MÚSICA
Lee Ranaldo, el hombre que inspiró a Nirvana y compartió con Iggy Pop, Neil Young y Yoko Ono.
En Nueva York se hizo músico y en el mundo se hizo artista. Ranaldo, parte integral de la banda de culto Sonic Youth, habla con SEMANA de sus influencias, de su trabajo musical y de lo que se puede esperar de su concierto en Rock al Parque 2018.
SEMANA: Su producción más reciente ‘Electric Trim‘ trae su impronta propia de rock, pero revela la influencia de sus viajes, ¿qué tanto ha cambiado a su música viajar por el mundo?
Lee Ranaldo: Buena pregunta. No cabe duda: viajar por el mundo te amplía el panorama, ver y vivir lugares distintos te cambia la perspectiva sobre el lugar en el que vives, sobre cómo vives y sobre cómo viven otras personas. Una de las grandes ventajas de la carrera que tengo es que me lleva a viajar y tocar música. La primera canción de ‘Electric Trim’ se llama ‘Moroccan Mountains‘ y tiene un montón de referencias a mis viajes a Marruecos, un lugar muy distinto y exótico comparado con lo que vivo en Nueva York. Me afectó profundamente estar allá, ver la manera en la que vive su gente.
SEMANA: Ahora, dándole la vuelta, ¿se puede sacar a Nueva York de su música?
L.R.: No, no creo que se pueda, no del todo. Mi vida en la música se desarrolló en esta ciudad, especialmente al final de los setentas y comienzos de los ochentas. Nueva York sigue siendo un epicentro cultural en el que pasan demasiadas cosas, un lugar que te bombardea con ideas a cada minuto, y por eso es un lugar tan inspirador para vivir y trabajar. En los primeros días (con Sonic Youth) esta ciudad era todo nuestro entorno y ambiente. Luego, gradualmente comenzamos a hacer giras por Estados Unidos y Europa, y llegaron nuevas influencias. Pero Nueva York fue la piedra angular de todo.
SEMANA: Usted viene en agosto a Colombia, a Bogotá, a Rock al Parque 2018. ¿Qué conexión tiene con el país?, ¿ya lo ha visitado?
L.R.: Estos últimos años he pasado mucho tiempo en Suramérica. Mi primera vez fue en 1995 y, desde entonces, me fascina vivir su cultura. El año pasado estuve en Medellín y di dos conciertos en un ambiente de universidad. Amé Medellín, la ciudad y todo lo que sucedía me cautivó, así que me entusiasma volver. En agosto conoceré a Bogotá en el marco de un gran festival que lleva sus años.
SEMANA: El artista le toma el pulso al mundo en el que vive y canaliza a través de su arte, en estos momentos, ¿canaliza desde el optimismo, el pesimismo, el realismo?
L.R.: Hay mucho por procesar con esta ola conservadora, que en mi país se manifiesta con Donald Trump, pero que también ocurre en muchos más países. Mucha gente se queja de un viraje extremo a la derecha y de líderes conservadores que no escuchan a la gente y eso me abruma. En mi nuevo disco, la canción Thrown Over the Wall se refiere a esto específicamente. Soy lo suficientemente viejo para haber vivido algo del impulso de los sesentas y sus protestas populares, y siento que el activismo está regresando a la luz pública por todo lo que hay por protestar. Es un tiempo difícil y a la vez interesante, hay muchas fluctuaciones y cambios, y tenemos el poder de mirar más allá y tratar de determinar qué tipo de mundo queremos.
Thrown Over the Wall, de Electric Trim, su respuesta a tanta ‘derecha‘ en el mundo...
SEMANA: Su nombre está atado al de Sonic Youth, banda que tuvo un impacto poco medido pero bien conocido, ¿es aún un honor haber hecho parte de SY y haber inspirado a bandas como Nirvana?
L.R.: Sin duda... tuvimos un envión increíble, trabajamos juntos por 30 años y fue una de las experiencias definitivas de mi vida. No tenemos planes de hacer cosas nuevas, pero aún hacemos una especie de minería en nuestros archivos y lanzamos material. En ese sentido, Sonic Youth aún marcha, seguimos en la búsqueda de canciones para compartir y así mantener vivo el nombre y legado de la banda.
¿Sabes? Tuvimos la fortuna de interactuar con una gran cantidad de personas y eso fue algo muy significativo. Amistades con Nirvana, en sus comienzos, conocer e interactuar con Iggy Pop, Neil Young, Yoko Ono y más... Fue una carrera muy especial, pues éramos una banda ‘underground’ que tenía presencia por cuenta del sello discográfico grande, una circunstancia muy única.
SEMANA: De una forma aprovecharon lo mejor de ambos mundos, del underground y del comercial...
L.R.: Con eso estoy de acuerdo. Así lo veíamos. Mantuvimos nuestro enlace con lo underground y a la vez publicamos discos que se lanzaban a nivel mundial. Hacíamos giras grandes y tocábamos en clubes pequeños... Hicimos muchas cosas... y, retomando lo que hablábamos de Nueva York, fuimos una banda que solo pudo nacer allí: somos producto de todas las corrientes que iban por la ciudad…
SEMANA: Hablando de influencias, ¿cuánto han cambiado sus influencias? ¿Qué escucha y cómo escucha su música?
