MÚSICA
"Cohen estuvo solo porque el anhelo del amor era necesario para escribir"
Hace un año murió el músico y escritor canadiense Leonard Cohen. Semana habló con su biógrafa, Sylvie Simmons, sobre la depresión del artista, su relación con las mujeres y reflexiones sobre la vida.
Cuando Leonard Cohen tenía trece años estaba decidido a ser un hipnotizador. Compró un libro con 25 lecciones sobre el tema. Tenía que concentrarse. Mirar a los ojos. Hablar de forma suave y pausada, como susurrando pero de una forma determinada. Practicó con un perro y un gato. Parecía que tenía éxito. Así que intentó practicar con una señora que trabajaba en su casa. Le dijo que se quitara la ropa y ella obedeció. Él estaba aterrado porque en cualquier momento podía llegar alguien de la familia y descubrirlos. Pero atesoró la sensación y el recuerdo de ver a una mujer desnuda por primera vez.
Esta es una de las tantas historias de Leonard Cohen que la periodista y biógrafa musical Sylvie Simmons recogió en su libro I‘m Your Man: The Life of Leonard Cohen (Soy tu hombre: la vida de Leonard Cohen). Es la obra más completa del músico conocido por canciones como So long Marianne, Dance me to the end of love, Who by fire, In my secret live y Hallelujah. Simmons no solo se fijó en su música, su literatura o poesía, ha sido un trabajo descrito como una forma “de meterse bajo la piel del artista” que murió hace un año.
Semana: Ha dicho que escribe básicamente sobre los músicos que ama. ¿Por qué ama a Leonard Cohen?
Sylvie Simmons: Conocí la música de Leonard Cohen cuando era muy joven y la escuché por accidente. Compré un disco en el que venían canciones de muchas personas en el que estaba incluida una de él. Cuando escuché este tema que me afectó de una forma positiva yo todavía no sabía quién era Leonard Cohen. Pero desde que me convertí en periodista en 1977 yo he estuve hablándole, fueron casi 40 años... Yo estaba realmente fascinada con él. Leí sus libros, sus poemas. Y busqué libros que hablaran sobre él pero no encontré ninguno que recogiera su obra completamente, no había ningún texto sobre su vida que realmente me gustara porque no me resolvían todo el misterio que él significaba para mí y por eso decidí hacer un libro de él. Mi relación de amor por Leonard Cohen empezó por su música y luego se volvió una fascinación hacia todo lo que era este artista.
Semana: La primera canción que escuchó de él fue Sisters of mercy, ¿por qué cree que esta canción la impactó tanto?
S.S.: Como era tan joven todavía no era muy consciente de qué era esa música que me había impactado tanto. Pero sabía que él era increíblemente sensible, que tenía un mensaje y que venía directamente hacia mí, me generaba sentimientos muy personales con sus palabras y su música. Yo escuchaba otras cosas al mismo tiempo como The Rolling Stones que eran divertidos y que también me gustan mucho, pero había algo en la voz de Leonard Cohen que realmente me fascinaba, lo que él tenía para decir era misterioso, era algo que no se había descubierto.
Semana: Usted ha entrevistado a muchos cantantes. Entre ellos están Neil Young, Serge Gainsourg y Johnny Cash. Y dice que algo especial de Leonard Cohen es el mismo en el escenario o sacando la basura. ¿Cómo era con usted?, ¿cómo fue su primer encuentro?
S.S.: Llevo 40 años siendo periodista de música y he conocido a artistas complicados y difíciles y en muchos casos las personas que veías en el escenario eran muy distintas a las que veías personalmente. Pero Leonard Cohen seguía siendo el mismo constantemente, siempre era él. Cuando lo estaba entrevistando fui a su casa y él abrió la puerta como lo habría hecho cualquier persona, no había personas del servicio o algo por el estilo. No se veía como alguien preocupado por quién iba a su casa. Así que entré a su casa. Y él se veía como siempre. Su conversación era como siempre, es decir, como si estuviera en el escenario o dando un discurso. Aunque estuviera hablando del almuerzo o la comida hablaba como si estuviera hablando de un asunto importante, de religión o poesía. El articulaba cada palabra y llegaba tan lejos, tan profundo…
Semana: Usted ha tenido entrevistas que la han desilusionado, como cuando entrevistó a Lou Reed porque era grosero y no le daba importancia a su entrevista. ¿Con Leonard Cohen nunca se desilusionó?, ¿siempre estuvo encantada?
