de Desarrollo Económico:"Nadie está en contra del apoyo a la industria nacional, nadie está a favor del chantaje de las firmas norteamericanas, pero tampoco nadie puede estar a favor del irrespeto a que es sometido el espectador colombiano obligado a elegir en una cartelera donde la gran mayoría de los títulos son sencillamente la basura de los mercados internacionales". Rafael Parra Grondona