Religión
Esta es la oración que se debe hacer en la mañana para tener amor propio
El amor propio es fundamental para la salud mental de todo ser humano.
El amor propio es una expresión que se ha puesto muy de moda en los últimos años, ya que se considera que una persona debe aprender primero a amarse así misma antes que a cualquier otra persona. Sin embargo, esto no es tan sencillo como parece. Muchas personas no pueden apreciar con facilidad sus aspectos positivos y terminan convirtiéndose en sus propios enemigos.
Para las personas que no pueden lograr esto, existe una oración que se debe hacer todas las mañanas antes de encarar las labores diarias, para pedirle a Dios por sabiduría, buenos pensamientos y amor propio. El portal especializado en temas religiosos Unidos en Oración afirma que esta oración permitirá que las personas puedan entablar comunicación con Dios y así pedir por amor propio.
Oración por amor propio
Querido Padre lleno de amor y de bondad, un día nuevo se levanta en mi vida y te doy gracias por ello. Tú conoces mi corazón, Señor, sabes el amor que hay en mí para Ti, Dios omnipotente, para mis seres queridos, e incluso, el amor que hay para mí mismo. Tú conoces mis heridas y mis dificultades, es por ello que hoy me postro ante tu Santa presencia.
Permíteme encontrar un refugio en tu corazón, Señor, permíteme encontrar en Ti la razón de mi vida y de mi amor. Tú me hiciste a tu imagen y semejanza, es por ello que soy un ser humano único y especial, pero bien sabes que no siempre me siento así, que a veces mi amor propio parece esfumarse y me siento solo, vacío y sin valor, olvidándome de que soy importante porque provengo de Ti.
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Quiero pedirte en este día, mi Dios precioso, que me ayudes a amarme a mí mismo tal y como soy, con mi manera de ser, de pensar y de actuar, que me ayudes a querer mi físico, mi rostro, mi cuerpo y cada parte de mí, pues, aunque sé que ante los ojos del mundo no pueda ser perfecto, sé que para ti lo soy porque Tú me has creado con mucho amor.
Ayúdame a valorar mi cuerpo que es el templo que Tú me regalaste, a amar cada espacio que hay en mí, a saber y reconocer que soy importante, que soy especial que, aunque haya muchas personas alrededor mío, yo sigo siendo una persona única, pues no hay nadie como yo. Ayúdame a entender, Señor bendito, que, si Tú me amas por lo que soy, debo amarme yo también.
No dejes que los comentarios malintencionados me desanimen y me hagan creer que no soy especial. Ayúdame a hacer oídos sordos, de las palabras necias, de los insultos de aquellas personas que solo quieren verme herido y con sufrimientos a cuestas. Por favor, mi Dios, ayúdame a ser fuerte con mi propio amor, pues si aprendo a querer mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón, seré capaz de valorarlo, respetarlo y, sobre todo, de defenderlo.
No permitas que me hunda en mis propios pensamientos, Señor, en pensamientos negativos de odio hacia mí mismo, porque eso no es de Ti. Ayúdame a valorarme a mí mismo, a amarme tal y como soy, pues de esa manera seré capaz de amar de a los demás, seré capaz de amar a mi prójimo e imponer el respeto que mi vida realmente se merece.
Santo Padre celestial, ayúdame a crecer en el amor hacia mí mismo, que jamás vuelva a pensar que no valgo la pena, que soy poca cosa o que existen mucho mejores personas que yo. Ayúdame a ser feliz con la persona que soy, que pueda ser fuerte e independiente, que pueda aceptarme completamente y amarme de la misma forma en que Tú lo haces.
Que las opiniones de los otros no me afecten, mi Dios, pues he de saber que solo importa lo que Tú pienses de mí, porque eres el que me juzga, pero también el que me muestra el camino que debo seguir, el que guía mis pasos y está conmigo constantemente. Toma mi corazón, Señor, y llénalo de perdón, de perdón conmigo mismo, pues muchas veces me vi limitándome a mí mismo por no saberme amar.
Limpia mi mente de esos pensamientos recriminadores, de esos pensamientos llenos de odio, de vergüenza y humillación para conmigo mismo. No permitas que mi mente vuelva a caer en aquel agujero de pensamientos que no me llenan, sino más bien, me hacen sentir mal.
Señor mío, bendito, que estos cambios en mis pensamientos, en mis sentimientos y en mi forma de sentir mi amor propio, puedan influir en mi manera de amar a mi prójimo, en mi forma de respetarlo y de darle el lugar que se merece con la dignidad humana de la que Tú nos has dotado.
Mi precioso Dios, qué bonito es sentir que Tú trabajas en mi vida, que Tú pones tu amor en mi corazón y que ahora puedo ser una nueva persona, llena de amor por sí misma, por el prójimo y por todas las criaturas de tu Creación maravillosa. Gracias por darme esa dicha, mi Dios y gracias porque me das una nueva oportunidad para ser feliz conmigo mismo.
Me quedo contigo, Señor mío, porque sé que me escuchas, porque sé que estás conmigo guiando mis pasos y enseñándome a amarme a mí mismo. Gracias porque eres bueno, porque tu misericordia es grande y porque día a día me regalas la oportunidad de salir adelante siendo quien soy. Todo esto te lo pido y agradezco, en el precioso nombre de Jesús, Amén.