L.R.: Escucho muchísima música y de todas las maneras. Mp3 en el teléfono, streaming y también CDs y vinilos… En este punto mis hábitos incluyen música de todos mis periodos, lo que crecí escuchando y producciones recientes, vanguardistas, de este año. Es un espectro musical amplio y en eterna expansión. Por ejemplo, desde que voy a Suramérica trato de escuchar mucho y entenderla más y más.
SEMANA: ¿Puede hablarnos de bandas nuevas que le llamen la atención?
L.R.: El disco que más me gustó el año pasado se llama Reaching for Indigo, de una chica de Chicago, Haley Fohr, y de su banda Circuit Des Yeux. Le di palo hasta la muerte. Ella no es debutante, pero es un artista reciente. Además, hay un productor de música electrónica, Daniel Lopatin, de nombre artístico Oneohtrix Point Never, y viene lanzando pistas excelentes. Hizo la música para la película de unos amigos y es increíble.
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SEMANA: Hace mucho más que música, eso queda claro viendo su amplio recorrido, ¿puede compartir algunos de los proyectos que lo han satisfecho?
L.R.: Me formé como artista visual en la universidad. Siempre lo hice desde que llegué a Nueva York y lo he retomado con fuerza en esta última década. Muestro mis dibujos y mis pinturas y también ando involucrado en tareas literarias, escribo libros y reseñas.
Hace poco regresé de Lima, Perú, donde hice un gran mural para un museo local. Y en Europa también se exhibió mi trabajo y he montando ‘soundwalks‘ (caminatas de sonido) en varias ciudades. Partimos de una obra que terminé hace diez años y caminamos por la ciudad con Boomboxes (grandes grabadoras ochenteras) reproduciendo un sonido específico. Recién lo hicimos en Lima también. Así que me mantengo muy activo como artista visual, como escritor y como músico, esos son los tres polos de mi actividad creativa.
SEMANA: ¿Cómo escoge qué hacer y cuándo?
L.R.: A veces parte de sentirse estancado en una actividad, cuando moverse a otra sirve. Pero a veces solo se trata de establecer metas. Algo como decir, "este año quiero trabajar en mi próximo álbum" y la producción para esto empezará en ‘x‘ tiempo. Pero siempre estoy trabajando en la música, ya sea componiendo o tocando. Ahora, mi próxima meta es mi próximo álbum, pero a la vez hago mucho arte visual.
SEMANA: ¿Entonces podemos esperar material nuevo en agosto?
L.R.: Pueden esperar mucho material del ‘Electric Trim‘, que va a cumplir un año apenas en septiembre. Y dependiendo de cómo nos vaya en estas semanas siguientes, sí, quizás escuchen canciones nuevas.
Electric Trim (2017), la base de su concierto en agosto en el parque Simón Bolívar.
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SEMANA: ¿Compone en todas partes?, ¿tiene algún lugar especial?
L.R.: La mayoría lo hago en mi casa con guitarras acústicas o con el piano. Siempre tengo una grabadora lista para captar ideas y ese suele ser mi primer paso. Parto de acústicas estos días, pocos amplificadores, y cuando las ideas van tomando forma paso al computador. Ahora, Sonic Youth aun tiene su estudio en Nueva York y a veces también trabajo allá. Si ando de gira, me vienen pedazos de ideas, pero la composición me sale mejor en un lugar en el que estoy establecido.
SEMANA: Háblenos de su experiencia en el estudio y de su experiencia en vivo, ¿disfruta una más que la otra o las siente complementarias?
L.R.: Creo que son complementarias. Disfruto trabajar en el estudio y, a pesar de que a veces se pone tedioso, suele recompensar en grande. ‘Electric Trim‘ es un ejemplo: lo considero uno de los proyectos de estudio más satisfactorios de mi carrera, incluido el periodo Sonic Youth. Fue fascinante ver el disco florecer y desplegarse partiendo de mis demos rudimentarios, el tipo de experiencia en la que adoraba levantarme cada día para ir al estudio.
Los conciertos en vivo tienen una gratificación enorme también, pero son más variables. A veces todo sale perfecto, a veces te toca sortear obstáculos, el sonido, el escenario, pero amo hacer ambos. Los conciertos te conectan con la audiencia y te dice si todo esto que has cocinado en el estudio es bueno o no. El estudio es más un laboratorio, en vivo se siente más como un evento teatral.
SEMANA: ¿Recuerda algún momento de su infancia o adolescencia en el que supo que la música sería esencial en su vida?
L.R.: Creo que me llegó tarde ese momento. Toqué música desde muy joven, pues crecí en una casa de vena musical, mi madre era pianista. Siempre fue parte de mi vida, pero a menos que uno se entrene, digamos, como un músico clásico, no piensa que será parte esencial de su carrera. Miras y admiras a músicos, a popstars incluso, pero no sabes cómo llegaron a ese lugar o cómo podrías seguir sus pasos.
Así que para mí sucedió después de la universidad, cuando estalló la escena punk en Nueva York, California y Londres, y estaba por mudarme a Nueva York. Allá supe que había ido a hacer arte y música. Y la música despegó mucho antes de que la pudiera considerar una opción de vida. Cuando uno empieza una banda, no se imagina que seguirá siéndolo 25 años, 30 años después, tan solo sucede. Algunos tocan por un año o dos y siguen haciendo otras cosas en sus vidas. En este caso, la música nos siguió dando oportunidades de seguir y seguir. Y las tomamos.
"El estudio es más un laboratorio, en vivo se siente como un evento teatral", Lee Ranaldo. Foto: Fred Riedel