Patrimonio y Lenguaje
En una predominante cultura árabe, los siwi se aferran a su idioma para mantener su identidad
En 2008 la ONU advirtió que el siwi, rama oriental del “tamazight” hablado por las poblaciones bereberes del norte de África, está “en peligro”. Los programas escolares de Egipto enseñan idiomas extranjeros, pero no las lenguas minoritarias del país. Los habitantes de Siwa se rehusan a olvidar la suya.
*Por Hager Harabech
Al volante de su camioneta, Yusef Diab recorre el oasis egipcio de Siwa tarareando canciones pegadizas en un dialecto bereber local que lucha por sobrevivir frente al dominio del árabe.
El siwi, rama oriental del “tamazight” hablado por las poblaciones bereberes del norte de África, está “en peligro”, advirtió la ONU en 2008.
Al pie de la histórica ciudadela de Shali, en el centro de Siwa, los niños juegan y bromean en esta lengua de tradición oral. Y pocos adultos se expresan espontáneamente en árabe egipcio.
Tendencias
“La lengua siwi no se extinguirá”, asegura Diab, de 25 años, organizador de excursiones turísticas cuyo vehículo lleva una bandera “amazigh” (bereber).
Fuera de las conversaciones con visitantes egipcios de habla árabe o con extranjeros, “todo el mundo lo usa” en el único islote bereber de Egipto, explica.
No hay estadísticas oficiales, pero la sociolingüista Valentina Serreli estima que alrededor de dos tercios de los aproximadamente 31.000 habitantes del oasis hablan bereber.
Junto con los nubios, los bereberes de Siwa constituyen una de las principales minorías de Egipto, un país de más de 100 millones de habitantes donde el arabismo es un pilar del Estado.
Desde los años 1980, “el bilingüismo casi se ha generalizado” con la educación, los medios de comunicación y el desarrollo del turismo, según Serreli.
Aislamiento
El siwi, que solo se transmite en la familia, se enfrenta a varios desafíos: su cohabitación con el árabe y su transformación por el contacto con éste, lo que hace temer un empobrecimiento del dialecto.
“En el pasado, nuestros padres sólo nos hablaban siwi, no había nada en común con el árabe, pero ahora la lengua siwi se está acercando cada vez más a él”, afirma el jeque Ibrahim Mohamed, de la tribu de los Hadadines.
Para él la lengua es esencial en la “identidad amazigh” del oasis.
Siwa permaneció durante mucho tiempo fuera del control estatal y sólo depende de El Cairo, a unos 560 km de distancia, desde que fue ocupada por el virrey Mehemet Ali en 1820.
Se accede a la ciudad por una carretera desde la costa mediterránea. Cada año recibe a miles de turistas y no ha tenido éxodo.
“Siwa es para los siwis lo que el agua es para los peces: no la dejarían por nada en el mundo”, bromea Mehdi al Howeiti, director de la oficina de turismo local.
El aislamiento de Siwa es lo que ha permitido a sus habitantes “mantener sus propias tradiciones y una lengua que los distingue de la cultura mayoritaria”, afirma Serreli.
Según la académica, el uso del bereber no responde a una reivindicación política, sino que se hace más bien por “costumbre”.
Enseñanza escolar
Siwi “domina las conversaciones en grupo, incluso entre los jóvenes”, lo cual garantiza que se mantenga el idioma, estima Serreli.
“En el colegio mi hijo aprende árabe, lo escribe y lo lee. Pero en casa, tiene que hablar siwi”, precisa Diab sobre su hijo mayor de seis años.
Los programas escolares egipcios incluyen idiomas extranjeros, pero no las lenguas minoritarias (bereber o nubio).
“Tendría que haber una enseñanza formal (de la lengua) para que no desapareciera”, opina el jeque Mohamed.
La asociación de “Niños de Siwa”, fundada en 2008, ha promovido una de las pocas iniciativas para preservar este patrimonio inmaterial.
Como parte de un proyecto conjunto con dos oenegés marroquí e italiana, la asociación, más bien centrada en actividades sociales o de formación, publicó en 2012 recopilaciones de canciones, poemas y proverbios “amazigh”, en siwi (transcrito al alfabeto árabe ) y en árabe.
Pero las obras, fruto de “dos años de trabajo”, están agotadas por falta de recursos para su reedición, lamenta el vicepresidente de la asociación, Yahya Qenaui.
“Tenemos que hacer más para preservar nuestro patrimonio, apenas hacemos el 10% de lo que nos gustaría hacer, pero nuestros medios son modestos, la asociación no recibe financiación”, agrega.
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