S.S.: No, nunca me desilusioné. Estaba encantada con él. Pero no solo yo, cualquier persona que hablara con él quedaba encantada. Él tiene esta habilidad, especialmente con las mujeres, de hacerte sentir que nada más importa. Es un hombre que te dividía con su inteligencia… Leonard era un hombre tímido, a él no le gustaba tener la atención y por eso no quería que le preguntaran mucho sobre él. Él se mostraba interesado en saber de ti. Te decía “ya dejemos de hablar de mí, hablemos de ti. ¿Estás casada? ¿Tienes hijos?” Y te hacía preguntas personales para que la presión se bajara.
Lo impresionante es que él podía ser muy encantador diciendo las mismas cosas. Por ejemplo, solo unas semanas antes de morir él asistió a una rueda de prensa en Los Ángeles para presentar You want it darker. Él lo hizo sobre todo porque hubo mucho ruido cuando la revista The New Yorker sacó una entrevista en la que él afirmó “estoy listo para morir” y entonces todos hablaban de su muerte. Pero él no quería esa clase de atención. Así que fue a la rueda de prensa y si miras todos estaban encantados, se reían de sus bromas, de cada cosa que decía. Y él no decía nada especial, habló de que nunca pudo dejar de fumar, dijo que en sus canciones siempre volvía a lo mismo, dijo que no se consideraba un hombre religioso, sino una persona muy espiritual y que creía que cada canción que escribió era literatura. Lo mismo de siempre. Así que su poder de encantar a otros también era una forma de protegerse a sí mismo y no revelar mucho de sí mismo, era su forma de no dejar que llegaran muy profundo.
Semana: Usted estaba tan fascinada con la vida de este artista que para escribir I’m your man decidió seguir su pasos por Montreal, Grecia, Cuba y hasta el monasterio…
S.S.: Yo hice ese viaje porque yo quería entender de dónde venía. Yo soy de Londres y sé todo acerca de su vida en Londres y por qué se fue a vivir en Grecia en diciembre. Cualquier persona se quiere ir de Londres en diciembre porque siempre está tan oscura y llueve todo el tiempo y la luz del día dura poco esos días del año. Pero también quería ir a Montreal en invierno porque nunca viví en un lugar donde la nieve y el frío se vuelve un inconveniente, peligroso y brutal. A veces caminando sientes que el viento y el frío te matan, te golpean, es demasiado fuerte. Quería ir a su casa y tratar de imaginar cómo sería vivir allí, quería hablar con sus amigos, quería entender cómo se había formado Leonard. Incluso estuve en el monasterio porque quería saber cómo vivía, cómo era su rutina de levantarse a las tres de la mañana y estar callado por horas y meditar, solo quería sentir esa experiencia para poder escribir acerca de eso.
Semana: Él le dio acceso a sus documentos, le dejó hablar con familiares y amigos, la dejó meterse en lo más profundo. ¿Qué descubrió?
S.S.: Lo que pude descubrir esencialmente es que él dejaba su vida en las cosas que hacía. Dejaba su ADN en cada línea. Y todo giraba alrededor de las mismas ideas. Si escuchas sus primeros álbumes Songs of Leonard Cohen y escuchas los últimos tres álbumes, lo mismo está ahí. Siempre se preguntaba cosas que nadie puede responder acerca del significado de la vida, de las contradicciones humanas, de su absoluto anhelo por el amor, pero cuando tenía ese amor se tenía que alejar de él para escribir. Descubrí que era una persona muy cercana a sus amigos, muy cercana a sus familiares, pero que el trabajo era lo más importante. Su trabajo era lo que le daba significado a su vida, trabajaba muy duro siempre. Y eso lo veías en su poesía, en sus libros, en sus novelas y por su puesto en su música.
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Semana: ¿El deseo de Leonard Cohen de hipnotizar podría tener alguna relación con su vida espiritual?
