La Dama de Negro es una obra que se ha presentado 6.100 en diferentes adaptaciones en varios países del mundo. | Foto: Diana Rey

TEATRO

“Ver Narcos de Netflix me da vómito”: Róbinson Díaz

Hablamos con el actor acerca de su nueva obra, La Dama de Negro, y del papel de narcotraficante con el que se ha presentado más de 170 veces en varios países.

1 de marzo de 2017

En un apartamento de Chapinero Robinson Díaz recibió a Semana.com. Tenía una camiseta negra y un pantalón de sudadera gris. Sus ojeras y su palidez contrastaban con su energía: “Ay no, ¿van a tomar fotos? – dijo cuando nos vio llegar- Vea como tengo el culo; me caí. Acabo de llegar de ensayo no sé con qué me ensucie el culo. Y además el otro día me caí y vea como tengo la mano. Estoy hinchado… me toman fotos pero de la cintura para arriba”.  - Si quiere podemos esperar que se cambie, le dijimos. – No, hagámole así, contestó.

Nos hizo pasar a la sala. Allí se veía una foto en blanco y negro de su esposa Adriana Arango y una de su hijo. Él se sentó en un sofá color mostaza y al instante saltó Morita, una gata que lo acompañó en toda la entrevista. La luz era cálida; eran rayos de sol de las cinco de la tarde. Y hacían brillar las matas que se veían desde el balcón

- Este viernes estrena ‘La Dama de Negro’, ¿por qué decide hacer terror?

- Yo estaba en Ciudad de México y fui a verla y me quedé sorprendido. Cuando fui dije ‘ve tan raro esto’. Me quería ir pero después de unos minutos me pegué una enganchada de una forma tan atroz que me quedé las dos horas del espectáculo.

Cuando la obra terminó fui a saludar al camerino a Rafael Perrin y le dije que me encantaba la obra, que quería llevarla a mi país. Él me dijo que sí. Eso fue hace tres años y medio. Así que poderla presentar ahora es un sueño cumplido.  

Díaz contestaba cada pregunta con anécdotas, detalles y chistes. Interpelarlo no era nada fácil; no accedía a otra pregunta si no termina la idea.

- Trate de traerla pero a nadie le interesó – explicó el actor- Entonces decidí producirla yo mismo. Mi esposa me secundó y la hicimos. Fuimos a Casa Ensamble donde Alejandra Borrero y llevamos 15 días montando esta obra de fantasía, terror y fantasmas.

El nuevo trabajo de Robinson Díaz y Rafael Perrin es una obra escrita por la inglesa Susan Hill y adaptada al teatro por Stephen Mallatrat. Desde la primera vez que se presentó esta historia en las salas de teatro hace 23 años en Londres no ha dejado de estar en cartelera. Perrin compró los derechos y se ha presentado con este trabajo durante 11 años en México. Ahora Díaz lo trae a Colombia por primera vez esperando que “se convierta en una atracción para los colombianos”.

En la historia Arthur Kipps trabaja en una firma de abogados que se encarga de los asuntos de la señora Drablow, recientemente fallecida, y es el encargado de viajar a la casa de la difunta para poner en orden sus posesiones; es el primer trabajo importante para Kipps que lo ve como una oportunidad ganar la confianza de su jefe y afianzar su posición económica para casarse con su prometida, Stella.        

- ¿Se asustó cuando vio la obra en México?

- Me morí de miedo. Es una obra que ataca el subconsciente, ataca nuestra parte infantil con las apariciones, cementerios, noches oscuras, los pantanos… La he visto seis veces y me asusté mucho.

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- ¿Qué hicieron para adaptar la obra en Colombia?

- Es lo mismo. Hay cosas de vocabulario, de la morfología de la palabra porque nuestro español es distinto al mexicano, pero la obra está hecha igual. Llevamos tres semanas montando la puesta en escena para que se produzca toda la magia. Ahora, no es una obra gore, con sangre por todas partes, no. Es una obra para todo tipo de público. La gente se asusta pero también se ríe.

- Los productores, los actores que han participado en la obra que se ha presentado en varias ciudades del mundo dicen que experimentan cosas realmente sobrenaturales. ¿A ustedes les ha pasado algo así?

- Es que es una obra con mucha oscuridad. Yo me caí, Rafael también. Y pasa que las personas de las luces, del sonido y demás también se asustan.

- Usted ha hecho sobre todo comedia. ¿Qué tal es pasar al terror inglés?

- ¡Uff! Llevo cinco meses aprendiéndome la letra, no me cabe en la cabeza una coma. Y físicamente es tremendo; toca correr y hablar, ir de un lado a otro en medio de mucha oscuridad. ¿Para qué cardio? Y los ingleses son muy buenos, tienen a Christopher Marlowe, a Shakespeare, a Ben Jonson… Son historias muy bien armadas de principio a fin.

