Oración
Evangelio del día: palabra de hoy, viernes 20 de octubre
La oración para quienes son devotos a Dios, es indispensable.
Los creyentes en Dios diariamente buscan escuchar su Palabra, para poder dirigir sus decisiones, especialmente en estos tiempos en que la realidad se torna de manera tan compleja.
Por ello, muchas personas cada día leen la Biblia, porque el santo libro tiene consejos para la vida y brinda consuelo cuando las cosas no están bien.
Así también, brinda algunas formas de dirigirse en la vida, siempre depositando la confianza y la fe en Dios, así como obedeciéndole y siendo fiel a Él, aunque se presenten dificultades como ocurrirá siempre, pues los problemas no han de faltar.
Santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo. ¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”.
En el caso de los cristianos católicos, además de leer el Santo Evangelio, se lee el Salmo responsorial, que para este viernes, es el Salmo 31:
1. En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
2. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
3. Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
4. Sácame de la red que han escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.
5. En tu mano encomiendo mi espíritu;
6. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.
7. Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.
8. No me entregaste en mano del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.
9. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.
10. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
11. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven fuera huyen de mí.
12. He sido olvidado de su corazón como un muerto;
He venido a ser como un vaso quebrado.
13. Porque oigo la calumnia de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
Mientras consultan juntos contra mí
E idean quitarme la vida.
Digo: Tú eres mi Dios.
15. En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
16. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.
17. No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol.
18. Enmudezcan los labios mentirosos,
Que hablan contra el justo cosas duras
Con soberbia y menosprecio.
19. ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
20. En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
21. Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
22. Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos;
Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
23. Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
A los fieles guarda Jehová,
Y paga abundantemente al que procede con soberbia.
24. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro corazón.