Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional hasta febrero de 2019. | Foto: Pilar Mejía

ENTREVISTA

"Yo estoy esperando a que la ministra me cuente la razón": Consuelo Gaitán

SEMANA conversó con la directora saliente de la Biblioteca Nacional, a quien la ministra de Cultura le pidió que entregara el cargo. La funcionaria hace un balance de seis años al frente de la entidad y se detiene en los proyectos más sensibles de su gestión.

27 de febrero de 2019

En los últimos días, el Ministerio de Cultura pidió la renuncia de tres directivos de entidades importantes de la cultura y con un rol clave en la conservación de la historia del país: la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional y el Archivo General de la Nación. Las razones de estos cambios podrían obedecer a la práctica habitual de renovar equipos de funcionarios con la llegada de una nueva cabeza. Sin embargo, hay quienes consideran que la razón del cambio en estas tres entidades específicas es el nuevo rumbo que este gobierno quiere darles a las entidades encargadas de la construcción y la preservación de la memoria. También hay miradas que encuentran en estos cambios la oportunidad de evaluar gestiones que consideran cuestionables. SEMANA conversó con Consuelo Gaitán, quien estuvo al frente de la Biblioteca Nacional en los últimos seis años, para conocer sus impresiones ante la decisión de la ministra y su balance ante temas sensibles de su gestión.

SEMANA: ¿Por qué se va de la Biblioteca Nacional?

Consuelo Gaitán: No tengo idea. No me han dicho absolutamente nada. No han contestado a mi carta de renuncia, pero yo la pasé irrevocable. Ahora: hay un hecho y es que ganó el uribismo y el sector que considera que aquí no ha habido conflicto, que aquí no ha habido guerra. Y parte del trabajo que nosotros hemos hecho ha sido justamente desmontar esos aparatos de guerra, y, en lugar de armas, llevar palabras. Ellos están en todo su derecho, este es un cargo de confianza y seguramente tendrán sus propias iniciativas para trabajar.

SEMANA: Aunque no le han dado una razón de su salida, ¿tiene indicios de los motivos? ¿Cómo era su relación con la ministra Vásquez y su equipo?

C.G.: Lo que pasa es que cuando a uno no le dicen directamente no sabe las razones. La ministra no nos dijo directamente, sino que la secretaria general nos solicitó la renuncia. Eso ya dice mucho. Yo estoy esperando a que la ministra me cuente la razón.

SEMANA: Usted dice que parte del trabajo que hizo en la Biblioteca, con el ministerio anterior, fue “desmontar los aparatos de guerra. ¿Cómo? ¿Cuál fue el impacto real de las bibliotecas móviles que se llevaron a los sitios de desmovilizados?

C.G.: Fue un proyecto en el que sencillamente se estaba recogiendo lo sembrado. Nosotros hemos llevado bibliotecas al menos a cada municipio y estas bibliotecas se convirtieron, tal y como lo pensamos, en espacios para la consolidación de la paz. Las bibliotecas fueron los espacios en donde los excombatientes empezaron a tener contacto con la población civil, los hijos de los excombatientes con los hijos de los ciudadanos, o fue el lugar de encuentro de jóvenes de diferentes bandos. Ha sido una cosa bellísima. Que se den espacios de convivencia es súper importante para la consolidación de un país que quiere reconciliarse. No teníamos duda de que las bibliotecas públicas han sido fundamentales y seguirán siendo fundamentales para la consolidación de la paz.

SEMANA: El Ministerio TIC dijo que no iba a conectar la Red Nacional de Bibliotecas Públicas y la ministra de Cultura, Carmen Vásquez, dice que están buscando alternativas. ¿Qué tan grave es no conectar esta red?

C.G.: Antes de irme hice una propuesta para sacar recursos de otras actividades y le planteamos una propuesta para que por lo menos conecte alrededor de 600 bibliotecas entre abril y noviembre, porque una biblioteca sin conectividad es como no tener luz en la casa. No podemos permitir eso. El Gobierno Nacional ha insistido en que el cambio está en la revolución digital y para eso tienen que incluir necesariamente a las bibliotecas públicas.

SEMANA: ¿Eso ya es un hecho?

C.G.: Pues yo ya lo mandé y evidentemente las bibliotecas están exigiendo la conectividad…

SEMANA: Usted llegó hace seis años a la Biblioteca Nacional. ¿Qué encontró?

C.G.: Hace seis años estaban sentando las bases para usar herramientas digitales al servicio de la conservación y la preservación. En ese momento se acababa de recibir una donación de Corea de equipos de digitalización. A partir de ahí lo que hemos hecho es aprovechar esos recursos para divulgar, para tener un mayor alcance, y nos centramos en usar todas estas tecnologías y plataformas para generar contenidos. En ese momento empezó la apuesta por hacer la Biblioteca Básica de la Cultura Colombiana, que son alrededor de 150 títulos digitales, y en este momento llevamos 120. Es un regalo porque son gratis, descargables, y se pueden usar en cualquier parte de Colombia.

SEMANA: ¿Y qué pasó con esa colaboración internacional? ¿Se le dió continuidad?

C.G.: Ahora el gobierno de Japón ha contribuido para el plan nacional de lectura con la infraestructura. Dará el dinero para construir seis bibliotecas y el ministerio de Cultura va a construir cinco.

SEMANA: ¿Pero con Corea se terminó el proceso? Tenemos entendido que faltó la fase de la infraestructura de Software.

C.G.: Ese proceso se cerró con excelentes resultados.

SEMANA: Usted ha dicho que el edificio se está quedando corto. ¿Qué se ha hecho en ese sentido?

C.G.: Cuando llegué empecé a ver como un alerta y logramos un acuerdo con el Archivo General de la Nación para que nos dejara guardar los terceros ejemplares de la biblioteca que son alrededor de cincuenta mil. Pero eso es solamente una curita al problema. Dejamos un plan y ya hay un estudio para la ampliación de la biblioteca. Necesitamos la ampliación de la Biblioteca Nacional.

SEMANA: Otro aspecto que trabaja la Biblioteca Nacional es ser la cabeza de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. ¿Qué tan difícil ha sido llegar a las regiones?

C.G.: Una de las mayores dificultades fue precisamente el acceso a los territorios en un momento en que era tan complejo y tan peligroso. Yo entré en 2013 y debo decir que la firma del Acuerdo de Paz hizo que a partir de 2017 se sintiera el cambio. Lo podemos testimoniar. Desde entonces la población se podía mover, podíamos hacer los talleres y hacer que la gente fuera a las bibliotecas. Se notaba realmente el cambio. Y esperaría que eso siguiera así.

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SEMANA: ¿Cuáles son los retos para la persona que venga?

C.G.: Considero que es importante tener en cuenta que existe la ruralidad. Que tenemos que seguir pensando los proyectos en doble vía. Es decir, nosotros no somos los que estamos creando los proyectos y llevándolos a las regiones, sino que en las regiones ya hay un montón de gente trabajando y nosotros debemos ser unos facilitadores de los proyectos para hacerlos posibles. Es muy importante acompañar, pero respetar la creatividad local, las manifestaciones culturales, las diferentes lenguas indígenas, las formas de ver el mundo, la poesía indígena, los saberes medicinales y los saberes ancestrales.

SEMANA: ¿Qué va a hacer usted?

C.G.: Yo seguiré trabajando en lo que considero que es la mayor fuente de felicidad para un ser humano, la lectura, y trataré de seguir trabajando por las regiones, por la coexistencia de formatos y por las múltiples maneras de leer.