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Este es el poderoso salmo 35 para combatir la brujería

Según National Geographic, las prácticas con fines ‘maliciosos’ datan de hace miles de años.

Redacción Cultura
19 de octubre de 2023
La palabra salvación significa la liberación espiritual.
La palabra salvación significa la liberación espiritual. | Foto: Getty Images

La guerra contra el mundo espiritual es algo a lo cual temen numerosos creyentes: ser víctimas de acciones ‘conscientes‘ para perjudicarles. Esto, para ellos, puede verse traducido de diferentes maneras, como en adversidades económicas, problemas en el hogar, enfermedades o padecimientos de diversa índole.

Esto, en la jerga popular, se suele asociar con la brujería, también denominada ‘magia negra’, que no es otra cosa que el conjunto de prácticas mágicas para hacerle daño al otro. Este tipo de prácticas data de hace miles de años. Incluso, de acuerdo con National Geographic, ya se utilizaba en el antiguo Egipto para atacar a los enemigos.

Angustia
Cuando se siente angustia hay que orar con devoción absoluta. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Desde la creencia religiosa, las Sagradas Escrituras se convierten en la fuerza y herramienta más importante para combatir el mal mediante el poder de Jesús. Church of Jesuschrist (la Iglesia de Jesucristo) comparte el salmo 35, con el cual se clama al ser supremo para ser liberado de las acechanzas de quienes buscan el mal.

¿Qué dice el salmo 35?

Contiende, oh Jehová, con los que contra mí contienden; combate contra los que me combaten.

Echa mano al escudo y al pavés y levántate en mi ayuda. Y saca la lanza, cierra el paso a mis

perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación. Sean avergonzados y confundidos los que

buscan mi vida; sean vueltos atrás y sean avergonzados los que mi mal intentan.

Hombre orando en la mañana.
Salmo para pedir ser librado del enemigo. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Sean como el tamo delante del viento, y el ángel de Jehová los acose. Sea su camino tenebroso

y resbaladizo, y el ángel de Jehová los persiga, porque sin causa escondieron para mí su red

en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mi alma. Venga sobre él la ruina sin que lo sepa,

y la red que él escondió lo prenda, caiga en ella con ruina. Y mi alma se regocijará en Jehová;

se regocijará en su salvación. Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al

pobre del más fuerte que él, ¿sí, al pobre y menesteroso del que le despoja?

Se levantan testigos falsos; de lo que no sé, me preguntan; me devuelven mal por bien,

para afligir a mi alma. Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno

mi alma y a mi pecho mi oración volvía. Como por mi amigo o como por mi hermano andaba

yo, como el que está de duelo por la madre, cabizbajo andaba yo. Pero ellos se alegraron en mi

tropiezo y se juntaron; se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo sabía;

me despedazaban sin cesar; como profanos burlones en una fiesta, hicieron rechinar contra mí

sus dientes. Oh Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones y mi vida

de los leones. En la gran congregación te daré gracias; te alabaré entre numeroso pueblo.

A lo largo de los años, la fe a San Cayetano ha perdurado de múltiples maneras.
La Biblia es una herramienta poderosa para enfrentar el mal. | Foto: Getty Images

No se alegren de mí los que injustamente son mis enemigos ni los que me aborrecen sin causa

guiñen el ojo, porque no hablan paz, y contra los mansos de la tierra traman engaños.

Y ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ajá, ajá, nuestros ojos lo han visto! Tú lo has visto,

oh Jehová; no calles; oh Señor, de mí no te alejes. Muévete y despierta para hacerme justicia,

para mi causa, Dios mío y Señor mío. Júzgame conforme a tu justicia, oh Jehová, Dios mío,

y no se alegren de mí. No digan en su corazón: ¡Ajá, ya lo tenemos! No digan: ¡Le hemos devorado!

Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza

y de ignominia los que se engrandecen contra mí. Canten y alégrense los que están a favor

de mi justa causa, y digan siempre: Sea ensalzado Jehová, que se deleita en la paz de su siervo.

Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.