S.S.: En sus muy tempranos 20, cuando estaba buscando su camino espiritual en otras religiones distintas a la de su familia (judaísmo), incluso en la cinesiología, él entendió que con las palabras y la forma de decirlas se podría lograr que las personas actuaran y pensó que él podía hacer eso: hipnotizar personas, que es básicamente lo que hacen los santos, nos hipnotizan. Esto mismo pudo experimentar Leonard Cohen cuando en los años 70 estuvo en un monasterio zen por cinco años y tuvo un gran maestro Kyozan Joshu Sasaki Roshi, quien era un amigo muy cercano de él y que influyó en su música.
Semana: ¿Por qué cree que la vida amorosa de Leonard Cohen siempre fue tan inestable, por qué no se quedó con el amor de su vida, Marianne, o por qué no terminó sus días con Suzzane, la madre de sus dos hijos, Adam y Lorca?
S.S.: Recuerdo que yo le hice la misma pregunta en una de las últimas entrevistas para el libro. Le pregunté ¿Qué está mal con esta mujer (Marianne)?, ¿por qué no te quedaste con ella?, ¿por qué no solo conseguiste un trabajo y tuviste una vida feliz? ¿Y por qué te torturaste a ti mismo, era una forma de salir de la depresión y el desamor el anhelo de amar? Él me dijo “Lo sé, lo sé, pero ya no pienso en eso ahora, eso fue hace tiempo”. Entonces le contesté: “¿No pensaste en tener un trabajo, quizá en una librería y leer todo el día y quedarte con ella?”. Y él dijo: “Nunca pude. Todo se trató del trabajo”. Para él no hubo nada más importante que eso. Y aunque él tuvo en su vida a todas estas hermosas mujeres, no podía quedarse para siempre con ellas porque de alguna manera él quería seguir anhelando; era uno de sus estados más importantes para poder escribir.
Semana: En una de sus canciones él dice “hice lo mejor”, ¿cree que alguna vez se esforzó por mantener alguna relación?
S.S.: Cuando hablé con algunas de las mujeres claves en su vida ellas siempre decían que él hizo lo mejor que pudo, que él trató de hacer lo mejor. Pero en la canción Hallelujah él dice “Hice lo mejor que pude, no fue mucho” (Risas). En su música y en su poesía él confiesa todas estas cosas. En una conversación importante que tuve que con él acerca de esto me dijo que era porque él trabajaba de una forma muy intensa y determinada, pero nunca estuvo consciente de tener una opción de no hacerlo, de no ser un artista. “Yo sabía lo que tenía que hacer y lo hice todo el tiempo”, decía. Me dijo que se trataba de mantenerse haciendo esto para mantener su cordura. Era casi obsesivo con la idea de entender de qué se trataba la vida y siempre estaba escribiendo acerca de esto. De hecho, siempre llevaba una libreta de notas en su bolsillo. Tuve suerte de que me dejara verlos porque eran ideas en marcha... y lo que podía ver es que trabajar fue su vida. Muchas veces me decía “el trabajo para mi tiene mucha seriedad. No es algo superficial y no quiero ser superficial”.
Semana: Fue esa su forma de salir de la depresión…
S.S.: Él me dijo que la depresión fue un motor que condujo toda su vida. Motor fue la palabra que usó para describirla. Estar borracho, drogado, estar trabajando, estar con una mujer o solo tener sexo eran una forma para tratar de silenciar su depresión. Era una depresión muy seria, no se trataba solo de tristeza, era un dolor interior tan intenso que lo llevaba casi al suicidio. Él me decía que había días en que se despertaba y se preguntaba “¿qué voy a hacer para soportar este día?” y tuvo esta depresión la mayoría de su vida, solo hasta el final pudo superarla.
Semana: El último álbum de Cohen fue entendido como su mayor reflexión de la muerte, ¿usted lo leyó de la misma manera?
S.S.: Leonard estaba diciendo “estoy listo para morir” mucho antes de escribir You want it darker. Él siempre trató de estar listo para morir. Siempre estuvo hablando de la muerte, en su canción If it be you will le hablaba a Dios diciéndole Si es tu voluntad no hablaré más. Mi voz estará como estaba antes... Lo que quiero decir es que él siempre se estaba hablando a sí mismo y a Dios. Estaba tratando de entender cosas tan complejas como qué es la vejez. En los 80 cuando él hizo Tower of song dice Bueno, mis amigos se han ido y mi cabello es gris, me duele en los lugares donde solía tocar. Él tenía esa clase de reflexiones desde hace muchos años. Por supuesto que al final de su vida estuvo muy enfermo. Tenía cáncer terminal y él estaba soportando mucho dolor y estaba consciente de que iba a morir y era razonable. Pero fue una persona que siempre estuvo consciente de su muerte.
