Cultura
Evangelio del día y oración a Dios para el viernes 15 de septiembre
Se puede predicar en algún momento del día.
El evangelio es un conjunto de libros que vienen en el Nuevo Testamento y narran la vida, las enseñanzas y los milagros de Jesucristo. Los cuatro libros que lo forma son de los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
En cada celebración eclesiástica es de costumbre compartir con los creyentes uno o varios capítulos. Estos fueron escritos en amareo y en griego, en donde la mayor parte de los envangelistas eran pescadores o de clase humilde.
Para la fe de los cristianos, el evangelio no solo significa la palabra de cuatro libros que relatan la vida y el sacrificio de Jesús para ofrecer a la humanidad salvación, sino que es una forma positiva de transformar cada individuo cuando escucha la palabra de Dios.
La Biblia es, considerada por los cristianos, como la guía para comprender los mensajes de Dios. De acuerdo con el escenario web Bibliaon, este importante libro religioso es sumamente necesario para nutrir la espiritualidad y el corazón.
Para ello, se mencionará el evangelio y la oración para el día viernes, 15 de septiembre, el cual la puede leer en cualquier hora y lugar:
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”.
Oración a Dios
“De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”, (Jn 3,14-15).
Este es el cambio radical, ha llegado a nosotros la serpiente que salva: Jesús, que, elevado sobre el mástil de la cruz, no permite que las serpientes venenosas que nos acechan nos conduzcan a la muerte.
Ante nuestras bajezas, Dios nos da una nueva estatura; si tenemos la mirada puesta en Jesús, las mordeduras del mal no pueden ya dominarnos, porque él, en la cruz, ha tomado sobre sí el veneno del pecado y de la muerte, y ha derrotado su poder destructivo.
Esto es lo que ha hecho el Padre ante la difusión del mal en el mundo; nos ha dado a Jesús, que se ha hecho cercano a nosotros como nunca habríamos podido imaginar: “A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro”, (2 Co 5,21).
Esta es la infinita grandeza de la divina misericordia: Jesús que se ha “identificado con el pecado” en favor nuestro, Jesús que sobre la cruz, podríamos decir se ha hecho serpiente” para que, mirándolo a él, podamos resistir las mordeduras venenosas de las serpientes malignas que nos atacan. Amén.