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- ¿Qué tal pasar del personaje de narcotraficante al Investigador?

- El Cabo es un personaje muy generoso. Se me salió de las manos. Yo era actor purista, de academia que decía que ‘no me repito’. Pero me tuve que tragar esas palabras. Después del Cartel de los Sapos, hice el Cartel dos, luego una película, luego me pidieron el mismo personaje para el Señor de los cielos en México, luego el show con el que he hecho más de 170 presentaciones en varios países y todavía tengo giras programas. Es un puto éxito. Con ese personaje tuve de comer y con ese personaje pude financiar La Dama de Negro.

- ¿Es decir que lo va a seguir haciendo?

- Claro, mi amor. Yo vivo del entretenimiento. Cuando viajo a presentarme con otra cosa me piden El Cabo. Entendí y por fin tuve algo que antes no tenía y es repertorio. Me llamaban para discotecas, matrimonios, hasta piñatas. También tengo Mucho Animal y espero que La Dama de Negro se vuelva parte de mi repertorio.

- ¿Por qué cree que la gente no se molesta tanto cuando se representa a un narco en una obra de teatro, pero sí en televisión, como pasa con Popeye o como pasó con El Patrón del mal?

- Agh qué pereza. Sabía que me iban a preguntar eso… A ver no soy nadie para hablar del tema porque he participado en las narconovelas. Lo que te puedo decir que es que me parece insoportable que Netflix me cuente mi historia. O sea ver Narcos de Netflix me da vómito. No puedo ver a Pablo Escobar hablando en inglés. Netflix hace plata con nuestras lágrimas, sin asco. Y acá nosotros decimos qué van a pensar de nosotros, pero nosotros no somos el centro del mundo. Nosotros somos un fríjol en un bollo de mierda. Cuando uno va a otro país la gente ni siquiera sabe qué es Colombia. No somos tan importantes.

Para qué hablar de qué pienso de que se haga una serie sobre la vida de Popeye si mis palabras son irrelevantes frente a los realizadores que tienen para invertir diez o 15 millones de dólares que van a recuperar rapidísimo.

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- ¿Le parece válido el argumento de que interpretar a narcos es contar la historia del país y que por eso se deben hacer estas historias?

- Esto se trata de dinero. Las historias de la vida real de este país no son ni la mitad de lo que muestran en televisión, están maquilladas. Lee el Cartel de los Sapos para que veas el mierdero que es este país. Nada más el escándalo de Odebrecht, los atentados del otro día en la Macarena. El caso de Rafael Noguera es una radiografía de este país: Un hijo de papi que lo tiene todo y hace eso. La clase dirigente de este país es el verdadero problema, solo piensan en ellos. Mira las carreteras del país, dan ganas de llorar.

La televisión es un negocio, incluso en esas bionovelas no se cuenta la verdad; ¿crees que Helenita Vargas era así? Yo conozco amigos de ella que nos dicen que a ella que gustaba la culianga y el aguardiente, era una borracha. Acá es Helenita Vargas pero con calzones, ella era una perrita. La televisión tiene mucho maquillaje para venderlo y que sea digestivo.

- ¿Cree que se hace una apología al delito con las representaciones de narcos?

- Sí, ese es el problema con lo mío. Es una cosa apologética... Es que es raro porque la gente le da el sentido de que ser malo es una maravilla. Hay una fascinación por la maldad. Mira cuando a uno le ponen en televisión ‘La gente que le pone el alma’ uno lo cambia ahí mismo, ¡qué cosa tan aburrida! Pero si le cuentan la vida de un malparido uno se queda viendo. El gusto por la maldad es una cosa que tenemos los seres humanos. Me mandaron un video de unos tigres que se comen a una persona, es horrible, pero no he borrado esa pendejada.

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- ¿Cree que hay más historias que contar?

- Claro, por eso estoy haciendo La Dama de Negro. Pero voy a seguir haciendo El Cabo porque es lo que me piden, y gracias a ese personaje mi cuenta del banco está bien, puedo pagar el estudio de mi hijo, comer bien. Y mira te digo una cosa estos contenidos seguirán existiendo porque hay personas que quieren verlos. Al que no le guste tiene en sus manos el control… Pero de una vez les aviso, en Colombia se van a seguir haciendo contenidos de narcos, porque como dice el Cabo, primero se acaban los pobres que los narcos, y es lo que mejor sabemos contar.

Antes de irnos Robinson Díaz se iba de nuevo para Casa Ensable a seguir ensayando. Su esposa nos despidió y dijo que apoyó a su esposo con La Dama de Negro porque "a  veces hay que hacer lo que a uno le gusta y no lo que el público pide". 

* La Dama de Negro se estrena este viernes 3 de marzo. Funciones: viernes (8:00 pm), sábado (doble función 5:00 pm y 8:00 pm) y domingo (5:00 pm). Boletas: 50.000 Casa E: Av Cra 24 #41-69.