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Semana: Usted está escribiendo un libro de poesía y al final hay uno que está dedicado a Leonard Cohen. Usted dice que “es su forma de decir adiós”, ¿de qué se trata?
S.S.: Yo estaba muy afectada cuando me enteré de su muerte. Aunque yo era consciente de su enfermedad pensaba que él iba a vivir por siempre… Cuando estaba escribiendo los poemas había uno muy influenciado por una canción Joan of arc y pensé que era un poema para él. Habla también de cómo me sentía cuando estaba en la habitación entrevistándolo, cómo era eso de que siempre me estuviera haciendo bromas. Él amaba reír y hacía reír a otros. Cuando uno lo ve vestido de blanco y negro, con este sombrero negro, siempre tan elegante, como es tan común en la comunidad judía, uno piensa que puede ser muy serio, pero era muy divertido. A pesar de su depresión era muy divertido, todos los que lo conocen sabían esto. Podía estar discutiendo cosas serias y hablando de esta forma encantadora pero siempre tenía algo gracioso para decir… Entonces en mi poema hablo de eso, de sus bromas que eran un poema.
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Una selfie que Leonard Cohen tomó al lado de su biógrafa Sylvie Simmons en una de las entrevistas para Soy tu hombre: la vida de Leonard Cohen. Estaban en casa del artista en Los Angeles. Foto: Cortesía Sylvie Simmons.
Semana: Cuando le dieron el Nobel a Bob Dylan varios decían que se lo merecía Leonard Cohen. ¿Usted qué opina de esa discusión?
S.S.: Hay una historia que Leonard me contó a principios de los años 80 cuando él estaba trabajando muy duro. Leonard fue a París con su novia para un concierto de Dylan. Y después del concierto se encontraron y estuvieron hablando de sus últimos trabajos. Leonard decía que estaba encantado de haber escrito If it be you will y Dylan le decía que le gustó mucho Hallelujah, que esa canción tenía una especie de resonancia en él. Leonard recordó que le había dicho a los periodistas que le tomó 2 años porque le daba pena decir que en realidad fueron cinco. Luego le preguntó sobre I and I —una canción de Dylan del álbum infidels que Leonard realmente amaba—. Y Dylan le contó que escribirla le tomó solo 15 minutos (Risas). Así que son dos personas muy distintas. Dylan es tan genial que en unos momentos puede hacer un trabajo maravilloso y lo que hace Cohen es el producto de estar trabajando durante mucho tiempo. Él me decía que era su forma de ser “honesto”.
Los que se pusieron a discutir esto son unos jovencitos tontos y yo no voy a entrar en una discusión como esa. Dylan es grandioso y Cohen es grandioso. Ambos son igual de grandes pero su trabajo y su mensaje es distinto. Yo no podría decir cuál de los dos es mejor. Ambos están en la categoría de la grandeza, por eso decir si Dylan merecía más el premio que Cohen, o al revés, es inoficioso.
Semana: Usted estuvo en el Hay Festival de Cartagena en 2015 presentando la biografía de Leonard Cohen y compartiendo algunas canciones de él. También estuvo en una Feria del Libro de Bogotá, ¿cuándo va a volver para presentarnos sus propias composiciones y su libro de poesía?
S.S.: Cuando fui a Colombia quedé enamorada del lugar y de la gente. Hice algunos amigos y pasé un tiempo maravilloso. Este año no se va a publicar el libro así que no veo que haya alguna razón para que alguien me invite a algo, pero si hay alguna razón yo iría encantada. Sería maravilloso. Espero que el libro salga en 2018 y así pueda tener una excusa para ir. Otra cosa que estoy haciendo es un libro sobre Debbie Harry, quien está haciendo sus memorias y me pidió que colaborara con ella. Aunque es un libro de ella acepté porque también es una persona fascinante y pasé mucho tiempo tratando de estar en la cabeza de Leonard Cohen así que quiero volver a estar en la cabeza de una mujer. (Risas)
*Periodista de Revista Semana.